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─Creo que mejor se lo ofrece al coño de su madre.

Parker me suelta y se aleja, con una mirada blanca, quizá reacio a creer lo que acabo de decir.

─De verdad pensé que eras más inteligente niña ─dice, cambió de semblante, eso me hace retroceder─. Bueno, supongo que serás más útil como una esclava.

Apenas me da tiempo a reaccionar cuando lleva sus manos hacia mí. Con un grito que no pude evitar soltar, me lanzo al piso y gateo hasta llegar a la mesa, tomar la botella y, antes de que se lance hacia a mí, lanzársela a la cara.

─¡AH! ¡ESTUPIDA PERRA! ─grita tirándose al suelo, con las manos empapadas de alcohol en su cara.

Corro hacia la salida, derribo la puerta, ignoro los llamados del guardaespaldas y me abalanzo hacia el salón principal. Sigo corriendo, sin mirar hacia atrás, el club está abierto así que esquivo a las empleadas hasta llegar a los vestuarios y tomar mi bolsa. Salgo con el corazón en la boca, no veo a Parker, pero sé que está buscándome. Me dirijo hacia la derecha, de pronto veo a Petrosa en el bar, y no puedo evitar topármelo cuando me descubre.

─¡Hey! ¡Sarita! ¿Todo bien con el señor Parker?

─¡No! ¡Y renuncio a todo esto! ¡Me largo! ─chillo pasando por su lado, dejándolo tartamudo con una cara larguísima.

─Qué... pero... por... qué... por...

Me deslizo entre la gente, sigo corriendo mirando hacia atrás varias veces, hasta que choco con alguien más, que me alegra tanto verle la cara como nunca.

─¡Lucas! ─lloro agarrándolo de los brazos.

─¡Hey, Sara! ─dice con una sonrisa, pero luego la borra y pone una expresión de desconcierto─. ¿Qué te pasa? ¿Estás bien?

─¡Tienes que salir de aquí! ─le digo─. ¡Sal del club! ¡Vete lejos antes de que te pregunten por mí!

─¿De qué carajos estás hablando?

─¡¡BEATRIZ!!

Miro hacia atrás, por encima de la música oigo sus gritos. Entre la gente, lo observo, Parker se dirige hacia mí con ojos rabiosos, de su ceja derecha brota un hilo grande de sangre, producto seguro del golpe con la botella.

─¡¿Te está persiguiendo ese?! ─me exclama Lucas, frenético.

─¡Sí! ¡Sabe quien soy! ─explico, aunque él no entiende nada─. ¡Lucas, me vio contigo! ¡Tienes que salir de aquí!

─¡Y un carajo niña! ─reclama─. ¡Ven, corre, vámonos!

Lucas me jala de la mano y ambos salimos del club. Corremos por el callejón hasta llegar a la calle, no quiero ni ver atrás, no quiero ni saber si Parker está pisándonos los talones. Lucas mira a todos lados, me hace correr hasta una esquina y alza la mano.

─¡Párate condenado taxi, que nos quieren matar! ─exclama sin pudor.

El vehículo se para. Apenas entro le grito la dirección del albergue al taxista y Lucas le grita que acelere de una vez.

Miro atrás, Parker estaba llegando. Se detiene en la acera y observa la carretera, con tres sujetos corpulentos detrás de él.

─Sara ─me llama Lucas, volteo a mirarlo─. Este chisme sí tienes que contármelo.


─Un momento ─dice Lucas luego de haberme escuchado. Tuve que contarle todo, revelarle quien soy y a quien tengo─. Entonces te llamas Beatriz, no Sara. Tienes una hija, con un demonio lo sabía, y estás siendo buscada por la putísima policía...

El Color Del MarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora