Nunca he sido la persona más segura de sí, siempre he tenido ese miedo a no encajar entre mis compañeros de clase y terminar sin ningún amigo, o ese miedo a que me consideren débil entre los demás y hablen de mí a mis espaldas.
No puedo negar que es algo que me gustaría cambiar, acepto como soy pero no me enorgullezco de serlo, especialmente porque gracias a esos miedos es que perdí lo que pudo haber sido mi salvación.
Y es que esos no eran mis únicos miedos, también me daba pánico el compromiso. El tener que estar atado a una persona y tener que dar todo de mi para que alguien se siente bien estando conmigo. ¿Qué pasaba si yo lo arruinaba todo y se terminaba alejando de mí?
No me di cuenta de lo mucho que esto me estaba afectando hasta que ese alguien finalmente apareció en mi vida. Era muchas cosas que me llamaban la atención, teníamos el gusto musical parecido, conversábamos acerca de cualquier tema con normalidad, entramos en confianza rápido, era alguien de confianza para mí.
Y aunque nos conocíamos de años, tener su amistad era algo completamente nuevo y estos sentimientos eran mucho peores, no entendía el motivo por el cual me gustaba y mucho menos el motivo por el cual yo le gustaba.
¿Cómo podía gustarle siendo como soy? Ahora se encontraba frente a mí con su mirada brillante diciéndome que tenía estos sentimientos por mí y esperando a que yo le diera una respuesta. ¿Qué iba a decirle? Me gustaba pero, ¿Iba a ser una relación lo suficientemente buena?
¿Sería todo lo que yo quiero y yo todo lo que quiere? ¿Realmente podríamos estar juntos? ¿Me siento bien como para meterme en una relación?
Los segundos pasaban, las preguntas aumentaban y yo simplemente estaba en completo silencio y pensando en todas las cosas que podrían salir mal y en todo el miedo que me invadía al ver sus ojos perder cada vez más su brillo conforme más tiempo me demoraba en responderle.
Quizás el miedo fue lo que me impulsó a decirle que me atraía y que lo mejor era esperar. Esperar a que las cosas fluyeran y ver si llegábamos a algo finalmente o solo quedábamos como amigos. ¿Era lo correcto? ¿Podría considerarse una mentira decirle que solo me atraía?
No me sentía listo para enfrentar mis sentimiento y mucho menos para que todo el mundo los supiera. Contrario a mí, todos sabían sobre los suyos, no fue una sorpresa que todos se enteraran de mi indirecto rechazo.
El tiempo pasó y ambos seguimos como amigos, sin dudarlo siguió con su vida y yo aún no comprendía del todo qué hacer. No entiendo porqué me enojé tanto cuando me enteré que estaba conociendo a alguien, después de todo, nosotros no éramos nada oficial.
Tampoco entendí porqué me alejé de esa manera luego de eso hasta el punto de ya no hablarle más. Pero lo hice, quizás fue mi orgullo, quizás seguía siendo el miedo a que las cosas no salieran bien.
No me di cuenta en qué momento había pasado tanto tiempo, pero ya tenía alguien que no había dudado en estar con a su lado y yo solo me quedé esperando una respuesta que nunca llegó. Quizás el miedo fue demasiado fuerte, quizás lo mejor fue no haber llegado a nada. Hay muchos "quizás" y muchos miedos, pero ya no puedo hacer nada con ellos.
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Historias del Corazón
RomanceEl amor se manifiesta de muchas formas a lo largo de la vida, con una historia diferente por ser contada, expresada con cada sentimiento en busca de darse a conocer. El amor es de las cosas más poderosas aunque aveces tenga un final feliz y otras ve...