*JUNGKOOK 🏒

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Hay una mano junto a mi polla y no es mía.

Está dormida, roncando a pleno pulmón con la mano apoyada en mi cintura, metida dentro de la goma de mis calzoncillos. La retiro con cuidado y la examino: uñas de gel, anillos de Cartier y un Rolex en la esbelta muñeca. «¿Y esta quién coño es?».

Incluso después de la noche de locura y vete tú a saber qué más, sigue oliendo a perfume caro, y está tumbada detrás de mí con la melena rubio platino esparcida sobre mi hombro.

No debería haber ido a la fiesta anoche, pero Benji Harding y el resto de los chicos del equipo de baloncesto son unos cabrones muy persuasivos. Por mucho que me guste hacer de anfitrión de las fiestas, no hay nada mejor que ir a casa de otro y luego volver a la tuya y que no haya ningún caos.

A menos que estés hablando de este tipo de caos. El caos de encontrar a una mujer en tu cama y no poder recordar quién narices es.

La parte sensata de mi cerebro me dice que me dé la vuelta para mirarla, pero la parte que conoce bien todas las movidas en las que me he metido se empeña en recordarme que el Jungkook borracho es un gilipollas.

A esa parte de mi cerebro le preocupa seriamente que sea la hermana de alguien o, lo que es peor, la madre de alguien. 

—¿Te puedes estar quieto? ¡Qué obsesión tienen los putos deportistas con madrugar!

Esa voz. Esa era la voz que no quería identificar.

«Me cago en todo».

Me doy la vuelta despacio para poder confirmar mi mayor miedo: que anoche me acosté con Kitty Vincent.

Efectivamente.

Parece tranquila mientras intenta volverse a dormir; tiene las facciones suaves y delicadas, los labios sonrosados y fruncidos. Está tan calmada que nadie diría que es una absoluta zo...

—¿Por qué me miras fijamente, Kook? —Abre los ojos de pronto y me desintegra con una sola mirada, como la bestia que es.

Kitty Vincent es el peor ejemplo de niña rica con la tarjeta de crédito de papá siempre disponible, una subespecie de mujer de la UCMH en la que me he hecho experto. Experiencia que he obtenido a base de acostarme con casi todas y todos... si soy bisexual.

Salvo con esta.

No debería haberme acostado con esta.

No tiene nada de malo físicamente. La verdad es que es un pibón. Pero como ser humano es absolutamente terrible.

—¿Estás bien? —pregunto con cautela—. ¿Necesitas algo?

—Necesito que dejes de mirarme como si nunca hubieras visto una mujer en bolas en tu cama — suelta mientras se incorpora para apoyarse en el cabecero—. Los dos sabemos que ya has visto a unas cuantas, y me estás dando mal rollo.

—Es que estoy flipando, Kit. Eh... No me acuerdo de lo que pasó...

Recuerdo estar en la fiesta e intentar que Summer Castillo West me diera su número, y que por desgracia me rechazara por cuarto año consecutivo. También recuerdo que perdí al beer pong contra Danny Adeleke, cosa que preferiría no recordar, pero sigo sin saber muy bien cómo ocurrió esto.

—Joder. Un momento, ¿tú no estabas saliendo con Danny?

Ella me mira con cara de hartazgo, se estira para coger el bolso que hay al lado de la cama y suelta una maldición cuando se da cuenta de que se le ha quedado el móvil sin batería. Se aparta el pelo de la cara y por fin me mira. Jamás había visto a una mujer tan cabreada en toda mi existencia.

AMOR EN HIELO (KOOKV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora