4 - 2/2

32.9K 2K 116
                                    

Walter en multimedia

Leo

(letra cursiva es el lobo interior)

En aquel momento, me encontraba caminando hacia el pueblo con la finalidad de comprar alimentos y otras necesidades para nuestra casa. Al entrar en la tienda, me dirigí directamente hacia la sección de alimentos, tomando cuidadosamente carne fresca, verduras jugosas y frutas apetitosas. También recogí un jugo de fresa para Ty, sabiendo que para él, ese sabor se asemejaba a la sangre, algo que le era especialmente reconfortante.

Mientras esperaba en la fila detrás de otra persona, un suave aroma a limón llegó hasta mis fosas nasales, atrayendo mi atención. Mis ojos se dirigieron hacia la dirección de donde provenía el olor, encontrándome con un joven de aproximadamente veinte años que estaba examinando el contenido de una nevera. Al parecer, también percibió aquel olor y, de pronto, sus ojos se encontraron con los míos.

El color esmeralda de sus ojos, salpicados con tonos grises, me intrigó de inmediato. Su cabello castaño dorado, de longitud mediana, enmarcaba su rostro de una manera atractiva. Era un joven alto y de apariencia atlética, destacando por su porte y carisma.

Decidí apartar la mirada y volver a enfocarme en la caja, donde el cajero pasaba escaneando mis productos para el pago. Sin embargo, por el rabillo del ojo, noté cómo una joven se acercaba al atractivo chico rubio y le hablaba animadamente, pero él parecía mantener su atención fija en mí, ignorando a la chica.

Supuse que la joven debía ser su hermana o una amiga cercana, ya que compartían un marcado parecido físico. Una vez que el cajero había escaneado todos mis productos y realicé el pago, tomé la bolsa con mis compras y traté de salir rápidamente de la tienda. Sin embargo, la voz de mi loba resonó en mi mente, instándome a detenerme.

Un impulso inusual me hizo girar la cabeza para mirar al joven una vez más, mientras el corazón latía un poco más rápido de lo normal. Era extraño, nunca antes había sentido una conexión así con alguien que acababa de conocer. Sin embargo, una sensación inexplicable me dejó con la intriga de saber más sobre aquel enigmático chico de ojos esmeralda y cabello dorado. Decidí seguir el consejo de mi loba y quedarme un momento más en aquel lugar, tal vez el destino tenía algo inesperado reservado para ambos.

Compañero!", dijo con voz demandante, exigiendo que me acercara al chico. Sin embargo, negué con la cabeza y continué mi camino hacia la salida de la tienda. Esto tenía que ser una broma, no podía ser cierto. Mi loba interna insistía en que nos acercáramos, pero no podía creerlo. 

"No te alejes, perra. Nuestro mate está en esa tienda y te alejas como si nada", gruñó mi loba con furia, queriendo imponer su voluntad.

"Siento romperte las ilusiones, pero ese joven no puede ser nuestro compañero. Nuestro mate ya nos rechazó hace unos años", le respondí con sinceridad, cortando la conexión telepática que teníamos para evitar sus argumentos.

Decidí caminar tranquilamente de vuelta hacia casa, tratando de alejar de mi mente los recuerdos dolorosos del rechazo pasado. Aunque mi loba estaba decepcionada y enfurecida, sabía que tenía que protegerme de su doloroso deseo de encontrar a nuestro compañero.

En mi camino de vuelta, traté de despejar mi mente sumergiéndome en el paisaje circundante. Los árboles del bosque se alzaban majestuosos, sus hojas susurrando suaves secretos al viento. Los rayos dorados del sol se filtraban a través de las ramas, creando patrones danzantes sobre el suelo cubierto de hojas.

El viento acariciaba mi piel, llevando consigo el suave aroma de las flores silvestres que crecían en los alrededores. A medida que me adentraba en el bosque, la calma y serenidad de la naturaleza envolvía mi ser, reconfortándome y recordándome que, a pesar de las dificultades, siempre había belleza y esperanza en el mundo que me rodeaba.

Los AlphasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora