♡14♡ una cena plantada

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-Hola- digo, y me apoyo despreocupadamente en el umbral de la puerta

-Hola- responde ella, entrecerrados los ojos a través de la lluvia. Hace un gesto con la cabeza hacia el firme aguacero-. ¿Puedo... quizá... pasar?

-ah si. claro- contesto al tiempo que abro la puerta del todo. Entra en la casa y se baja la capucha, descubriendo un pelo más ondulado de lo habitual a causa de la lluvia. Mis ojos se fijan en un mechón que trata de escaparse de la cola de caballo.

Me entran ganas de ponerlo detrás de la oreja como siempre suele hacer ella, pero opto por ayudarla a quitarse el impermeable. Lo cuelgo en el perchero del sótano para que se seque mientras ella observa las fotos del recibidor.

-¿Qué hay ahí abajo?- pregunta desde lo alto de las escaleras.

-un par de cadáveres- bromeo, y ella pone los ojos en blanco y me da un golpe en el hombro, nada divertida-. Es mi habitación.

Parece intrigada.

-¿En el sótano?

-Pues si. Me trasladé en segundo de instituto, cuando mi madre lo terminó- digo, haciendo un gesto hacia las escaleras- Taehyung y Jennie solían colarse por la puerta que da directo al patio trasero.

Ahora su que sonríe. Esto le ha gustado.

-Ah, chico malo- me riñe.

Pongo los ojos en blanco

-Estás lista para la cena?

-¿Lo estoy?- pregunta con cautela, dudando comprensiblemente de mis habilidades culinarias

Al entrar en la cocina, Lisa sonríe al ver las flores de cerezo sobre la mesa. Como mínimo, mi carrera renqueante y enloquecida hasta el parque de esta mañana ha valido la pena.

Cuando estoy a punto de sentarme  me doy cuenta de que he olvidado poner el agua en la mesa. Pero al abrir el armario, oigo la puerta de un coche que se cierra en el exterior de la casa

-vaya, es mi madre ha vuelto temprano- digo, alargando el cuello para mirar por la ventana. Está recogiendo sus cosas del asiento trasero. Ha dejado de llover. Cuando ayer a la noche le pedí la libreta de las recetas, ya me fije en el brillo travieso de sus ojos. Ahora veo que no ha sido capaz de contenerse. Típico de Lydia-. Estará encantada de conocerte

Dejo la cocina para salir al recibidor. Abro la puerta para recibirla.

-Hola mamá, esta es...- Me giro,pero el pasillo Está vacío, Lisa no está. La expresión ansiosa de mi madre se convierte en confusión, y yo la imito con idéntica energía.

-Un segundo- digo, volviendo a la cocina, pero la silla que ocupaba Lisa también está vacía. ¿Qué demonios...?

Me detengo y me doy cuenta de que la puerta del sótano está abierta de par en par y de que el impermeable amarillo ha desaparecido.

-¿Lisa?- la llamo, bajando a toda prisa las escaleras.
Silencio. Las puertas correderas del fondo de la habitación están abiertas. Asomo la cabeza al patio trasero en busca de algún rastro del impermeable amarillo.

-¡Lisa!-

Nada todavía.

Agarro una sudadera de la silla del escritorio

-¡ Eh mamá!- la llamo mientras me lo pongo-. Ahora mismo vuelvo.

Salgo corriendo y doy un rodeo a la casa, entrecerrando los ojos para ver si la veo.

¿Ah dónde habrá...? Al estanque.

Echo a correr, cojeando, salgo del barrio y recorro todo el camino, hasta alcanzar jadeando el ñugar donde ña superficie brillante del agua aparece ante mi vista. El aire es cálido tras la lluvia, el cielo es una mezcla de rosas, naranjas y purpuras.

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⏰ Última actualización: Oct 18 ⏰

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