CAPITULO 5

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El olor de la nicotina invade el ambiente y penetra en mi como su voz.

La linterna parpadea cuando me giro para poder verlo, está arrimado contra una columna con una mano metida en su bolsillo y con la otra sostiene el cigarrillo. Justo en ese momento bota el humo por la boca y una sutil sonrisa pinta su rostro.

No, con el no, estoy encerrada aquí con el.

Que hace aquí?

-Al parecer necesitas ayuda- su voz es como un gruñido, ocasionando que mis pelos se pongan de punta, así que retrocedo unos pasos.

-No necesito tu ayuda, gracias- el suelta el humo y una sonrisa casi invisible se dibuja en su rostro.

-Yo diría todo lo contrario- da unos pasos hacia mi y yo retrocedo los mismos que el ah dado.

Se frena y frunce el ceño, aún sin quitar sus labios ligeramente curvados, perfectos labios.

-Tranquila, yo no muerdo- maldigo en mis adentros y maldigo su voz.

Tal vez no muerdas, pero si puedes hacerme daño sin si quiera la necesidad de acercar tu boca...

-Me hiciste esto- indico con mi dedo las pequeñas manchas que aún son algo visibles en mis brazos.

El toma otra calada y lo suelta asintiendo con la cabeza. Bota la colilla cruzando sus brazos sobre el pecho, sus músculos se marcan con algunas venas saliendo desde el hombro hasta bajar a sus muñecas.

Fija su mirada en mi, levantando una ceja y siento que me derrito ante el, carajo. Es hermoso definitivamente es muy hermoso, perfecto, su color cálido de piel es perfecta.

Me doy una cachetada mental. Te hizo algo que ni si quiera sabes y estás babeando por el.

-Supongo que lo estás admitiendo- a pesar del intento de mantener mi voz serena, está se quiebra al final.

El suelta una carcajada mas sonora y empieza a encaminar hacia mi, retrocedo hasta que mi espalda choca contra la fría y húmeda pared.

-Eso- indica con el dedo - es tan solo un lunar- su dedo se desliza sin tocar mi piel por la marca.

Ahí tengo un pequeño lunar así que me retiro antes de que me toque.

-Hablo de estás manchas- vuelvo a colocar mi dedo sobre la marca.

El niega con la cabeza, aún que su facción es indescifrable para mi en este momento.

-Lo único que yo veo es un lunar- vuelve a indicarlo, sin embargo aún no me a tocado.

¿Y si me vuelve a tocar, tendré otra vez está marca? Pero de lo que estoy segura, es que en el bus el también lo sintió.

Tomo su mano y la pongo contra mi brazo pero no siento el dolor o el ardor. Tan solo su fuerte mano, su piel contra la mía que me produce un escalofrío que me recorre desde la zona de su toque hasta...

-Si querías que te toque, deberías de haberme pedido- siento como mi rostro arde por lo roja que me estoy poniendo.

No encuentro explicación, no entiendo cual es la diferencia de esa vez con la de ahora.

¿Espera y que carajos hace aquí?

-Por que me seguiste- casi lo grito desviando mi mirada hacia la salida y el solo frunce el ceño.

-Podría preguntar lo mismo- se vuelve a cruzar los brazos sobre el pecho.

Mi cuerpo empieza a temblar, aun que realmente no puedo diferenciar si es por el frio o por su maldita mirada.

UNA CASA EN EL INFIERNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora