*JUNGKOOK 🏒

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A veces no sé para qué tengo el cerebro. Es humillante, y admito que me merezco el vacío que está a punto de venírseme encima. Soy un gilipollas integral. Probablemente el mayor gilipollas de todos los tiempos. ¿Qué clase de persona tiene a un hombre a su lado, al hombre con el que lleva semanas soñando y, cuando él le pide condones, él dice que no van a follar?



No podría haber elegido un momento más vulnerable para rechazarlo, pero no lo hice a propósito. Espero que lo entienda. De todos modos, le he hecho daño igualmente, aunque fuera con la mejor intención.


Estaba borracho y me puse celoso cuando intentó abrir mi dormitorio con el código de Hyung Sik. La he cagado por puro orgullo.



«Muy bien, Jeon».


Quería enseñarle que no solo lo deseo cuando voy borracho, lo deseo todo el rato. Me gusta su carácter, quiero conocerlo, pero la he cagado del todo.



No me di cuenta de que se había ido hasta que me di la vuelta en la cama para abrazarlo, medio dormido. Obviamente esperó a que me quedara frito, y no lo culpo.


Llevo llamándolo desde que me desperté, pero me salta el buzón de voz constantemente. Me dio su teléfono anoche y casi muero del shock. Después de correrse estaba mimoso, somnoliento y dócil, acurrucado en mi regazo, balbuceando tonterías, haciéndome mil preguntas y mirándome con esos ojos azules enormes.



Saqué el teléfono del bolsillo para mirar la hora y murmuró algo sobre que no tenía ganas de ver todos los nudes que me mandaban. Lo desbloqueé y se lo di, diciéndole que hiciera lo que quisiera, y entonces fue a los contactos e introdujo su número.


—¿Cómo me guardo?



—Con tu nombre suele ser una buena opción —dije.


Soltó una risita y repiqueteó en el teléfono.



—Mmm... Eso es un coñazo... Quiero ser... El buenorro del Uber... No, eso es muy largo. Zorra del Uber. Perfecto.


No pude reprimir una carcajada.



—No te creo, Taehyung —dije, mientras el metía el nombre, tan feliz.


Así que ahora lo tengo guardado como Zorra del Uber.




ZORRA DEL UBER




Contesta, Tae




Por favor


Contesta al teléfono o voy a cambiarte el nombre



Tendrás que ser algo coñazo, tipo TaeTae o Taehyung


Ya no serás Zorra del Uber



Espero que no fueras tan pedo como para haberte olvidado de esa conversación


Lo último que quiero es que piense que lo estoy llamando zorra.





Después de pasarme una hora mirando al techo fijamente sin recibir ni una sola respuesta o llamada, por fin salgo de la cama.




Mingyu, SeoJoon y WooShik están comiendo en la cocina cuando por fin bajo la escalera; tienen pinta de llevar encima una resaca monumental, pero se están riendo. Bueno, hasta que yo aparezco y WooShik entrecierra los ojos.


—¿Se te ha quedado la cama fría, Jeon?


Me paso la mano por la cara y me arrastro torpemente hacia ellos. Apoyo los codos en la isla de la cocina y me preparo para la tortura.


—Ya, Shik, ya. ¿Cómo te has enterado? Ni siquiera has ido a tu casa.


—Porque vimos cómo se intentaba escabullir con tu camiseta, como una hora después de que subieran.


Por una vez, Mingyu y SeoJoon no dicen ni mu; solo miran a sus boles de cereales como si fuera lo más entretenido que han visto en su vida.


—Llevo un rato llamándolo, pero no ha respondido. ¿Cuál es su piso? Voy a ir para allá.


—¿Te has dado un golpe en la cabeza, capitán? Está arriba. —Coge la taza de café y se la lleva a los labios, mirándome por encima del borde—. No iba a dejar que se metiera en un Uber borracho y vestido solo con una camiseta. Ha dormido en el cuarto de Yoongi.


—¿Y Yoongi dónde? —pregunto con toda la calma que puedo.


—Ni idea, probablemente a su lado. —Me dedica una sonrisa enorme, casi siniestra—. Aún no han bajado. Ya sabes lo que dicen de cómo se levantan los hombres cada mañana. Pero Yoongi es muy cariñoso, siempre les pasa a los tímidos, ¿sabes? Lo tratará muy bien.


Todavía puedo oír sus carcajadas cuando estoy a mitad de la escalera, con demasiada resaca como para subir corriendo.


—¡Ni puta gracia, WooShik!


El cuarto de Yoongi está al lado del mío, así que el hecho de no haber escuchado ni un ruido es buena señal. Llamo a la puerta y espero a que alguien me diga que pase. Ahora que estoy justo al otro lado, lo oigo reírse. Vuelvo a llamar, pero nadie contesta.


«A tomar por culo».


Introduzco cuatro ceros, porque a Yoongi le da miedo quedarse atrapado fuera de su cuarto y no poder coger sus cosas.


Taehyung está debajo de las sábanas, con la cara limpia, el pelo mojado y una taza de café entre las manos. Se está riendo de algo que ha dicho Yoongi, pero cuando me ve cambia el gesto y pone una sonrisa forzada.


Para mi alegría, Yoongi está en un colchón en el suelo a medio hinchar. Nos mira y se levanta.


—Voy a desayunar algo.


Pasa de largo a mi lado, incómodo, y cuando oigo que ya está en la escalera, me meto en la habitación y me siento a los pies de la cama. Taehyung se incorpora y apoya la espalda en el cabecero. Sigue con mi camiseta puesta y, joder, está precioso.


—Tae, lo siento.


Vuelve a poner la misma sonrisa forzada.


—No hace falta que me pidas disculpas, Kook. Puedes echarte atrás en cualquier momento. Nunca me enfadaría contigo por cambiar de opinión. —Respira hondo y se estira para dejar la taza en la mesilla de noche—. Yo solo...


—Tae, para —interrumpo, acercándome a el—. Me alegro mucho de que digas eso, y tienes razón, pero no es el caso. No estaba echándome atrás, solo estaba celoso. —Dios, me siento como una mierda al admitir esto—. Creía que si follábamos, esta mañana te despertarías y desaparecerías. Odio que te enfades conmigo, y cada vez que consigo romper la puta coraza de hielo que tienes, pasa algo y vuelvo a la casilla de salida.


Escucha todo lo que digo: sin discutir, sin poner caras, sin insolencias.


—Llevo muy mal el rechazo —dice con suavidad—. Nunca se me ha dado muy bien, desde pequeño. Anoche me sentí rechazado y abrumado. Solo quería que nos liáramos, y tú empezaste a decir que no querías compartirme. —Se revuelve en la cama mientras juguetea con las puntas de su pelo, y me parece que esto lo violenta bastante—. Tengo la impresión de que tú buscas una relación, o algo más de lo que yo te ofrezco. Me atraes mucho, Kook, pero apenas nos conocemos. Perdona por haberme ido, pero no estaba cómodo y necesitaba salir de esa situación.


Tiene razón. Me gusta y ni siquiera he tenido en cuenta lo que él quiere.


—Me gusta que sepas expresar tus sentimientos.


Se ríe y se lleva las rodillas al pecho, metiéndolas por debajo de la camiseta para hacerse un ovillo.


—He ido muchísimo a terapia. Me ha costado muchos años poder decir: «Llevo muy mal el rechazo». Al doctor Andrews le encantará saber que soy capaz de aplicarlo a situaciones de la vida real.


—Serás su paciente estrella. Escucha, siento mucho que te sientas rechazado. No era mi intención.


—Esto es incomodísimo. Solo quiero follar contigo, Kook, no montar un drama. Para ser sincero, no me mola mucho ese rollo de la exclusividad. No me gusta el compromiso. No tengo tiempo. Mi horario ya está a tope.


No podría haber sido más directo y claro. No me ha gustado nada, a excepción de la parte en la que ha dicho que quiere follar conmigo, eso obviamente sí, pero no puedo decir que no se haya expresado.


—Entendido, Kim, ha quedado claro. Compromisofobia, lo pillo. Y para que conste, ya estamos en el mismo punto; puedes follarme cuando quieras.


—Ay, Kook —ronronea de la forma más tierna y condescendiente que existe, lanzándome una mirada de oreja a oreja—. Ya no estoy borracho. Has vuelto a la lista negra, amigo. Me plantearé sacarte de ahí cuando me devuelvas mi pista de hielo.


—Pensaba que estábamos en periodo de prueba. ¿Cuándo se convirtió en una lista negra? ¿Al menos estoy en lo alto de la lista? ¿Soy el número uno?


—Claro que eres el número uno.


Ser el número uno de la lista negra de Tae es el trabajo más fácil que he tenido nunca.


Esta semana hemos entrenado todos los días antes que él y Aaron por no sé qué mierda de que Brady les hace «aprender de sus errores en el campeonato regional».


El problema es que todos los días de esta semana hemos empezado y terminado tarde por culpa de Faulkner y sus broncas. Y lleva toda la semana mirándome en silencio, cruzado de brazos, con mirada asesina.


—Tae... —intenté decirle cuando salió del hielo y me acerqué a él.


—No empieces, Jungkook, salvo que quieras que te dé una paliza con ese palo de hockey. —Lo dijo con tanta calma que me aterrorizó más que si hubiera gritado, y se me puso la piel de gallina.


Ayer estuvimos ocupados ganando un partido en San Diego, así que tuvo la pista para el solo, pero hoy no creo que salga de aquí vivo. Lo miro de reojo mientras avanzo por la pista. Hoy lleva un conjunto azul pastel, un color suave y delicado, extrañamente inadecuado para alguien con tanta mala hostia.


Aunque no le veo bien el cuerpo, me apuesto cualquier cosa a que se le marcan todas y cada una de sus curvas, así que al menos eso será lo último que vea cuando me asesine.


Lo veo discutiendo con Aaron, lo que me alegra más de lo debido, pero me distrae lo suficiente como para que Mingyu me dé un empujón que me hace chocarme contra las barras.


—Al loro, huevón.


Miro el reloj y veo que ya nos hemos pasado quince minutos. Faulkner ha dicho que no paremos hasta que él lo diga, y mientras Brady no aparezca por ahí dando golpecitos con el pie, está dispuesto a tentar a la suerte.


Me duelen todos los músculos porque nos hace entrenar como si fuéramos putos marines y...


«¿Qué coño hace?».


Taehyung se ha puesto a patinar en mitad de la pista con una mirada de pura determinación, y parece... «¿Está empezando su puta rutina?». Lo van a aplastar. «¿Dónde coño están Aaron y Brady?».


—¡Taehyung, sal del hielo! —Ni siquiera me mira, solo me hace un corte de mangas y sigue mientras los chicos patinan a su alrededor.


Bobby se me acerca.


—Le van a hacer daño, capi. Haz algo.


Taehyung flota de un lado a otro de la pista entre los chicos, y me siento como si intentara cazar a una puta mariposa. Es como un destello azul dando vueltas, volando, imperturbable en medio del peligro. La mitad de los chicos no lo han visto, así que no han reducido la velocidad, y es humillante, pero me está costando cogerlo.


Soy el capitán del equipo de hockey y no puedo con un patinador artístico de un metro sesenta. No sé si lo superaré.


Por fin para un poco para hacer algunas piruetas y yo lo alcanzo y me lo echo al hombro como un saco de patatas, ignorando sus chillidos de horror. Me empieza a dar golpes en la espalda, así que me alegro de llevar la equipación protectora.


No he dicho una palabra, pero sabe que soy yo.


—¡Jeon Jungkook, bájame ahora mismo!


Le agarro con la mano de la parte posterior del muslo para que no se resbale y le doy un apretón.


—Cállate, Taehyung. ¿Quieres hacerte otra herida en la cabeza?


Intenta zafarse de mí, pero lo tengo sujeto con demasiada fuerza, así que lo único que puede hacer es golpearme y, francamente, las he pasado peores.


—¡Deja de decirme que me calle! ¡Bájame, Jungkook! —La ira se filtra a través de cada sílaba, y sé que me espera una buena en cuanto lo baje.


Prácticamente echa fuego por los ojos cuando lo pongo en el suelo detrás de la barrera, a salvo, con las mejillas sonrojadas y los puños cerrados de rabia.


Se lleva las manos al pelo, entrelaza los dedos y sacude la cabeza exasperado, con la respiración agitada. Intento concentrarme en su enfado, no en sus pezones, pero es difícil.


—Taeh...


—Como vuelvas —me clava la mirada y me quedo paralizado en el sitio al oír esa voz peligrosamente grave— a tocarme alguna vez, Jeon Jungkook, me aseguraré de que el único trabajo que consigas en el hielo sea el de conductor de la pulidora. ¿Entendido?


Me muerdo la lengua porque, joder, me muero de ganas de besarlo ahora mismo. Tiene los brazos en jarra, y está buenísimo cuando se enfada conmigo.


—Entendido.


—Se están pasando de la hora y me están jodiendo el horario. ¡Esta noche tengo planes, y voy a llegar tarde como no salgan ya del puto hielo y me dejen practicar!


—¿Qué planes tienes?


Resopla y se cruza de brazos.


—Nada de tu incumbencia.


—¡Jeon! —grita el entrenador, y me vuelvo hacia la pista—. ¡Espabila!


Lo miro una última vez.


—Estás muy guapo hoy.


Abre la boca y la cierra, probablemente porque no esperaba que le dijera eso. Su expresión de rabia empieza a disolverse, se le suaviza la mirada y, casi por arte de magia, en un segundo ya ha desaparecido.


—¡Vete a la mierda, Jungkook! —grita, alejándose de mí.


Me siento como un detective intentando averiguar adónde va esta noche.


—Normalmente los policías usan la palabra «acosador», Kook —me informa Yoongi desde el otro lado del salón. No me extrañaría que él sí supiera adónde va, es probable que le preguntara y él se lo dijese. Así funcionan las cosas entre ellos dos, ¿no?


Saco el teléfono con la esperanza de que se apiade de mí, ahora que está cansado del entrenamiento.


ZORRA DEL UBER



¿Adónde vas esta noche?


¿Quién eres?


Ya sabes quién soy


Creo que te has equivocado de número, lo siento


Mmm, yo creo que no.


¿Vas a una fiesta?


Voy a reunirme con unos motoristas.


Unos enormes.


Llenos de esperma


Tienes buen gusto para las pelis.


Niñato


Te propongo una cosa, Jeon. Si me encuentras antes de medianoche puedes follarme por fin esta «boca tan bonita» que tengo.


Y así dejaré de ser un «niñato caprichoso e impaciente», ¿vale?



Vas a estar guapísimo cuando te meta la polla en la boca


¡Suerte!


A Taehyung le encanta usar mis propias palabras en mi contra, pero ahora me ha dado el incentivo perfecto para saber adónde va.


«Mierda».


Yoongi tiene razón; parezco un acosador.


*COMO CREEN QUE TERMINE ESTE DESAFIO? 😤🤦‍♀️



AMOR EN HIELO (KOOKV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora