Capítulo 14

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De regreso a la jugada.

Sophia
San Francisco, California. EEUU

Por fin en casa después de un largo viaje que terminó hace poco, vuelvo a mi rutina habitual.

Espero recibir respuestas de mis padres, ya que estoy cansada de sus secretos.

Hoy es el día en que descubriré la verdad, porque tras lo que ha sucedido, hay muchas preguntas sin respuesta.

Pero antes que nada, debo ver a Samantha, luego desayunar con mis padres y salir a trabajar; necesito ponerme al tanto de la situación en los hoteles y asegurarme de que Louisa se ponga al día con los retrasos tras la muerte de Arlina.

— Samantha, ¿ya desayunaste? — sigue acostada.

— ¡Sophia! — se levanta y corre para abrazarme — ¿Cuándo llegaste? Te extrañaba.

— Si me sigues apretando así, me vas a dejar sin respiración — ríe y me suelta — hace unas horas llegué, pero estabas dormida, así que decidí dejarte dormir — la lleno de besos — te traje algunos regalos, ahora le digo a la ama de llaves que te los traiga, y algunos otros te los envió Jing Li.

— Viste a Jing Li y no me llevaste — pone cara triste.

— Sí, pero sigue siendo algo cansona, así que no hay mucho que decir de esa controladora, pero sé que muy pronto va a venir, voy a pedir que te traigan el desayuno — doy un beso en la frente — tengo que hablar algunas cosas con nuestros padres y no quiero que estés ahí.

— No me digas que vas a pelear con ellos.

— Voy a hacer el intento — abrazo antes de irme — Te amo, hermana.

— Adiós, también te quiero.

Bajo al comedor, me encuentro con mi padre, aprovecho para tener una pequeña charla, ojalá que no arruine el desayuno.

— Buenos días padre.

— Buenos días Sophia, no supe cuándo llegaste — pregunta mientras lleva su taza de café a la boca, bebiendo un poco de él

— Buenos días señorita Sophia — habla la ama de llaves — ¿desea desayunar?

— Sí, lo de siempre pero con un café sin azúcar y bien cargado Alicia — ella se retira a buscar lo que he pedido — ¿dónde está mi madre? Necesito hablar con ustedes. — pregunto de forma serena para tratar de tener una conversación tranquila con ellos.

— Salió desde la mañana, creo que está en un asunto de una de las fundaciones — sigue desayunando — Si pudiste conseguir la ficha.

— Sí padre, pero necesito saber exactamente qué te dijo el imbécil de Massimo.

— Ya sabes, siempre con sus amenazas, pero esta vez lo veo más decidido a llevarte que las otras veces. Bueno, también no ha podido porque has jugado con su paciencia.

— Perfecto, necesito seguir jugando con la poca que le quedará — sonrío con satisfacción. Eso me dice que está desesperado — Debo ser la pobre inocente e indefensa que cree que soy.

— Sophia, no tuviste problema para conseguir tu ficha.

— No, fue rápido — traen mi desayuno — Alicia, necesito que le subas el desayuno a Samantha. No quiero que esté aquí porque necesito hablar con mi padre a ¡SOLAS!, ¿entiendes verdad? — le hablo a la ama de llaves, remarcando las últimas palabras.

— Sí, señorita. Ya le llevo el desayuno a la niña y no voy a ser inoportuna. Con permiso. — Le señalo para que se retire.

— ¿Qué pasa, Sophia?

La Legión de las DamasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora