Sasuke se veía bien, más que bien, mientras Sakura con cuidado cortaba sus manzanas y con una brillante sonrisa se las extendía.
El Uchiha las aceptaba, mientras parecía hablar con ella.
Un par de ojos azules observaba toda la interacción, sentía...
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El silencio acompañó al grupo durante todo el regreso a la aldea. Naruto lanzaba miradas ocasionales a Sasuke, notando su ausencia de conexión. También observaba a Sakura, cuya mente parecía estar en otro lugar. Sin embargo, Naruto evitaba comentar nada, no queriendo iniciar una discusión.
Mientras tanto, Sai se mantenía absorto en su dibujo, con el pincel y la libreta siempre a mano. Naruto sentía curiosidad por ver su trabajo, pero respetaba la distancia de su compañero y su limitada interacción social. No quería molestarlo o hacerlo sentir incómodo, especialmente porque le agradaba Sai y deseaba ser su amigo, a pesar de las dudas de Shikamaru.
Al avistar la entrada de la aldea, Naruto se adelantó con entusiasmo, pasando de largo a los guardias, quienes le dirigieron una mirada indiferente. Con una sonrisa, Naruto se acercó a la torre del Hokage, sosteniendo el pergamino de Gaara en su mano.
No lo había leído, tal como le había prometido a Gaara. Saludaba a los ninjas en la entrada y vio salir a Shizune. Naruto se acercó y le dio un abrazo de sorpresa. Shizune lo abrazó fuertemente.
-Naruto, que bueno es volver a verte, después de que llegaste te fuiste de misión y no te vi -dijo ella al separarse, y Naruto le devolvió una sonrisa radiante.
-He estado muy ocupado, Shizune-san, la vida del ninja es ocupada -declaró él con voz seria y una pose también seria.
Shizune esbozó una sonrisa pícara y le despeinó el cabello.
-Ajá, Naruto, ajá, ahora te veo después -se despidió con una sonrisa y salió apresurada de la torre Hokage.
Naruto la quería mucho, ella era casi una hermana mayor. Además, estaba muy agradecido por la cosa que le dio antes de salir de la aldea hace cuatro años. Recuerda que en el momento que lo vio estaba tan confundido, pero después investigó.
Negó con la cabeza, no era momento de ponerse melancólico. Así que siguió corriendo por la torre Hokage, abrió de golpe la puerta de la oficina de su abuela. Y no estaba sola.
Naruto se sonrojó hasta la raíz del cabello, su sonrisa iluminando la habitación. La Hokage estaba acompañada del líder del clan Nara y con Shikamaru.
Quien lo estaba mirando claramente acostumbrado a las escenas de Naruto. Quien, en cambio, les dio una sonrisa de disculpas.
Era la primera vez que el rubio podía ver tan cerca al papá de Shikamaru; siempre oía hablar de él y lo vio en algunas raras ocasiones, pero de muy lejos. Y ahora estaba en la misma habitación en la que había entrado como si fuera su casa.
-Yo...esten...-intentó hablar, pero seguía totalmente avergonzado y jugaba con el pergamino en su mano.
-¡Mocoso! ¿No puedes tocar la puerta? -le gruñó la Hokage con una mano en su frente.
Shikamaru no se inmutó, es más, estaba completamente sereno y aburrido. Naruto quería voltear los ojos en su dirección.
-Perdón, Obaa-chan, no volverá a pasar -declaró con la voz muy seria. E inclinó la cabeza para afirmar su seriedad.
