Sasuke se veía bien, más que bien, mientras Sakura con cuidado cortaba sus manzanas y con una brillante sonrisa se las extendía.
El Uchiha las aceptaba, mientras parecía hablar con ella.
Un par de ojos azules observaba toda la interacción, sentía...
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Shikamaru quería mantener la calma.
De verdad lo intentaba, porque cuando Tienes de mejor amigo a Naruto lo primero que tienes que hacer es tener paciencia.
Suspiró con fuerza y caminaba de un lado a otro. Naruto estaba sentado en el sillón jugando con la pulsera y tenía la cabeza gacha.
—Déjame tratar de entenderlo, ¿Itachi es tu especie de…amigo y la pulsera también es de él? —le preguntó con más calma. Naruto alzó la mirada y asintió con nervios.
—Y también te está cuidando, dado que el cuervo comprobó que estabas en tu apartamento para irse.
—Sí, Shika —respondió Naruto con una sonrisa muy tímida.
El Nara no sabía si reír o qué hacer. Se llevó una de sus manos a su cabello y se soltó la coleta. Quizás así podía procesar mejor las cosas.
Dejaba 4 años a Naruto solo y regresaba siendo amigo de uno de los criminales más peligrosos.
«Increíble»
Pero no debería estar tan sorprendido, es de Naruto de quien estaba hablando. Caminó hasta dejarse caer en el mueble a los lados de Naruto.
—¿Por qué?
—Porque está asustado —respondió el rubio.
—¿Qué? ¿Asustado, él? —preguntó con clara incertidumbre, el criminal asesino estaba asustado.
A.S.U.S.T.A.D.O
—Ay, rubio. Explícame bien, por favor —pidió con resignación. Mientras se recostaba en el mueble. Hasta dejar casi todo su cuerpo recostado.
Naruto a su lado jugaba con la pulsera, mientras también se acomodaba para decir la información tan preciada. Shikamaru necesitaba un porque, urgentemente.
—Lo conocí por primera vez cuando tenía cinco años. Me habían echado del orfanato, estaba viniendo al bosque. Estaba asustado, solo y tenía mucho frío. Hasta que una tarde él apareció. Un ambu con una máscara de comadreja, estaba cubierto de sangre. Toda su ropa y parte de su máscara.
»Él no me había visto, pero yo sí. Apareció caminando y de repente se derrumbó cerca del arbusto donde me había escondido, cayó cerca de las raíces de un árbol. Y él se movió lo suficiente para recostar su cabeza en el tronco. Yo lo observaba en silencio, hasta que decidí acercarme.
—Acercarte a un extraño cubierto de sangre, sí, lo de todos los días, rubio —comentó con sarcasmo el Nara. Pero seguía prestando atención a todo lo que decía Naruto.
El Uzumaki soltó una suave risa que hizo sonreír a Shikamaru. Y unos segundos después siguió contando:
—Él me vio, pero no sé movió de donde estaba. Su katana estaba tirada en el suelo, su máscara ya nomás se caía de su cara. Y sus manos estaban cubiertas de sangre. Le pregunté quién era y él respondió con un susurro “Itachi”, yo me acerqué más. No sentí miedo, su aura era tan triste, nos quedamos en silencio hasta que el preguntó:
