El amanecer llegó lentamente, con las primeras luces bañando la habitación de Nick y disipando los rastros de la tormenta de la noche anterior. Un rayo de sol atravesó las cortinas y se posó en sus ojos, forzándolo a abrirlos mientras aún intentaba desperezarse de la pesadilla que lo había perseguido durante la noche. Las imágenes de sombras y alas seguían frescas en su mente, el eco de aquellas visiones aún resonaba en él, pero se obligó a dejar esos pensamientos de lado al escuchar una notificación en su teléfono.
Era un mensaje de Maddie:
"¿Estás despierto? ¿Te veo en el café antes de clases?"Sin responder, se levantó y se alistó rápidamente, notando la urgencia de esa invitación. Algo en la expresión de Maddie de la noche anterior, cuando hablaban sobre demonios y peligros, le había dejado una extraña sensación en el pecho, una mezcla de preocupación y... Algo más, algo que no terminaba de comprender. Caminando hacia el café, Nick sintió que aquella ansiedad se mezclaba con un entusiasmo que no había experimentado antes, una extraña sensación de alivio al saber que ella estaría allí esperándolo.
El pequeño café estaba medio vacío a esa hora, y el sonido suave de la cafetera, junto con el murmullo de las conversaciones, llenaba el lugar. Nick apenas había cruzado la puerta cuando divisó a Maddie en una mesa en la esquina, leyendo algo en su cuaderno, con una taza de café humeante a su lado. Su cabello caía ligeramente sobre su rostro, y la luz de la mañana le daba un brillo especial, resaltando sus facciones de una manera que lo dejó momentáneamente sin aliento. Al acercarse, Maddie alzó la vista y le sonrió, con esa calidez que siempre lograba desarmarlo.
-¡Hola! - Dijo, dándole un espacio en la mesa mientras Nick se sentaba. - Espero que no haya sido demasiado temprano para ti. -Añadió, con una pequeña risa que le iluminó el rostro.
-Para nada. Cualquier excusa para evitar otra clase de matemáticas -respondió Nick, sonriendo, aunque en el fondo se sentía aliviado de tener un momento con ella fuera del caos en el que habían estado inmersos.
Maddie lo miró por un instante, como si lo evaluara, antes de que su expresión cambiara a una más seria. Cerró el cuaderno y lo guardó en su mochila, dejando solo la taza de café entre ellos.
-Quería hablar contigo sobre lo de anoche. -Se inclinó un poco hacia él, bajando la voz. - Lilith, las revelaciones sobre... Lo que eres y todo lo que podría desatarse, no es algo que podamos ignorar, y sé que debe ser abrumador.
Nick asintió, intentando ordenar sus pensamientos. Sabía que ella lo decía con empatía, pero escuchar esas palabras hacía que la realidad golpeara más fuerte. Maddie lo miraba con una calma que parecía contrastar con su propia agitación, y eso le daba una extraña sensación de paz.
-Sé que parece mucho. -Respondió al fin, mirándola a los ojos. - A veces, siento que esto es más de lo que puedo soportar, como si de repente toda esta... conexión con el infierno me estuviera atrapando.
Maddie, sin decir nada, extendió la mano sobre la mesa y la posó encima de la suya. El gesto fue suave, pero tuvo un peso que él no esperaba. Nick sintió el calor de sus dedos, y la tensión en su pecho disminuyó, como si ese simple toque fuera suficiente para estabilizarlo.
-No estás solo en esto, Nick. No tienes que enfrentarlo solo. -Susurró Maddie, sus ojos reflejando una mezcla de preocupación y determinación.
El momento se prolongó en silencio, ambos conscientes de la conexión que fluía entre ellos. No había palabras que pudieran capturar lo que sentían, pero en ese instante, era como si todo a su alrededor desapareciera. Para Nick, el mundo podía estar cayéndose en pedazos, pero mientras Maddie estuviera allí, la carga no parecía tan pesada.
Un par de estudiantes entraron al café, rompiendo el momento. Maddie retiró su mano, aunque una leve sonrisa permaneció en sus labios, y Nick carraspeó, tratando de recobrar la compostura.
- Deberíamos irnos, las clases van a empezar pronto. - Dijo ella, recogiendo su mochila, aunque algo en su tono dejaba claro que tampoco quería romper ese momento.
Ambos caminaron juntos hacia la escuela en un cómodo silencio, compartiendo una conexión que iba más allá de las palabras. Cuando llegaron, Ethan y Lara ya los esperaban en los casilleros, ambos con miradas de complicidad, como si hubieran notado algo entre Nick y Maddie.
-¿Café matutino juntos, eh? -Bromeó Ethan, alzando las cejas mientras sonreía de forma traviesa.
-Nada especial, solo coincidimos allí. - Respondió Nick rápidamente, aunque su tono poco convincente hizo que Maddie y los demás sonrieran.
Pasaron la mañana entre clases y reuniones, aunque, para Nick, la presencia de Maddie a su lado hacía que el peso de los recientes descubrimientos se sintiera un poco menos abrumador. En el almuerzo, el grupo se reunió en su lugar habitual, en el campo detrás de la escuela, donde podían hablar sin temor a ser escuchados. La hierba aún estaba húmeda por la lluvia, y se acomodaron en una zona seca, formando un círculo.
-Entonces, ¿algún avance sobre cómo enfrentarnos a lo que Lilith mencionó? - Preguntó Ethan, mirando a Nick.
Nick suspiró, encogiéndose de hombros.
-Aún no lo sé. Cada vez que trato de concentrarme en eso, me parece como intentar resolver un rompecabezas sin ninguna de las piezas. Y todo esto de los círculos del infierno... Es abrumador.
Maddie, que estaba sentada a su lado, colocó una mano en su brazo, dándole un suave apretón.
-Podemos dividir el trabajo, si quieres. No tenemos que resolverlo de una sola vez. Tal vez podemos investigar un círculo a la vez, o buscar cómo enfrentarnos a demonios como Belcebú, que podría ser el primer en aparecer.
Lara asintió, con un brillo decidido en sus ojos.
- Podemos investigar, pero también deberíamos estar atentos a cualquier señal en la ciudad. Ya sabemos que están sueltos, así que es cuestión de tiempo antes de que intenten algo.
Después de un rato, el tema de conversación cambió a la vida cotidiana. Lara y Ethan empezaron a hablar sobre los exámenes, las clases y las cosas normales de la vida de un adolescente, y poco a poco el ambiente se volvió más relajado. A pesar de la amenaza inminente, esos momentos juntos ayudaban a mantener la esperanza.
Más tarde, cuando se aproximaba la hora de ir a casa, Maddie se acercó a Nick, con una sonrisa ligera en los labios.
-Hey, ¿te gustaría venir a casa esta tarde? Mi madre y mi hermana no estarán y podemos investigar un poco más sobre esos círculos... O simplemente descansar un poco y ver una película.
Nick aceptó, sintiendo que estar con ella en ese momento era justo lo que necesitaba. Se dirigieron juntos a la casa de Maddie, conversando sobre trivialidades mientras la tensión de los últimos días parecía disiparse. Una vez allí, Maddie preparó unas palomitas y le ofreció a Nick elegir la película. Mientras veían, se recostaron en el sofá, y poco a poco, la conversación fue menguando hasta que el silencio entre ambos se volvió casi palpable.
-Gracias, Maddie. - Murmuró Nick, con la mirada fija en la pantalla. - En serio, gracias por estar aquí.
Ella lo miró, con una calidez que parecía traspasar cualquier barrera entre ellos.
-No tienes que agradecerme, Nick. Eres importante para mí. -Respondió en voz baja, sus palabras cargadas de una sinceridad que le hizo sentir algo nuevo, algo que no había sentido antes.
El silencio regresó, pero esta vez era diferente, cargado de una tensión sutil y un entendimiento mutuo. Mientras sus ojos se encontraban, algo pareció cambiar entre ellos, y, en un impulso, Nick se inclinó ligeramente hacia ella, cerrando los ojos cuando sus labios se encontraron en un beso suave y lleno de promesas.
La lluvia comenzó a golpear las ventanas de nuevo, pero, en ese instante, el mundo exterior no tenía importancia. Para Nick y Maddie, aquel momento en el que se fundieron en un beso era como un refugio, un lugar seguro en medio de la tormenta de sus vidas.
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Hijo del Diablo y los 9 círculos
FantasyLibro 2 de Hijo del Diablo. Continúa las aventuras de Nick Powler, nuevas aventuras, nuevos misterios y nuevos enemigos y amigos. • Prohibido la copia.