Entre una vez que dos hombres abrieron la puerta, pude ver a Rafael sobre un gran sofá que seguramente costaba un ojo y dos riñones.
Rafael: ¡Ratón! —me llamó con una expresión de felicidad, mientras que la mía no lo era—. A ver, princesitas... —las mujeres a su lado le dieron espacio para que pudiera levantarse—. Les presentaré a una de las muñecas de mi colección.
Caminó hacia mí con una gran sonrisa. Al llegar frente a mí, se colocó a un lado y continuó con su presentación.
Rafael: Ella es la magnífica “Mujer de mil rostros”, nuestra hermosa roedora, de la que tanto les conté. ¿No es hermosa?
—Muy hermosa —contestó una pelirroja oscura, mientras me miraba de arriba abajo. Su mirada era más que solo eso, lo cual me incomodó.
Rafael: Lo sé, lo sé —chasqueó los dedos y me llevó a una sala diferente—. Te he estado esperando, ratón. Qué bueno que llegaste. Supongo que Ramsés ya te dio un adelanto, ¿no?
—Sí —respondí sin más.
Rafael: ¿Nombre?
—Li Wei, 35 años, cumple años el 5 de noviembre. Nació en 1989 en Guangzhou, al sur de China. Sus padres están muertos; su madre falleció cuando nació, y a su padre lo mataron, así que quedó bajo la tutela de sus tíos paternos, donde ya estaba Li Jian.
Rafael: ¿Sabes sus últimos movimientos?
—Según la lagartija albina, ahora está involucrándose con Wang Zhao, quien curiosamente es el principal proveedor de su primo... —suspiré—. No entiendo qué quieres que haga. El tipo no te quiere a ti, quiere a su primo. ¿Yo qué? —Levanté los hombros con desgano.
Rafael: Quiero que lo mates, ¿no es obvio? —Abrí los ojos—. No sería la primera vez, hijita.
—Ramsés me dijo que no hiciera eso.
Rafael: Lo sé, tampoco quería, pero no solo quiero eso. Quiero que hagas que Zhao también esté de mi lado. Eres inteligente y sé que lo harás excelente —sonrió.
Es tan fácil decirlo como difícil hacerlo.
Rafael: Eso sí, ratón, no quiero indicios de que fui yo, ¿sale? No quiero huellas, marcas, un caballito tuyo por ahí... Nada. Aunque no lo creas, Li Jian me sirve, y lo quiero. —Levanté una ceja; eso no me convencía, pero está bien, después de todo no es como si pudiera negarme.
—Bien, pero Zhao viene en otro paquete; te saldrá más caro.
Rafael: No te preocupes por el dinero, ratoncito de melón —dijo, como si le hablara a una niña de tres años, mientras se acercaba y tomaba mi mejilla, apretándola con fuerza para molestarme—. Yo siempre cumplo con lo que prometo, pero tú también me tienes que cumplir, ¿está bien? Quiero a ese Yi Wen —lo pronunció mal— en una cajita de madera, dos metros bajo tierra. ¿Quedó claro?
Pude ver sus ojos brillar, esos enormes ojos terroríficamente azules resplandecer como si la única luz en la habitación fueran esos brillantes ojos. Está de más decir que daba miedo. Guardé mis nervios para mí, lo miré serena y asentí.
Rafael: Perfecto... Victoria está en el hotel donde te van a llevar; ve con ella —comenzó a alejarse mientras seguía hablando—. Está loca por verte —dijo antes de cerrar la puerta.
Sonreí, salí de ahí más animada. Yo también moría de ganas por ver a Victoria. No he contado suficiente de ella, pero ya se darán cuenta.
Al llegar al hotel, me dieron las llaves de mi habitación y luego pregunté por ella. Me dijeron dónde estaba y, sin dudar, fui a por ella. Estaba en una terraza privada, donde solo estaban ella y otras personas, pero muy alejadas de ella, tranquila, viendo una carpeta negra.
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las raices del peligro. Rindo Haitani
Fanfiction(hermanos Haitani #2) ¿Quien diría que así sucederían las cosas? Sin conocerte. Sin conocerme, solo dos extraños que ocultan sus secretos, que ocultan sus miedos... No voy a mentirte. Tengo miedo a lo que el futuro me espera, lo que pasara mañana m...