Los Alphas

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Familia White 

Leo

Pasamos toda la mañana y la tarde explorando los alrededores de la villa, maravillándonos con cada detalle arquitectónico y empapándonos de la riqueza cultural que emanaba de cada rincón.

Walter estaba completamente impresionado con la casa, y siempre que podía, le hacía preguntas a Ty, ya que era el lugar donde él se crio y vivió la mayoría de su tiempo.

Nos detuvimos frente a una serie de cuatro cuadros colgados en una de las paredes del salón principal.

''¿Quiénes son ellos?'' preguntó Walter, examinando los cuadros y notando que uno de ellos era Ty.

''El primero es Alessandro, mi padre,'' respondió Ty mientras posaba su mirada en el retrato de su progenitor.

Un hombre que lucía una versión más madura y elegante de Ty, con cabello rubio oscuro peinado hacia atrás y una barba de unos días, pero lo que más destacaba eran sus penetrantes ojos grises.

''La segunda es mi madre, Aurora,'' añadió con una sonrisa.

Aurora, una mujer de cabello color fuego, algo inusual para los vampiros. Su rostro irradiaba serenidad, pero su mirada revelaba determinación. Transmitía una energía de paz y tranquilidad que se reflejaba en unos ojos de tonalidad verde grisácea.

''Y finalmente, mi hermana Venus, está casada con otro vampiro,'' concluyó Ty, girándose hacia Walter.

Venus era una copia exacta de su madre, pero más joven y de estatura más pequeña, solo que tenía unos impactantes ojos verdes profundos.

Después de contemplar los cuadros durante unos minutos, continuamos con el recorrido por la villa, y a medida que avanzaba el día, llegó el momento de la cena. Nos encontramos en el comedor, sentados en una mesa bastante larga y elegante. Ty se sentó en una punta, Walter en el medio y yo me acomodé en la otra punta.

La atmósfera en el comedor era acogedora, con la luz tenue de las velas que danzaban sobre la mesa. El aroma de la deliciosa comida italiana llenaba el aire, despertando nuestros sentidos y aumentando nuestra expectativa por probar los platos preparados por la talentosa cocinera de la villa.

Comimos en silencio, sumergidos en el disfrute de la deliciosa comida y la cálida compañía. Tras unos minutos, Walter rompió el silencio con una pregunta que reflejaba sus inquietudes.

''¿Cómo son vuestros padres? Quiero prepararme mentalmente por si acaso'' dijo Walter, levantando la mirada y observándonos a ambos con curiosidad. ''Quiero intentar hacer una buena impresión a ambos'' añadió mientras volvía su atención hacia su comida.

''No te preocupes demasiado, probablemente ya tengan toda la información necesaria'' intervine, tomando un sorbo de vino. ''Lo más importante es que seas tú mismo, eso es lo que más valoran mis padres'' agregué, intentando transmitir tranquilidad.

''Lo que Leo quiere decir, es que mis padres son bastante tranquilos. Alessandro puede ser un poco sobreprotector con Leo y Venus, pero se suavizará contigo una vez que te vea. Pareces un cachorro, y eso lo derretirá'' dijo Ty, recostándose en su silla mientras rodaba los ojos con una sonrisa.

Asentí en acuerdo con lo que había dicho Ty y añadí ''Así que relájate, no te pasará nada malo. Solo sé tú mismo y todo irá bien'' dije, tratando de calmar las preocupaciones de Walter.

Una vez que terminamos de cenar, decidimos dar un paseo por los jardines de la villa, disfrutando de la brisa nocturna y el cielo estrellado. La serenidad del lugar nos envolvió, y Walter pudo sentir el cariño y el aprecio de la familia de Ty.

Al final del día, cuando nos retiramos a nuestras habitaciones, Walter parecía más relajado y entusiasmado por el día siguiente. Sabía que nuestros padres lo recibirían con los brazos abiertos y que, al igual que nosotros, también lo considerarían parte de nuestra familia.

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Sentada junto al gran ventanal de mi cuarto, observaba maravillada el espectáculo del amanecer sobre el pintoresco pueblo. Los rayos dorados del sol comenzaban a filtrarse a través de la densa niebla, pintando de tonalidades cálidas los extensos campos de cultivo. Con cada sorbo, el aroma del café recién preparado por Ty me envolvía, brindándome una sensación reconfortante.

El silencio matutino era interrumpido únicamente por los suaves cantos de los pájaros y el murmullo lejano del viento acariciando los árboles. Me sentía afortunada de ser testigo de aquel mágico momento, donde la naturaleza despertaba con una belleza cautivadora.

El pueblo parecía sumergido en un mundo de ensueño, y me sentía en armonía con la tranquilidad del entorno. El café tibio en mis manos y la vista hipnotizante me llenaban de una serenidad que pocas veces experimentaba.

Una vez que terminé mi café, noté un coche negro acercándose a la villa y deduje que se trataba de nuestros padres. Dejé la taza en la mesita de noche y salí rápidamente de mi habitación para recibirlos. En el pasillo me encontré con Walter, quien había decidido arreglarse más de lo habitual.

''Ven aquí un momento'', le dije, y él obedeció. ''No hace falta que estés tan arreglado'', añadí mientras le despeinaba el pelo y desordenaba un poco su ropa. ''Así mejor, solo sé tú mismo'', le aseguré, y continuamos el camino hacia el recibidor, él caminando a mi lado.

''Gracias'', susurró Walter con una sonrisa de gratitud, dejando de lado cualquier inseguridad.

Nuestros padres entraron por la puerta principal con una sonrisa cálida y una expresión llena de emoción al vernos. Los saludamos efusivamente, fundiéndonos en abrazos afectuosos. Observé cómo Walter interactuaba con ellos, y debo admitir que lo hizo con naturalidad y encanto. Me sentí orgullosa de la impresión que estaba dejando en mi familia, y de cómo todos parecían llevarse tan bien desde el principio.

''Luego hablaremos en privado, Leo'', dice mi padre con una mirada significativa mientras observa cómo Walter interactúa con mi madre.

''Por supuesto, Ale, yo también tengo algunas dudas que quiero preguntarte'', le respondo con una sonrisa y un guiño cómplice. ''Pero mejor charlemos por la noche, parece que mamá quiere hablar con el cachorro'', añado juguetonamente.

Siguiente Actualización el 14/08/2023