Capitulo 4

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*Carina Pov.*

Tras sonreír, me moví lentamente de la cama sin despertarla y quité el celular que había dejado cargando. Al notar que la batería estaba llena, lo dejé a un lado y noté que me desperté una hora antes de lo que debía, así que tenía mucho tiempo antes de tener que ir a prepararme para iniciar el día en el campamento. Observé a Maya y estaba dormida pero algo me hizo sonreír, tenía una erección. Me reí en silencio y me puse una remera y un pantalón solo por si acaso, salí hasta la clínica y todo estaba en silencio. Miré por la ventana moviendo la cortina y todo estaba silencioso, los organizadores seguían durmiendo y apenas estaba saliendo el sol. Perfecto. Fui hasta los insumos y tomé la caja, notando que dentro había dos condones. Revisé y no había más por lo que tomé uno. Guardé la caja en su lugar y regresé a la habitación. Cerré la puerta con cuidado y fui a la ventana para asegurarme de que estaba cerrada y no se veía nada.

Me quité la ropa para quedar desnuda otra vez y Maya seguía dormida para cuando me metí en la cama a su lado. Dejé el condón sobre la mesa de noche al costado de la cama y me acomodé en los brazos de Maya, la cual me abrazó dormida. Mordí mi labio y bajé la mano con la clara intención de llamar si atención, así que tomé su miembro. Lo acaricié lentamente y su respiración se aceleró al punto que soltó gemidos silenciosos y abrió los ojos. Me miró mordiendo su labio y me arrimó a su cuerpo para besarme mientras estábamos recostadas de lado. Ninguna dijo nada, solo nos besamos y dejamos la lengua en la garganta de la otra al tiempo que mi cadera se arrimaba a la suya, buscando el contacto de su erección.

Sentí sus manos en mis glúteos y mi espalda, su boca devorando la mía y mi cuerpo enloqueciendo ante el contacto. Poco a poco los besos se hicieron intensos al punto que nos frotábamos en la otra. Ella quería mi humedad y yo su tamaño, su largo y su calor. Su boca fue a mi cuello para dejar besos húmedos ahí y pasaba la lengua de forma muy lenta. Llevé mis manos a su pecho y acaricié sus senos de forma lenta, acomodé mi pierna encima de su cadera y ella llevó su miembro a rozarlo contra mí, humedeciéndolo.

—Necesito estar dentro de ti... —Dijo finalmente—. ¿Puedes ir por un condón?

—Está detrás de ti en la mesa de noche... —Le dije entre besos.

—Siéntese en mi cara, doctora... —Me dijo con seducción.

Mordí mi labio y acomodé mis piernas una a cada lado de su rostro.

—Vamos a extinguir este calor... —Dijo justo antes de llevarse toda mi zona a su boca para degustarla.

No se fue con rodeos, llevó su lengua a mis pliegues y enloqueció mi centro. Cerré los ojos y llevé mi cabeza hacia atrás ante el contacto. Maya sabía muy bien lo que hacía y bajé la mirada para mirarla de forma intensa mientras ella abrió la boca y comenzó a succionar mi centro. La miré desafiándola mientras soportaba mis ganas de gritar. No quería dejar las cosas así, por lo que hice un gesto de silencio y me giré para seguir sentada en su rostro pero tener el mío libre para atenderla. La cual tenía una dureza bastante pronunciada. Mientras ella continuó con su boca entre mis piernas, yo me incliné para tomar su miembro en mi boca y chuparlo. A medida que agregué mis manos y la toqué mientras mi boca se llevaba gran parte de su miembro, sus caderas se levantaron para ir más adentro y ambas comenzamos a gemir en silencio. Solo que no pude soportarlo cuando sentí dos de sus dedos dentro de mí.

—Ahhh... maldición... —Dije al sentirla y succioné con ganas su miembro.

—Mmm... —Dijo con gran entusiasmo, iniciando embestidas a mi boca.

Estuvimos así, atendiendo a la otra por largos segundos que se hicieron minutos. La sentí alejarse de mí y tomar el condón. Me hizo quedar sentada en cuatro y se quedó detrás de mí. La escuché abrir el condón y giré mi rostro para ver cómo se lo colocaba para luego darse prisa y tomar mi cadera. Comenzó a entrar en mí mientras me miraba a los ojos.

El corazón de un héroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora