.•09•.

157 31 14
                                    

Tomás estaba realmente irritado mientras arreglaba su camisa y limpiaba la saliva de la comisura de su boca, caminando hacia la puerta de entrada. Mientras, Juan fruncía los labios, subiendo la bragueta de su pantalón.

Era su primer jodido día de vacaciones y realmente quería tener algo de tiempo con su novio, ¿por qué mierda los interrumpían en ese instante?

-¡Ya voy! -chilló Tomás cuando tocaron otra vez la puerta con fuerza.- Imbécil...

Su queja se vio cortada cuando abrió y, de pronto, un deplorable Spreen lo tomó de las solapas de su camisa, empujándolo contra la pared.

-Rodrigo-murmuró en un gruñido-, ¿dónde mierda está Rodrigo?

Tomás parpadeó tanto por la sorpresa como por la confusión, su cabeza doliendo levemente por el golpe que se dio contra la pared. Sin embargo, terminó por hacer una mueca de molestia.

-¿Qué voy a saber yo, idiota?-preguntó con brusquedad, queriendo soltarse.

Sin embargo, aunque no lo pareciera por su delgadez, Spreen realmente podía ponerse agresivo y salvaje si estaba molesto o desesperado.

Iván lo soltó, empujándolo, y sin decir otra cosa se metió al interior de la casa.

-¡¿Qué mierda, Iván?! -escuchó el grito de Juan.

-¡Rodrigo! -gritó Spreen, ignorándolo.- ¡¿Carre, dónde estás?!

No hubo respuesta.

Tomás volvió a entrar al comedor, irritado, enojado y disgustado por la situación, sin comprender realmente qué estaba haciendo Spreen en su casa, buscando a Rodrigo. ¿Acaso pelearon?

Qué jodida novedad.

Tomás realmente no encontraba nada nuevo al hecho de que pelearan, porque esos últimos meses se acostumbró a verlos discutir por cualquier nimiedad, se acostumbró a
ser el hombro donde Carre sollozaba porque su matrimonio se estaba arruinando y no sabía cómo rescatarlo.

A Tomás nunca le gustó por completo Spreen para Carre. No llegó a odiarlo como ese último tiempo, simplemente, no le terminaba de convencer para pasar el resto de su vida con su mejor amigo. Quizás se debía a que, como mejor amigo de Rodrigo durante toda su vida, no consideraba a nadie demasiado bueno para que estuviera junto a alguien que siempre le sonreía a todas las cosas de la vida, fueran buenas o malas.

No, y Spreen se alejaba por completo de lo que consideraba el prospecto ideal para Carrera.

Iván era... Era alguien demasiado ...Bueno, ¿cómo decirlo?

Spreen complementaba a Rodrigo. Spreen era tranquilo allí donde Rodrigo era un desorden. Spreen siempre parecía activarse cuando Rodrigo estaba a su lado. Spreen parecía comprender de una extraña forma a Rodrigo cuando el resto no lo hacía.

Sin embargo, había algo en lo que Spreen no percibía de Rodrigo, algo que Tomás consideraba mucho más fundamental que nada en la vida, y era que Rodrigo amaba de una forma tan profunda, tan dolorosa, que si uno no estaba dispuesto a dar todo por Rodrigo, entonces no lo merecía tampoco. Esa forma de amar provocaba también que Rodrigo se esforzara el doble, el triple, el cuádruple, el quíntuple, lo necesario, para salvar algo que consideraba fundamental en su vida.

En cambio, para Spreen, si las cosas no funcionaban, simplemente se tenía que acabar con ello para evitar el daño.

Frunciendo el ceño, Tomás sacó su móvil mientras Juan le miraba como pidiendo una explicación, pero ignorando a su novio, marcó el número de su mejor amigo.

-El número que usted marca se encuentra apagado o temporalmente fuera de servicio, luego del timbre, puede dejar...

-Hey, Carru -murmuró Tomás con su estómago apretado, -Cuando escuches esto, por favor, llámame. Te quiero, rayito de sol.

Apego | Rodrivan | Happybear Donde viven las historias. Descúbrelo ahora