*JUNGKOOK🏒

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Todo el equipo de hockey entra por la puerta y se encamina directamente al mueble bar.

Espero hasta que Russ pasa por delante de mí para agarrarle del brazo, deteniéndolo en seco.

—A mi habitación. Tres, nueve, nueve, tres.

Pone cara de vergüenza y se le escapa una risita nerviosa.

—No eres mi tipo, capi.

Le aprieto más fuerte cuando intenta escabullirse con el resto de los jugadores, que se están repartiendo las cervezas en el salón. 

—Ha sido un día largo de cojones. No me obligues a hacer esto delante de todo el equipo.

Se le hunden los hombros en señal de derrota, y empieza a subir las escaleras como un colegial castigado, con la cabeza gacha. En realidad, ahora mismo es literalmente un colegial castigado.

Compartir la pista de hielo antes del comienzo de la temporada es una puta pesadilla logística, por no hablar de cuando nos toque jugar partidos en casa. «Mierda». Siento las primeras señales de una migraña y ni siquiera hemos organizado los horarios todavía.

El patinador rubio parecía furioso. Me sorprende que no se le haya saltado una vena de la frente cuando su entrenadora le ha dicho que no se preocupara. He intentado poner la oreja, lo que no ha sido muy difícil porque el hombre no hacía más que pegar gritos. A mí me dan ganas de hacer lo mismo cuando pienso en «no preocuparme», así que al menos tenemos algo en común.

Su novio parecía totalmente impasible; quizá pueda ayudarla a tranquilizarse, o quizá no, teniendo en cuenta cómo le ha apartado el brazo.

Es bastante gracioso. Enseguida se ha puesto a vacilarme, con la cabeza alta, pero creo que le he caído bien. Unos minutos antes parecía claramente al borde del llanto. Espero que acepte la oferta y venga a tomar algo para poder entablar algún tipo de amistad. Creo que facilitará la situación.

Decido dejar a Russ solo durante veinte minutos para ver si le corroe la culpa, y que así no me cueste sonsacarle lo que ha pasado. Estará arriba escuchando las risas y las bromas de los demás, sin darse cuenta de que precisamente se están riendo por la mierda de temporada que tenemos por delante.

Me dan bastante lástima. Tanta que ni siquiera voy a echar a los novatos mientras ahogan sus penas en alcohol. Me siento en la obligación de dar un discurso motivacional o algo así, para animarlos, pero primero necesito saber exactamente cómo ha pasado todo esto.

Russ está sentado en la silla de mi escritorio, dando vueltas, cuando al fin subo a la habitación. Espero que haga algún comentario sarcástico, que se queje por haber tenido que esperarme tanto —algo que yo habría hecho cuando era un creído de mierda—, pero no dice nada. Se queda en silencio, sentado, a la espera de que yo mueva ficha primero.

—¿Por qué lo has hecho? —Él se frota las manos y apoya los codos en las rodillas. Está incómodo. Tiene la cara pálida y parece más enfermo que otra cosa—. Tío, no puedo ayudarte si no me dices cómo.

—Yo no he hecho nada.

Me paso la mano por la cara, intentando no perder la paciencia.

—Sé que has hecho algo, y no puedo arreglarlo si no me lo cuentas.

Cuando empecé a jugar al hockey en Maple Hills, nuestro capitán era un gilipollas y todo el mundo lo odiaba. Nunca me había imaginado que acabaría siendo capitán, pero siempre supe que si ocurría, no sería como él. Russ procede de un entorno familiar de mierda, y sé que no se ha partido el lomo durante varios años para luego llegar aquí y que lo traten igual.

AMOR EN HIELO (KOOKV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora