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Chapter 8

La luz del nuevo día inundaba la habitación, rompiendo el letargo. Sin teléfono ni relojes en aquella mansión, había perdido la noción del tiempo. Me levanté con desgana, y me refresqué con una ducha fría para espabilarme. Luego, con las manos en los bolsillos, me encaminé hacia la cocina con tranquilidad como si estuviera en mi propia casa.

Al bajar, encontré un rastro de ropa de Choi que me guió hasta la sala, donde la ropa femenina dominaba el espacio. Los sillones estaban desorganizados, y el olor a sexo flotaba en el aire. Me invadió una sensación de repulsión y malestar estomacal al imaginar la posibilidad de que hubiera rastros de semen dispersos por el suelo. Me sentí obligado a caminar con cuidado, evitando cualquier zona que pareciera sucia o contaminada, y me encontré avanzando de puntillas por el camino más limpio que veía.

Al abrir la puerta de la cocina, me sorprendió una mujer en bata, inmersa en la preparación de un nuevo café, mientras sostenía uno ya listo en su mano.

Me aproximé al refrigerador con una mueca de desagrado en busca de mi desayuno. La chica se giró y me escaneó de pies a cabeza, Mi suposición era correcta, choi la había traído de vuelta para tener sexo por toda la casa, que repugnante. Le di una sonrisa superficial, tratando de evitar más interacción, pero su voz me retuvo.

- ¿Qué diablos sigues haciendo aquí? - me espetó con una mezcla de ira y sorpresa.

- Pregúntale a tu amante, él es quien no me deja irme. -  respondí con desinterés.

De repente me detuve en seco, mi mente racionalizando la posibilidad de usar a la chica como mi boleto de salida. La miré con intensidad, y con voz firme dije. - Si quieres que me vaya, y te deje sola con tu amante, consígueme un teléfono y llévame a la dirección que te daré.

Ella me miró con una mezcla de sorpresa y escepticismo, y luego me respondió con un tono arrogante.

- Está bien. ¿Cuándo planeas partir y dejarnos en paz? Espero que no te demores demasiado.

- Cualquier hora es buena para mí, así que cuanto antes, mejor.-  hable con tono relajado.

- En 20 minutos, Choi saldrá con Mars. Te llevare en mi auto.-  dijo con un tono autoritario y altivo, y sin esperar respuesta, salió por la puerta.

Tres golpecitos suaves en la puerta, resonaron en mi mente como un eco, sacándome bruscamente de mi abstracción. Me levanté con premura, recogiendo los documentos confidenciales que había ocultado bajo la cama. Al abrir la puerta, una figura femenina se perfiló en el umbral, su mirada rápida y penetrante me cruzó como una flecha. Luego, sin una palabra, se dirigió hacia las escaleras, descendiendo con pasos ligeros y silenciosos, como si flotara sobre la alfombra.

La seguí hasta su coche, donde entramos en silencio.  Al salir de la gran residencia, rodeada de un bosque silencioso. Me invadió la inquietud cuando me di cuenta de la ausencia de seguridad. No había cámaras, ni guardias ni siquiera un portero. Solo un portón qué se abrió automáticamente que me generó un mal presentimiento.

La falta de protección en una residencia de ese calibre me parecía sospechosa, y más si esa casa era de Choi.

Con el nuevo celular que la chica me había proporcionado, aproveché la oportunidad para hacer algunas llamadas discretas, especialmente a mi jefe. Nuestra conversación fue precavida, evitando detalles explícitos. Le informé que había obtenido uno de los documentos solicitados, sin dar a conocer la información completa.

Mi jefe me tranquilizó respecto a mi ubicación en Boseong, ya que tenía un hombre en la zona. Me proporcionó una dirección y yo se la pasé a Yuna, sin levantar ninguna sospecha.