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Walter en su forma de lobo
(negrito es cuando hablan en su forma de lobo)

Walter

Después de una larga charla con mis padres acerca de lo ocurrido en el bosque, decidí tomarme un merecido descanso en mi habitación. Subí las escaleras que conducían a mi refugio y entré en ella, dejándome caer directamente sobre la cama. Suspiré profundamente, tratando de relajarme antes de que mi padre me obligara a atender mis responsabilidades como Alpha de la manada.

Antes de que pudiera cerrar los ojos, escuché unos golpes en la puerta.

"Adelante", gruñí mientras levantaba la mirada y la puerta se abría lentamente, revelando la cabeza de mi hermano pequeño Christian.

Él era una copia idéntica a mí. Todos en nuestra familia teníamos el aspecto de nuestro padre, pero nuestros ojos eran una extraña combinación de ambos, lo que nos hacía únicos.

"Walter, oí a papá y mamá decir que conociste a alguien", dijo con voz bajita mientras caminaba hacia mí.

Me incorporé y me senté en la cama, apoyando mi espalda en el cabecero. Levanté a mi hermano y lo hice sentarse entre mis piernas.

"Sí, conocí a alguien especial en el bosque del norte del pueblo", le confesé mientras acariciaba su cabello suavemente. "Es alguien muy importante para mí."

Noté cómo me miraba con sus inocentes ojos y preguntaba, "¿Podré conocerla pronto?" rió mientras seguía jugando con su pelo.

"Algún día os la presentaré a todos", prometí, apoyando mi barbilla en su cabeza. "Pero de momento, aún no está lista para eso."

Leo

Estaba cómodamente sentada en el sofá, absorta en la lectura de un libro que había tomado de mi cuarto sin comenzar. En mi regazo, mi ardilla descansaba plácidamente mientras se entregaba a un profundo sueño. Frente a mí, Ty estaba sumergido en su teléfono móvil, ocupado con quien sabe qué. Los minutos transcurrían en silencio, hasta que Ty decidió romper la calma.

"¿Cómo era el chico?" preguntó, bajando el móvil para fijar su mirada en mí.

Dejé de leer por un momento y bajé el libro, respondiendo con calma, "Alto, cabello castaño rubio, ojos esmeralda con matices grises, y por su constitución, deduzco que es un Alpha." Luego, retomé mi lectura, tratando de mostrar desinterés.

"No pareces muy entusiasmada por este encuentro con tu segundo mate", señaló, mientras me enviaba una sonrisa.

"La probabilidad de que nos volvamos a encontrar es casi nula", respondí, pasando la página para continuar mi lectura.

"Pero yo no estaría tan seguro de eso. Siento que hay un invitado en nuestro territorio, y por lo que puedo percibir, se trata de él", se río mientras se incorporaba y estiraba sus brazos, produciendo un suave crujido. "Sería buena idea advertirle que no entre en este territorio."

Suspiré en voz alta, dejando el libro a un lado y colocando con cuidado a mi ardilla dormida sobre un cojín antes de ponerme de pie.

"Quédate en casa y descansa un poco", dije a Ty mientras salía de la casa. Con un fluido movimiento, me transformé en una majestuosa loba de pelaje negro. Mi cuerpo se movía con gracia y agilidad mientras me adentraba en el territorio, siguiendo el olor que había encontrado más temprano.

Siguiendo el guía de aquel inconfundible aroma, llegué al lugar donde nos habíamos despedido unas horas atrás. Allí, frente a mí, se encontraba un majestuoso lobo de pelaje café claro, husmeando el suelo en busca de algo. Parecía que aún no había notado mi presencia, ya que continuaba con su labor olfateando el suelo con atención.

Decidí hacerme notar y emití un pequeño gruñido, lo que logró que diera un salto de susto. Me miró durante unos momentos y luego comenzó a acercarse a mí. Sin embargo, no tenía intención de permitir que se aproximara demasiado. Emití otro gruñido para que mantuviera su distancia, y así lo hizo, deteniéndose en seco y reduciendo su tamaño. Se tumbó en el suelo, acercándose lentamente a mí con una actitud sumisa.

"¿Qué haces aquí de nuevo? Te advertí que no te acercaras a estas tierras", le dije en mi forma de loba, manteniendo mi postura intimidante. "Vuelve por donde has venido", advirtiéndole mientras le mostraba mis afilados dientes.

Escuché unas pequeñas quejas procedentes de él; el rechazo que le estaba dando parecía afectarle de alguna forma, lo que me hizo soltar un pequeño suspiro. Decidí sentarme en mi forma lobuna, tratando de relajar un poco la atmósfera.

"Puedes acercarte, pero no hagas nada o te marchas de aquí", le advertí con cierta firmeza, notando cómo su cola se movía rápidamente en una mezcla de nerviosismo y emoción, mientras se acercaba nuevamente a mí, arrastrándose por el suelo.

Lentamente, Walter se acercó hasta quedar junto a mí en su forma sumisa, y noté cómo olfateaba mis patas delanteras, relajándose con mi aroma de loba. Posé mi pata encima de su cabeza y la moví suavemente, lo que provocó que su cola se moviera aún más rápido, revelando su alegría ante mi afecto.

Retiré mi pata de su cabeza y escuché un suave quejido que escapó de él, lo que me hizo girar la cabeza en su dirección. Lo vi acercarse más, hasta quedar prácticamente pegado a mí, y permití que se acomodara a mi lado.

"Gracias", susurró feliz al estar tan cerca, "Se siente bien estar aquí junto a ti", añadió con evidente satisfacción.

"Que sea la última vez que entras en estas tierras", le advertí, mientras mi mirada se perdía en la exuberancia del bosque que nos rodeaba, "Mi amigo no tolera que entren sin permiso", agregué, refiriéndome a Ty.

"¿Y cómo podremos vernos entonces?", preguntó, incorporándose un poco para estar a mi altura.

Noté que era un poco más pequeño que yo, lo que confirmó mi sospecha de que se trataba de un joven Alpha.

"El destino se encargará de ello", respondí con sencillez, dejando escapar un pequeño suspiro.

Walter asintió y acercó su hocico a mi cuello, oliéndome un poco más, a pesar de que le advertí con un leve gruñido. Ignorando mi advertencia, siguió oliéndome.

"Me gusta tu olor", dijo mientras continuaba olfateándome, "Hueles a hogar cítrico", añadió, alejándose un poco y luego tumbándose. Con su pata derecha, hizo pequeñas palmaditas en el suelo, invitándome a recostarme junto a él.

"Sería una buena idea conocernos un poco más, ¿no crees?", dijo girando un poco su cabeza lobuna.

Asentí con la cabeza en señal de acuerdo y me recosté un poco, acercando nuestros cuerpos aún más, algo que tanto mi loba como Walter parecían apreciar. El bosque nos rodeaba con su mágica atmósfera, mientras dejábamos que el tiempo fluyera, disfrutando del encuentro entre nuestras almas lobunas.

Los AlphasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora