Capítulo 11

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Capítulo 11:

El joven cuervo veía con rabia al rubio que acompañaba a Sasuke, su entrenador. Le enfadaba porque él también quería a Sasuke de forma sentimental. Era el cuervo más fuerte e inteligente que había visto y tenía las esperanzas que cuando cambiara fuera su pareja. Antes de eso alguien se lo llevó y era el sujeto que tenía en frente. Pero no era por eso a lo que venía.

— He escuchado algo que creo que incumbe a tu nueva familia —no le había gustado que Sasuke le abandonara pero era importante.

— ¿El qué? —había entrenado mucho a ese mocoso y sabía qué hacía una montaña de un grano de arena

— Antes me tienes que prometer que no me abandonarás a mi suerte.

— ¿Por qué mi pareja te tendría que prometer algo como eso? —Naruto le miró extrañado.

— Porque sino no diré nada sobre las dos serpientes que pasaron la noche en el nido —dijo Konohamaru retó a Naruto.

— Yo no puedo hacer eso, tendrías que pedirle asilo a nuestra alfa —Sasuke sabía que llevarse al niño con ellos. Si algún cuervo lo había seguido se pondría en peligro, ni su abuelo podría librarle. Todos dirían que fue un accidente.

— No, yo quiero que me lo prometas tú —Konohamaru insistía. Él mismo era consiente que pronto llegarían los cuervos que le habían visto salir supuestamente a dar un paseo. La única persona en la que podía confiar era en su entrenador.

— Está bien —Sasuke cedió— te prometo que no dejaré que te pase nada —alargó su mano para enroscar el pelo del castaño.

El niño sonrió, sabía que Sasuke no le podía fallar. Pondría la mano al fuego por él, ya arreglaría las cosas con el chico rubio. Olía a zorro, un animal astuto, seguro que había amenazado a su entrenador para que sean pareja. Sasuke no tendría como pareja a alguien débil. Y aunque admitía que la presencia animal del zorro le intimidaba no creía que fuera lo suficientemente fuerte.

Los tres fueron directamente hacía el despacho de la alfa. En el hombro de Konohamaru se quedó el cuervo que Sasuke y Naruto habían visto antes posado en el árbol.

Su madre les atendió enseguida. Todo sea para librarse un momento de los papeleos.

— ¿Quién es este pequeño? ­—la mujer pelirroja lo había reconocido como un cuervo pero no se sentía amenazada, el muchacho que se mostraba delante de ella no llegaba a cambiar.

— Tiene información sobre Orochimaru y Kabuto —Explicó Sasuke— a cambio me ha pedido que lo proteja.

La alfa los miró a ambo— ¿Te comprometes a cuidarlo y que no cause líos? —la alfa aun recordaba cómo eran los jóvenes a esa edad. Al ver que Sasuke asentía con la cabeza lo aceptó. SE volvió a girar al más joven. Le sonría maternal mente— Bienvenido a mi manada pequeño, ¿Cómo te llamas?

EL castaño no había dicho nada al entrar al despacho porque el aura de la alfa le impresiona era como ver al monstruo salir debajo de la cama, su aspecto no era tenebroso pero su esencia familiar le hacía querer esconderse detrás de Sasuke. Cuando vio que la alfa se dirigía a él le entró miedo porque lo estaba mirando.

— Se llama Konohamaru —contestó Sasuke de su parte— Tienes que inclinarte ante ella —esta vez se dirigía a el más joven. Tal como dijo que hiciera se agachó lo suficiente para que la alfa pudiera morderle el cuello. Cuando sintió la cálida mano de la alfa su piel se erizó pero se tranquilizó. De algún modo ya no veía a la alfa tan amenazante.

El híbrido excluido (Libro 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora