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Iván, frente a él, seguía teniendo la mandíbula apretada y una mirada de molestia, a pesar de que Nicolás se hubiera marchado minutos atrás y se quedaran solos.

No dijo nada incluso cuando Rodrigo le sirvió un vaso de agua, diciéndole que se calmara y dejara la ira de lado.

Se sentó a un costado suyo, mordiendo su labio inferior.

-No tenías que reaccionar de esa forma, Iván -le dijo con voz suave.

Spreen le miró con el ceño fruncido.

-Iba a besarte. Ese taradito hijo de puta iba a besarte y-

-Y vos has besado a Conter -le interrumpió Carre, ahora con expresión dolida. -¿No es eso injusto, Iván? ¿Qué vos tengas un amante y te estés comportando de esta forma? ¿Ya te has acostado con él?.

Spreen no dijo algo por varios segundos, bebiendo agua en silencio, y cuando dejó el vaso sobre la mesita del living, lucía mucho más calmado.

-No-dijo Spreen-, sabes que no lo he hecho, Carre.- Rodrigo arrugó los labios, negando con la cabeza.

-¿Por qué debería creerte?

-Porque sabes que no te mentiría con eso -replicó Spreen, poniéndose de pie-. Por mucho que quiera el divorcio y esté enamorado de Conter, sabes que no me acostaré con él hasta que los papeles estén firmados. Incluso sabes que, si lo he besado, ha sido después de pedirte la separación, de decirte la verdad, ¿no es así?

Sonriendo amargamente, Carre asintió, forzándose a no lucir herido a pesar de las palabras de Spreen.

Tenía claro que su esposo no le mentiría con eso, que estaba diciendo la verdad, pero eso no lo hacía más fácil. De alguna extraña forma, si le hubiera dicho que se acostaba con Conter, no tendría tantas dudas, porque habría atribuido los deseos de separación a una calentura de Spreen por su asistente, sin embargo... Si no se habían acostado y con suerte compartieron unos besos, eso significaba sentimientos más profundos que le aterraban.

-¿Qué estás haciendo aquí, Ivan?- preguntó Carre con voz rota.

Iván apuntó a su bolso.

-Vengo por los papeles -contestó, impasible,- pero también tengo claro que sos una persona demasiado terca, Rodrigo,- dijo sentándose-. Treinta días, ¿no es así?

Carre asintió en silencio, mirando a los ojos oscuros de su marido.

-¿Cómo pretendes hacerlo, Carre? -Spreen suavizó su tono -. Comprendes que yo ya no te amo, ¿cierto? Sólo te estás haciendo más daño, Rodri.

Que le llamara con un diminutivo hizo que algo doliera en su interior.

-¿Más daño? -se burló, quebrado -. ¿Cómo me haré más daño, Iván? El hombre que amo quiere dejarme porque está enamorado de otro, y lo único que pido son treinta días para poder demostrarle que aún puedo ser suficiente para él.

La expresión de Iván cambió, y el más alto le tomó las manos, llamando su atención, pidiéndole con ese simple toque que se calmara un poco.

-Rodri, bebé -murmuró Spreen -, no digas esas cosas, ¿está bien? Vos... Vos sos más que suficiente para cualquier persona, es más, yo diría que... que nadie te merece, menos yo -Spreen trató de sonreírle, aunque Carrera desvió la mirada, sabiendo que pronto se pondría a llorar-. Rodri, todavía te quiero, y porque te aprecio lo suficiente es que te estoy pidiendo esto. Por favor, firma los papeles, no es necesario que continúes con esta tontera.

Su labio tembló.

-¿Tontera? -tragó saliva-. ¿Querer luchar por tu amor te parece una tontera? -se puso de pie, repentinamente enojado. -¿Querer salvar nuestro matrimonio, nuestra relación de ocho años, te parece una tontera?

Apego | Rodrivan | Happybear Donde viven las historias. Descúbrelo ahora