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─¡Te odio! ─me grita Kailani apenas salimos del edifico─. ¡No quiero irme! ¡Quiero quedarme con Pedro! ─Kaili me golpea el brazo con sus puños tan pequeños─. ¡Te odio!

Le sostengo los brazos, me acerco más a ella aún agachada.

─Perdóname Kailani ─le ruego─. Te prometo que si pudiéramos quedarnos lo haría, pero no podemos, nos están siguiendo.

─¿Quiénes? ¿Qué pasó? ¿Y quién es él?

Lucas estaba llegando, tiene mi mochila colgada detrás de él, yo preferí amarrarme la bolsa con el dinero dentro, por una seguridad que quiero mantener.

─El puto taxista se fue ─dice enfadado─. Ni siquiera le pagamos, así que seguro que huyó porque nos habrá escuchado ─se gira hacia Kailani y cambia su expresión─. Hola, te escuché preguntar quién diablos soy yo, me llamo Lucas, un amigo de tu madre.

─Nos va ayudar ─añado levantándome─. Kaili, las personas que nos siguen son malas, tenemos que irnos de aquí.

─¿Policías? ─me pregunta.

─No, es otra gente, pero siguen siendo malas ─explico─. Aunque, no vi que nos siguieran en el taxi, no podrían encontrarnos aquí.

─Sí es cierto que es una pandilla Sari, créeme, tarde o temprano nos encontrarán ─dice Lucas caminando de un lado a otro, viendo las dos partes del callejón─. Tenemos que conseguir salir de Petare.

Me dirijo hacia él.

─¿Salir? ─inquiero─. ¿Hacia dónde?

─Adonde te dije sobre el contacto que nos puede llevar a Valencia. ─Responde mirándome con el ceño fruncido─. Mira, es un tipo con un camión que justo pasa por ahí, un colectivero sin registro, te lleva adonde quieras con tal de que le pagues bien. Se apoda él mismo El Carguero, no nos hará preguntas, es el único que conozco que acepta montar niños.

Miro a Kailani, está callada viéndonos y girando a ver el albergue de vez en cuando.

─Bien, llévanos entonces ─le pido─. ¿Dónde está?

─Normalmente para por El Llanito cuando termina una jornada, si nos apuramos, podremos llegar antes de que se vaya.

─Eso no está muy lejos, ¿no?

─No, si tomamos un taxi llegamos. Vamos, ya.

Agarro a Kailani de la mano y ella no pone fuerza (pero no deja de mirar el albergue), avanzamos por la izquierda del callejón y cuando estamos a punto de salir a la calle.

─¡Mierda! ─exclama Lucas, de pronto siento su mano aferrándose a mi brazo y jalándome devuelta a la sombra del callejón.

─¿Qué pasa? ─le pregunto.

No responde, solo me ladea la cabeza, invitándome a mirar. Me asomo un poco y jadeo: es Parker, llegando con su traje montado en una moto muy grande, con varios otros sujetos en motos de distintos tamaños y color. Sí, es una pandilla de moteros, ¿pero como es que él puede tener esa pinta si es nada menos que el líder? Bueno, exceptuando la cicatriz fresca que tiene en la cara por el botellazo.

─Mami, ¿qué pasa? ─escucho a Kailani preguntarme.

─¡Shh! ─siseo─. Dame un momento Kailani.

─¡Registren la zona! ─exclama Parker deteniendo y bajándose de la moto─. Tiene que estar por aquí, ubiquen el albergue y tráiganme a las dos con vida.

─¡Jefe! ─un hombre musculoso repleto de tatuajes, calvo y con una barba larga y frondosa, y de muy alta estatura se baja de su moto y se acerca a Parker, su voz es tan fuerte que la escucho desde aquí─. ¿Está seguro que puede confiar en lo que dice Petrosa?

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⏰ Última actualización: Oct 28 ⏰

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