La Legión de las Damas

Capítulo 13

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Ceremonia de iniciación

Sophia.

Hago mi entrada triunfal ante mis damas, fichas y peones, todos vestidos con gran elegancia. Nos encontramos en la sección del coliseo de arena, donde hace horas enfrenté a cinco adversarios. La sorpresa se dibuja en los rostros de los presentes al ver que la dama de hierro parece intacta tras la batalla. Tres tronos nos esperan, uno para cada dama, y yo ocupo el centro entre ellas.

A mi izquierda se sitúa la dama de fuego y a mi derecha la dama de hielo; todas somos piezas clave de la Legión, unidas por estrategias, combates y, sobre todo, disciplina. En mi caso, poseo todas esas cualidades, pero lo que realmente me define es mi carácter, el cual da vida a cada una de las nombradas.

Detrás de mí, siempre están mis fichas de confianza: Rose y tía Angélica. Antes contaba con Arlina, pero hoy Louisa ocupará ese lugar. La nueva ficha se presenta, luciendo un vestido que tipo corcel, con el brazo derecho al descubierto, lista para recibir su sello y unirse a nuestra Legión.

— Damas y Caballeros — comienza Muralla — hoy nos reunimos para dar la bienvenida a la nueva ficha de nuestra dama de hierro, quien recientemente demostró su valída en la batalla. Sin más preámbulos, mi dama, esperamos tu autorización para sellar a tu nueva ficha.

Desciendo de mi trono y me acerco a la nueva, que parece asombrada al verme en pie tras el combate. Me coloco frente a ella para que realice su juramento ante la Legión.

— Sabes lo que esto implica en nuestras vidas — le digo, y ella asiente — debes ser leal a la Legión, recuerda que es un juramento de vida o muerte.

— Desde que Arlina me reclutó y me habló de la Legión, supe que sería un desafío arduo, pero no imposible — suspira — y que me fortalecería para hacer justicia, esa que a menudo se le niega a la sociedad.

— Así es Louisa, aunque seamos damas, es nuestro deber proteger a la sociedad de las lacras — asiente — eso implica que estás dispuesta a arriesgar tu vida por la Legión y por el bienestar de todos. 

— Sí, estoy preparada y me siento capaz. 

— Entonces, repite lo que está escrito aquí — Muralla le entrega el juramento de la Legión, grabado en un viejo papiro. 

— Prometo ante mis nuevos hermanos y hermanas de la Legión y de las Damas ser leal a este clan, defendiendo su honor frente a la sociedad, los enemigos y el mundo si es necesario, para proteger la identidad de mis damas, sus fichas y peones. Hoy me declaro y acepto ser la ficha de la Dama de Hierro, comprometiéndome con ella hasta el final de mis días, manteniendo mi lealtad inquebrantable, sin dejarme influenciar por los corruptos ni por los adversarios de las presentes. Aunque debo llevar una vida normal, ante mis damas soy una pieza de combate, dispuesta a permanecer en el tablero de las damas, luchando por la protección de todos y esforzándome por ser de las mejores en la batalla contra quienes amenacen a los inocentes. Juro, mi Dama de Hierro, Fuego y Hielo, serle fiel hasta el último día de mi vida. ¡Lo juro!

— Mientras las damas tenga estrategias, fichas y peones en el tablero para jugar, la Legión de las damas siempre prevalecerá — afirmamos todos al unísono.

— Muralla, es momento de sellar la nueva ficha — ordeno, señalando el sello que debe hacerse.

Regreso a mi lugar mientras Muralla se encarga del sello; entre las fichas, hay una encargada de realizar el tatuaje. Pasan más de sesenta minutos y finalmente mi ficha está marcada para la Legión.