Capitulo 12

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La tormenta de la noche anterior había dejado a Sunnydale envuelta en una espesa neblina. Las primeras luces del amanecer apenas conseguían traspasar la gruesa capa de nubes, y el aire estaba cargado con el fresco aroma de la tierra mojada. Nick observaba el paisaje desde su ventana, perdido en pensamientos, mientras gotas de agua resbalaban suavemente por el cristal. Tras lo que Lilith había revelado sobre los círculos del infierno y los prisioneros fugados, los días transcurrían como en una extraña calma tensa, el silencio de una ciudad que parecía no tener idea de lo que se aproximaba.

Nick soltó un suspiro, tratando de liberarse de la opresión en su pecho. Sabía que su vida había cambiado por completo, pero había algo en sus palabras que lo perturbaba, como si una parte de sí estuviera todavía resistiéndose a aceptar su conexión con el inframundo. La mención de sus poderes latentes y sus ojos naranjas había revivido antiguos recuerdos, fragmentos de experiencias que siempre había intentado enterrar.

Después de vestirse, bajó las escaleras en silencio, sus pasos resonando en la casa vacía. Sus padres habían salido temprano para trabajar, dejándolo solo con sus pensamientos. Agarró una chaqueta y salió de la casa, respirando el aire húmedo de la mañana mientras caminaba hacia la escuela.

Al llegar, encontró a Ethan, Lara y Maddie esperándolo cerca de los casilleros. Las sombras bajo sus ojos eran un claro indicio de que no habían dormido bien. Ethan fue el primero en romper el silencio.

-Así que... ¿Estamos todos igual de nerviosos o solo yo? - Preguntó, con un intento de sonrisa que se desvaneció rápidamente.

Lara lo miró, apretando los labios.

- No es solo nervios. No hemos tenido una amenaza tan concreta desde... Bueno, desde lo de la fiesta y lo que pasó después.

Maddie, más pensativa de lo usual, bajó la voz.

-Lo peor de todo es que no tenemos idea de qué esperar. Belcebú, las moscas, y esos prisioneros sueltos... Todo parece tan... Incontrolable.

La mención de Belcebú, el Señor de las Moscas, hizo que Nick sintiera un escalofrío recorriéndole la espalda. Recordó el momento en que había sido rodeado por aquella nube de insectos, y se estremeció, tratando de desterrar la imagen de su mente. Ethan notó su incomodidad y cambió de tema.

- Bueno, sea lo que sea, estoy seguro de que no estamos del todo solos en esto. Después de todo, Lilith dejó claro que viene a ayudarnos... A su manera.

El grupo comenzó a caminar por los pasillos. La rutina de la escuela parecía ajena a la amenaza que ellos intuían. Los estudiantes conversaban, reían y se movían de clase en clase sin idea de lo que se desarrollaba en las sombras. Nick intentaba concentrarse en los profesores, en las lecciones, pero todo parecía difuso, como si el mundo en el que vivía y aquel del que Lilith había hablado existieran en dimensiones completamente opuestas.

Pasado el mediodía, en uno de los recesos, Ethan sugirió que fueran a la biblioteca para hablar con más calma. El grupo aceptó, y pronto se encontraron entre las hileras de libros polvorientos y estanterías repletas de textos antiguos. Allí, alejados del bullicio, las palabras fluyeron con más libertad.

-Entonces, ¿qué hacemos? -Preguntó Ethan, mirando a Nick como si esperara una guía o alguna señal.

-No lo sé. - Admitió Nick, pasándose una mano por el cabello, frustrado. - Si Lilith tiene razón, no podemos ignorar esto, pero tampoco podemos arriesgarnos a hacer algo sin saber a qué nos enfrentamos.

- Quizá deberíamos investigar más sobre los círculos del infierno y estos "prisioneros" que escaparon. - Propuso Maddie en voz baja. - Si conocemos sus nombres, sus habilidades, al menos podremos prepararnos mejor.

Lara, que estaba hojeando un libro sobre demonología, asintió con la cabeza.

-De acuerdo, pero no tenemos ninguna lista ni nada que nos indique quiénes son esos prisioneros. Lilith no fue muy específica al respecto.

El grupo se quedó en silencio, procesando el peso de la situación. Sin embargo, un murmullo en el fondo de sus pensamientos les decía que investigar sería el primer paso en un camino que probablemente no tendría vuelta atrás.

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Más tarde, al terminar las clases, los chicos decidieron reunirse en la casa de Maddie para continuar con su investigación. La madre de Maddie, ocupada con su trabajo en la clínica veterinaria, les había dejado la casa libre por unas horas. Subieron al cuarto de Maddie y comenzaron a desplegar algunos libros y apuntes en el suelo, formando un semicírculo improvisado alrededor de la cama.

-Bien, he encontrado algo que podría darnos una idea de por dónde empezar. -dijo Maddie, hojeando un grueso volumen titulado Demonología y Círculos del Infierno. - Este libro menciona que los círculos están organizados de acuerdo con los pecados más graves y que cada uno tiene guardianes... pero aquí también habla de otros demonios y seres encerrados en diferentes niveles.

Lara se inclinó hacia adelante, observando las ilustraciones en el libro.

-Mira esto, aquí hay una referencia a Belcebú. - Señaló- Dice que controla enjambres y es conocido por su habilidad para manipular mentes débiles... o a aquellos que ya están influenciados por el mal.

Nick sintió un nudo en el estómago. La mención de Belcebú y su conexión con las moscas resonó profundamente con su experiencia en la calle.

-Entonces, ¿quiénes más escaparon? ¿Otros como él? -preguntó, inquieto.

-Eso es lo que estamos tratando de descubrir -respondió Maddie, pasando rápidamente las páginas.

La tarde avanzó en un silencio lleno de concentración, interrumpido solo por comentarios ocasionales y el sonido de las páginas al ser volteadas. Parecía que cuanto más leían, más preguntas surgían. Cada uno de los nombres y descripciones de los demonios en los libros era más espeluznante que el anterior. Finalmente, al caer la noche, una tormenta comenzó a formarse nuevamente en el cielo, envolviendo a Sunnydale en una inquietante oscuridad.

Ethan se estiró, cerrando uno de los libros y mirando al grupo con determinación.

- Podemos seguir investigando, pero tarde o temprano vamos a tener que actuar. Esto no es solo una historia en un libro, esto nos está ocurriendo, y puede que no tengamos todo el tiempo del mundo.

Nick asintió, sintiendo cómo una mezcla de responsabilidad y miedo crecía en su interior. Sabía que tenía que enfrentarse a lo que venía, incluso si no estaba listo.

Cuando la noche cayó por completo y la lluvia comenzó a golpear las ventanas de la habitación, los chicos se despidieron, cada uno volviendo a sus casas bajo la amenaza de otra tormenta. Mientras caminaba de regreso, Nick no podía sacudirse el presentimiento de que algo, o alguien, lo estaba observando desde las sombras.

Al llegar a casa, se desplomó en su cama, agotado, con los ojos fijos en el techo. Los relámpagos iluminaban la habitación a intervalos, y el sonido de los truenos parecía reverberar en su pecho. Se quedó allí, en silencio, mientras una sensación de inquietud se iba apoderando de él.

Poco a poco, el sueño lo fue envolviendo, llevándolo a un lugar oscuro donde, en la distancia, creía ver unas alas...

Hijo del Diablo y los 9 círculos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora