La primera luz de la mañana asomaba entre las nubes grises, revelando un ambiente todavía húmedo por la tormenta reciente. Nick despertó temprano, sintiendo un peso extraño en el aire, como si algo acechara desde las sombras. Sabía que la noche anterior había sido intensa, y a pesar de la aparente victoria sobre la criatura en la biblioteca, no podía dejar de pensar en la advertencia de Lilith sobre los nueve círculos del infierno. Sabía, en lo más profundo, que el peligro estaba lejos de terminar.
Se encontró con Maddie más tarde en el parque cerca de la escuela. Al verla, sintió una calma que solo ella podía proporcionarle. Habían pasado por tanto juntos, y después de lo que había compartido en el sótano de la biblioteca, supo que Maddie era más que una amiga. Había algo fuerte y especial entre ellos, una conexión que crecía con cada peligro que enfrentaban, y, en ese momento, sabía que no podía callarlo más.
-Maddie... - Murmuró, sus palabras titubeantes pero cargadas de significado. - Sé que esto es algo inesperado, con todo lo que hemos pasado... pero no puedo evitar sentir que... Quiero que estemos juntos, oficialmente.
Ella lo miró, con una mezcla de sorpresa y felicidad reflejada en sus ojos. Sonrió suavemente y tomó la mano de Nick, entrelazando sus dedos.
- Yo también quiero eso, Nick. No quiero que nada nos separe... Especialmente ahora.
Ambos se miraron durante unos segundos, sin necesidad de palabras. En ese momento, entre el silencio y la serenidad del parque, se declararon pareja, sellando su promesa en un abrazo, y el mundo alrededor pareció desvanecerse.
Mientras tanto, en una esquina de la ciudad, una figura los observaba desde la distancia, escondida entre los árboles. Un hombre de apariencia desaliñada, con la piel pálida y los ojos hundidos, los miraba con una sonrisa torcida. Su presencia pasaba desapercibida, pero su intención era clara. Había sido uno de los prisioneros del infierno que logró escapar cuando se abrieron los nueve círculos, y desde entonces, había seguido cada movimiento de Nick y sus amigos, esperando el momento justo para hacer su aparición.
Ese extraño sabía que Nick era el nefilim y, aunque por ahora prefería observar, sabía que el momento de intervenir estaba cerca.
Al otro lado de la ciudad, en un barrio modesto, una joven se encontraba firmando los últimos documentos para alquilar su nuevo apartamento. Con el cabello rubio y la mirada resuelta, parecía joven pero cargaba un aire de misterio y determinación. Su nombre era Anna, y en su rostro había una cicatriz apenas visible, recuerdo de un accidente del cual pocos sabían. Justo después de terminar de firmar, agradeció al agente de bienes raíces y miró las llaves del apartamento en su mano. Anna no era del todo consciente de lo que le deparaba su llegada a esa ciudad ni de los encuentros que la esperaban.
De regreso con el grupo, el día transcurrió de manera tranquila en la escuela, como si la noche anterior fuera solo un recuerdo distante. Sin embargo, en el fondo de sus mentes, la amenaza seguía latente. Durante el receso, Ethan, Lara, Maddie y Nick se reunieron en su lugar habitual, discutiendo lo sucedido.
-¿Crees que esa cosa que vimos era realmente Belcebú? -preguntó Ethan, con un tono que oscilaba entre incredulidad y temor.
Nick asintió, mirando hacia el horizonte, pensativo.
-Era él, pero lo que ocurrió en la biblioteca solo fue un enfrentamiento menor. No hemos terminado con él, eso es seguro. Belcebú es mucho más fuerte y peligroso de lo que vimos anoche. Probablemente estaba... midiendo nuestras capacidades.
-¿Y si está planeando algo más grande? - Preguntó Lara, mordiéndose el labio con preocupación. - Podría estar esperando el momento adecuado para atacarnos de nuevo.
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Hijo del Diablo y los 9 círculos
FantasíaLibro 2 de Hijo del Diablo. Continúa las aventuras de Nick Powler, nuevas aventuras, nuevos misterios y nuevos enemigos y amigos. • Prohibido la copia.