CAPITULO 4

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-Espero que estés contenta con lo que le hiciste a tu abuela, te dije que esperaras, pero como siempre hiciste lo que te dio en gana...

Dejo de leer el mensaje y lo elimino bloqueando el contacto. Realmente Mireya no se cansa. Se encargo de arruinarme la vida y sigue buscando por donde agarrarse.

Antes de que deje mi teléfono de lado la notificación de Leo me llega.

-hable con los vecinos, tienes chance hasta las tres de la tarde para hacer lo que quieras, después de esa hora hay que guardar silencio.

Solo siento como la sonrisa se dibuja en mi rostro. Podre poner la música a todo volumen y no habrá nadie quien me joda.

Me acerco al pequeño parlante y conecto mi bluetooth poniendo mi lista de reproducción en aleatorio.

Talvez solo necesito desconectarme. Perderme.

Si, eso será suficiente. La canción llena mi subconsciente y tomo un trapo limpiando lo poco de polvo que se ah originado.

Bueno, Leo es obsesivo en la limpieza, así que se encargo de meterme esa necesidad de tener todo limpio a mi también.

Luego de veinte canciones reproducidas termino con la sala y camino hasta la cocina para cocinar algo y limpiar lo poco que falta de limpiar.

Tomo del cajón un poco de comida para gatos y lo pongo en el tazón de hierro de Masya.

Muevo mis caderas al ritmo de la música y saco una olla del cajón, vierto el agua y la pongo sobre la estufa. Mi cuerpo sigue moviéndose, así que dejo llevarme y bailo, brinco, revuelvo mi cabello castaño con las manos.

Empiezo a cantar a todo pulmón. Un golpe fuerte frena mi nota mas alta que iba a cantar. La música sigue sonando fuertemente y aun así se logro escuchar el sonido de algo al caer.

Mi corazón empieza acelerarse y yo retrocedo unos pasos. El houl en este momento parece tan oscuro que no quiero entrar a la sala para poder bajarle a la música.

Un nuevo golpe, esta vez mas fuerte resuena muy cerca de mi, así que salto y busco el origen del sonido. Respiro por la boca por que la pequeña nariz que tengo no me permite llenarme los pulmones por completo en este momento.

Otro golpe resuena esta vez a mis espaldas así que no pienso mucho y tan solo salgo corriendo a la sala y apago la música dejando caer el parlante.

-Mierda- murmuro volviendo a tomarlo, colocándolo en su lugar.

El pitido en mis oídos y el latido de mi corazón es lo único que escucho en este momento. Un escalofrió recorre mi pecho así que vuelvo a colocar la mano en el, para detener esta horrible sensación.

Mi teléfono vibra y mi cuerpo salta involuntariamente. Lo tomo sin dejar de ver la puerta cerrada de la sala.

El maullido de mi gata me desespera. Quiere entrar aquí, pero realmente ahorita no quiero abrir esa maldita puerta.

Respirar, solo necesito respirar.

Pellizco un poco mi dedo para poder volver en si.

No funciona. No esta funcionando.

El sonido del teléfono me interrumpe. Así que contesto sin despegar la vista de la puerta.

- ¿Gery, por que no respondes?- la voz de Ony llena mis oídos.

-Eres tu- suspiro y siento como mi teléfono vibra.

Me separo de la pantalla para darme cuenta que el teléfono se va a pagar por falta de batería, así que activo el altavoz.

UNA CASA EN EL INFIERNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora