Capitulo 6

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*Carina Pov.*

Me quedaba poco para terminar mi turno, así que estaba en recepción revisando planillas y viendo los resultados de algunos de mis pacientes. Sentí a alguien a mi lado y noté que era Andy.

—¿Carina, me das la planilla del paciente de Trauma 4? —Me dijo y tomé la carpeta para dársela.

—Aquí tienes, Andy. —Le dije y me sonrió.

—¿Cómo se comportó Maya en el campamento? —Me preguntó y la miré, estaba leyendo la carpeta—. Me dijo que compartieron cabaña, espero no haya sido un fastidio.

—No, para nada. —Por alguna razón, la mueva en su rostro me daba desconfianza y quise probar una teoría—. De hecho me sorprendió lo energética que puede llegar a ser. Me dijo que le enseñaron resistencia.

Andy soltó una risita y la miré. Estaba con una media sonrisa, me observó divertida y levanté una ceja hacia ella.

—¿Quemaron muchas calorías? —Me preguntó en un susurro.

Sonreí de costado y suspiré. Se suponía que tenía que guardar el secreto pero intuí que no podría guardárselo a su hermana teniendo en cuenta que me dijo lo unidas que son.

—Tranquila, soy una tumba. —Me dijo y asentí, suspirando de alivio—. Solo... no la lastimes, ha pasado por mucho.

—Lo sé... —Le dije y llevé mi mano a su hombro.

Iba a decirle algo pero justo aparecieron unas enfermeras y le hice un gesto para que me siga. La aparté de todos y la hice verme.

—Quiero asegurarte que no estoy jugando con tu amiga. —Le dije con la voz más baja que pudo—. Te prometo que te contaré todo, pero estoy por divorciarme. Te pido discreción con eso.

—Mañana acompáñame a almorzar y me cuentas. —Me dijo y asentí.

—¡Doctora DeLuca! —Dijo Maggie y me di la vuelta para verla—. Terminó su turno.

—Excelente. —Dije y miré a Andy—. Me voy, tu amiga me espera.

—Agótala. —Me dijo y sonreí.

Fui a marcar mi salida y luego salí del hospital. Me había traído un bolso porque mañana vendría directo al trabajo y no quería ir a casa. No quería cruzarme con Owen, estar exclusivamente con Maya. Así que fui en auto hasta el hotel que le dije a Maya donde estaría y una vez llegué, pedí mi habitación y le dije al chico que vendría una chica con la descripción de Maya. Pagué la noche y le dije que le daría la misma cantidad de dinero en la mañana si prometía cerrar la boca. Le mandé un mensaje a Maya con el número de la habitación y lo primero que hice fue darme una ducha. En tanto salí fui a tomar el bolso y tomar la lencería que traje para esta noche. Sí, quería sorprender a Maya. Me dejé el pelo húmedo, me puse la bata de seda y fui a la ventana para ver la noche. Me sentía tranquila, libre de no tener que estar atareada en el hospital y además, era liberador saber que espero a alguien que vale la pena esperar. Es algo triste que no quiera aparecer en mi casa para no cruzarme con el hombre que figura legalmente como mi esposo.

Sentí un golpe en la puerta y sonreí. Luego sentí un sonido proveniente de mi celular y tomé, para ver que era un mensaje de Maya.

Maya: Soy yo. Estoy en la puerta de la habitación.

Sonreí y le contesté.

Carina: Puedes entrar, está abierto.

Dejé el celular a un lado y me quedé de pie esperándola. La puerta se abrió y en tanto lo hizo, Maya se hizo ver. Cuando me vio, levantó las cejas y me miró de boca abierta. Cerró la puerta rápidamente y dio unos pasos cerca, la vi tragar saliva y dejar caer su bolso.

El corazón de un héroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora