Narrador: Después de los recientes eventos, Diego y Elena decidieron tomarse un día para relajarse y disfrutar de un poco de diversión. Se encontraban en un pequeño pueblo, conocido por sus festivales y actividades cómicas.
—Diego, mira eso —dijo Elena, señalando un puesto de disfraces—. ¡Vamos a probar algunos!
—¿En serio? —preguntó Diego, riendo—. Bueno, ¿por qué no?
Narrador: Elena y Diego se dirigieron al puesto y comenzaron a probarse diferentes disfraces. Diego se puso un traje de payaso con una peluca de colores y una nariz roja, mientras que Elena se vistió de princesa con un vestido exageradamente grande.
—¡Mira, soy un payaso! —dijo Diego, haciendo una mueca cómica.
—Y yo soy una princesa atrapada en este vestido gigante —respondió Elena, tratando de caminar sin tropezar.
Narrador: Ambos comenzaron a reírse a carcajadas, atrayendo la atención de los transeúntes. Decidieron participar en un concurso de baile improvisado, donde Diego intentó hacer una pirueta y terminó cayendo de espaldas, provocando más risas.
—¡Eso fue épico! —dijo Elena, ayudándolo a levantarse.
—Sí, pero creo que me lastimé el orgullo —respondió Diego, riendo.
Narrador: Después del concurso, se dirigieron a un puesto de comida donde vendían pasteles de crema. Decidieron comprar algunos, pero pronto se convirtió en una guerra de pasteles.
—¡Toma esto! —dijo Elena, lanzando un pastel directo a la cara de Diego.
—¡Oh, no lo harás! —respondió Diego, devolviéndole el golpe con otro pastel.
Narrador: Ambos terminaron cubiertos de crema, riendo tanto que apenas podían respirar. Los habitantes del pueblo los miraban con una mezcla de diversión y sorpresa.
—Creo que necesitamos una ducha —dijo Diego, limpiándose la cara.
—Definitivamente —respondió Elena, todavía riendo.
Narrador: Decidieron regresar a su alojamiento para limpiarse. Mientras se duchaban, Diego no pudo evitar hacer más bromas, imitando voces y haciendo caras graciosas a través de la cortina de la ducha.
—¡Diego, para! —dijo Elena, riendo—. ¡No puedo más!
—Solo trato de mantener el ambiente ligero —respondió Diego, con una sonrisa traviesa.
Narrador: Después de limpiarse, se sentaron juntos en el balcón, disfrutando de la vista del pueblo y recordando los momentos divertidos del día.
—Hoy ha sido increíble —dijo Elena, apoyando su cabeza en el hombro de Diego.
—Sí, lo ha sido —respondió Diego, besándola suavemente en la frente—. Y lo mejor es que lo hemos compartido juntos.
Narrador: Con el espíritu de Lucía guiándolos y el poder del amuleto a su disposición, Diego y Elena estaban listos para enfrentar cualquier desafío. Sabían que su amor y su conexión eran la clave para salvar al mundo y que, juntos, podían superar cualquier obstáculo, incluso con un poco de humor en el camino.
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"El Renacer del Amor Eterno" Libro 2: saga: "Las luces del destino"
De TodoDespués del sacrificio de Lucía, Diego se encuentra en una encrucijada. Con el amuleto místico en su poder y el recuerdo de Lucía guiándolo, debe enfrentarse a nuevas amenazas que buscan desatar el caos en la tierra. Mientras tanto, el espíritu de L...