.•Prologo•.

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-¿Qué es esto, Iván?.

Frente a él, su esposo, con quien llevaba cinco años casado, se limitó a suspirar de forma cansina, sin alejar el sobre que le tendía sobre la mesa.

Rodrigo le miraba, confundido, sin tomar el sobre ¿Acaso Spreen se le había adelantado?.

¡Si se suponía que el tema de la adopción era una sorpresa!

-Carrera, solo leelo - Dijo Iván con voz suave.

Arrugó el ceño levemente, decepcionado un tanto de que Spreen lo hubiera llamado por su apellido y no por los dulces sobrenombres que a veces le decía y no usaba desde hace meses. Carre sabía que las cosas no estaban bien, no era idiota, llevaban peleando por lo menos desde hace más de seis meses por cualquier estupidez, además de que no habían hecho el amor desde hace dos, y eso lo estaba asustando demasiado.

Porque, por mucho que peleará con Iván, Carre lo seguía amando, así como sabía que Iván lo amaba. Unas peleas eran normales en una relación de pareja ¿No es así?.

Aunque claro, pelear cada día hasta porque no había papel higiénico en el baño, no era normal.

Sus manos picaron mientras sostuvo él sobre.

Sumando el tema de las peleas y de que no se habían tocado de forma carnal, estaba la frialdad, el vacío, la indiferencia, como Spreen trabaja en una empresa de abogados, una de las más reconocidas del país, y Rodrigo era pediatra, apenas tenían tiempo para verse o salir juntos, para tener un tiempo a solas...

¿Cuándo fue la última vez que salieron a cenar?.

No lo recordaba bien...

¡Pero está bien! Ya era hora de solucionarlo, y luego de haberlo pensado tanto ¡Rodrigo tenía una idea maravillosa!.

Se le había ocurrido mientras veía jugar a la hija de Tomás, Victoria, la pequeña le había dicho que debería darle un primito con el que jugar. Luego había recordado su época universitaria, cuando estaba saliendo con Spreen, y ambos habían dicho que una vez casados, llegaría el momento de adoptar a un niño que alegrará sus vidas.

Con el paso de los años, esa promesa había sido olvidada, sin embargo, Rodrigo quería cumplirlo ahora. ¡Un niño podría volver a acercarlos!.

Y, al parecer, Iván se le había adelantado.

¡Si él también tenía los papeles de adopción que la asistente social le había entregado para que leyeran y se informaran del proceso!.

Tranquilamente, sacó lo que había dentro del sobre.

Arrugó los labios cuando notó que era solo un papel.

Sus labios temblaron al leer la primera frase, así que levantó la vista.

¿Qué es esto, Iván?- Repitió con la voz quebrada.

Los ojos de Iván, su marido por cinco años, su novio por tres años, el único hombre que había amado con tal profundidad, eran fríos, vacíos, helados, indiferentes.

-Una carta de divorcio. Lo siento, Carrera, pero ya no te amo.

Apego | Rodrivan | Happybear Donde viven las historias. Descúbrelo ahora