Después del incidente en la arena, no hablamos más. Llevábamos tres días sin dirigirnos la palabra, somos unos totales desconocidos. Pese a que ese día no hubo más que un beso en el cuello.
Después de un asqueroso día en la escuela, llegue a casa con Amy para prepararnos. Billy haría una fiesta en su casa y toda la escuela estaba invitada. Me escaparía de casa, papá en estos días andaba muy paranoico con que algo iba a pasar.
-Babosadas. –dije respondiéndole la pregunta a Amy sobre lo paranoico que estaba mi padre.
-Quizás Richard tiene razón, tu sabes afuera hay muchos peligros. –dijo mirando el vestido rojo que tenia entre mis manos.
-¿Qué paso con Amy? ¿Dónde la llevaste? Has madurado amiga. –reímos juntas.
Tocaron la puerta de mi habitación.
-¿Y si es tu guardaespaldas? –dijo en un susurro Amy.
-Dile que me estoy bañando, para dormirnos. –dije entrando al baño a esconderme.
Sentí como Amy hablaba con Louis. Cuando sentí la puerta cerrarse salí nuevamente hacia mi habitación.
-¿Qué dijo? –le pregunte.
-Dijo que no saliéramos, que recuerdes que tu padre dio esa orden. Solo eso.
Salimos sigilosamente por el pasillo, mirando a todos los alrededores. Pero todo estaba desierto. De repente una puerta sonó, era la habitación de Michelle. Nos apegamos a la pared, vi como Louis salía de la habitación de Michelle, ella solo traía ropa interior y no precisamente ropa de una señorita. Las ganas de gritarle perra a la cara me hacían hervir de la rabia. ¿Amor M.?, Louis en la escuela acompañándola. Ahora todo calzaba a la perfección.
Llegamos al auto, estaba un poco frustrada por haber visto a Michelle y a Louis. A veces quisiera olvidar ciertas cosas.
-¡Hoy nos emborracharemos a morir Amy! –dije subiendo la música.
Cuando llegamos a la gran casa de Billy movía mis pies rápidamente, nerviosa. Quiero estar en peligro, quiero beber y quedar indefensa. Quiero que me hagan daño. Así tenía una excusa maldita para llamar al idiota de Louis Tomlinson.
-___________. –Billy fue a saludarnos.
-Hola. –dije. Amy miraba hacia todos lados buscando algo.
-¿Qué buscas? –le pregunte.
-Quiero sentarme. ¿Billy donde puedo sentarme? Estoy muy cansada. –Billy nos llevo cerca de la pista de baile. En esta fiesta no había descontrol. Y yo quería descontrol, eso se solucionaría en unos momentos.
-¿Tienes alcohol? –le pregunté a Billy.
-Les traigo enseguida.
-__________ solo prométeme que no tendremos un orgía si empiezas con tu descontrolada noche. –dijo Amy.
-¿Una orgía? ¿Bromeas? No soy tan perra. –me gire y vi como Michelle bailaba en medio de la pista de baile.
-¿Y esta que está haciendo aquí? –dije molesta.
Amy se encogió de hombros.
Billy trajo dos vasos con cerveza, en menos de dos minutos las había bebido.
-¿_________ estás bien? –Amy me acariciaba el cabello, mientras yo miraba atentamente cada movimiento de Michelle.
-¡Quiero matarla! Capítulo 24-¡Quédate donde estas! –cuando ya estaba de pie, alguien había tomado mi mano tirándola fuerte.
-¿Qué quieres? ¡Yo la odio! –era más que notorio que estaba celosa. Y no tenía porque estarlo.
-Ven conmigo. No le hagas nada malo, ella quiere disfrutar la fiesta y nosotros también podemos hacerlo. –miro directamente mi escote pronunciado. –Solos.
En las películas siempre los antagonistas decían que era dulce la venganza. Ahora lo creía si era dulce la venganza ¿Por qué lo digo? Porque Louis Tomlinson venia entrando por la puerta principal de la casa de Billy.
Tome la mano de Billy aceptando su invitación.
-___________ ni se te ocurra. –Amy me advirtió.
-Muérete. – le mostré el dedo del medio a mi mejor amiga Amy.
Pase por el lado de Louis Tomlinson, él estaba con su traje de guardaespaldas impecable, su perfume... Dios mío.
Solté la mano de Billy, mi racionalidad había vuelto a mi cuerpo. –Creo que me voy. No me siento bien, estoy mareada.
-No te vayas, mejor vamos a mi habitación y yo te cuido como en los viejos tiempos. –hablo cerca de mi oído.
Comencé a caminar hacia la puerta principal. –Lo siento Billy necesito ir a mi casa.
Me recosté en el capo de mi auto, mirando el cielo nublado de Inglaterra.
-¿Te he dicho que tienes lindas piernas? –alguien hablo.
Me enderecé rápidamente. Sus cejas enarcadas pedían una explicación de algo que había cometido.
-Lo sé, estuvo mal salir. Si mi padre se entera de que vine a la fiesta te juro que le cuento lo tuyo con Michelle. –dije algo molesta, ella me molestaba, es tan perra, tan sínica, tan Michelle.
Él rió sin ánimos. -¿Yo con Michelle? __________ nos conocemos hace algunas semanas, no soy de esos que están con una chica con tan solo conocerla algunos días.
-Me explicaras ¿Qué hacías en su habitación esta noche? –ahora yo pedía una explicación.
Sus ojos azules se abrieron. Tosió y miro hacia el cielo. Seguro que estaba pensando alguna excusa para darme.
-Estás celosa. –el rió nuevamente sin ganas.
-¿No me contestaras? Genial. Pero solo un consejo ocupa condones, tú no sabes qué tipo de infección tiene Michelle. –le guiñe el ojo burlonamente.
Él quedo en medio de la calle donde los autos estaban aparcados, camine hacia mi auto. Maneje con rabia, llegue a mi casa, las luces estaban todas apagadas.
Saque mis tacones para no llamar la atención con el ruido. Camine por el salón, mire hacia atrás esperando ver a alguien ya que sentía que alguien iba cerca de mí.