18

61 9 1
                                    

Lucius era sabia que esta sería su última noche como el omega soltero más codiciado de todo el mundo mágico, como lo sabía? Fácil, Remus Lupin corría tras el como un animal salvaje, fue en esos momentos en el que sintió el verdadero terror y rogó a todos sus ancestros para salir vivo y virgen.

Lucius sabía que esta sería su última noche como el omega soltero más codiciado del mundo mágico. La luna llena iluminaba el bosque, y el aire estaba cargado de una tensión palpable. Había sentido el llamado de su naturaleza, el instinto primal que lo llevó a huir. Remus Lupin, un lobo en su forma más pura, lo perseguía con un hambre incontrolable.

Con cada paso que daba, Lucius podía sentir el aliento caliente de Remus en su nuca, la ferocidad de su deseo resonando en cada rama que crujía bajo sus patas. El instinto le decía que corriese, que se escondiera, pero una parte de él estaba fascinada por la cacería. ¿Quién no querría ser el objetivo de un lobo en celo?

Se adentró más en el bosque, los árboles parecían cerrarse a su alrededor, como si quisieran protegerlo de la amenaza. Pero no había forma de escapar del magnetismo que lo atraía hacia Remus. Lucius sintió una mezcla de terror y emoción, una danza peligrosa entre el deseo y la supervivencia.

“¡Lucius!” La voz de Remus resonó, profunda y ansiosa, como un eco en la noche. “Detente.”

Lucius no podía, su corazón latía desbocado. Podía sentir el poder de Remus detrás de él, la conexión que existía entre ambos a pesar de las rivalidades y las diferencias. En ese momento, el bosque dejó de ser un lugar de peligro y se convirtió en un escenario para un juego ancestral.

Finalmente, tropezó y cayó al suelo. El frío de la hierba le recordó que era un omega, vulnerable pero deseado. Miró hacia atrás y vio a Remus, sus ojos dorados brillaban con una intensidad casi hipnótica. Se acercaba lentamente, la caza , y la cacería se había convertido en algo más.

“¿Por qué corres?” preguntó Remus, su voz más suave ahora, casi un susurro. “¿Tienes miedo de ser atrapado?”

“Tal vez,” respondió Lucius, respirando con dificultad, sintiendo la adrenalina fluir en sus venas. “Pero quizás me asusta más lo que pasaría si me atrapas.”

Remus se acercó aún más, la tensión entre ellos palpable. En la penumbra, Lucius comprendió que no podía huir de lo inevitable. La noche era su testigo, y su destino estaba sellado en la búsqueda de uno y la caza de otro.

“Esta es la última vez que puedes correr,” dijo Remus, y con un movimiento rápido, se lanzó sobre él, inmovilizándolo suavemente, pero con la firmeza de un depredador. Lucius sintió el peso de su cuerpo, el roce de su piel y la calidez que emanaba.

En ese momento, en medio del silencio del bosque, Lucius supo que no había forma de regresar. La noche lo había transformado, y lo que comenzó como un juego de caza se convertía en algo mucho más profundo y significativo. La luna, cómplice de su destino, brillaba sobre ellos mientras el mundo mágico giraba en torno a su encuentro, sellando su futuro, un pacto juntos en un profundo beso.

Noche de cacería en HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora