Narrador: Elena y Diego se encontraban en una pequeña habitación dentro del templo, descansando después de su descubrimiento. La luz del cristal aún brillaba suavemente, llenando el espacio con una calidez reconfortante. Sentados uno al lado del otro, comenzaron a hablar sobre ellos mismos y sus sentimientos.
—Diego, nunca pensé que encontraría a alguien como tú en medio de todo esto —dijo Elena, mirándolo a los ojos—. Siento que estamos destinados a estar juntos.
—Yo también lo siento, Elena —respondió Diego, tomando su mano—. Pero no podemos olvidar a Lucía. Ella sacrificó su vida por nosotros y por el mundo. Debemos honrar su memoria y su muerte.
Narrador: Elena asintió, sintiendo una mezcla de tristeza y gratitud. Sabía que Lucía siempre sería una parte importante de sus vidas, y que su sacrificio no debía ser en vano.
—Prometamos que, una vez terminada nuestra misión, haremos todo lo posible por honrar a Lucía —dijo Elena, con determinación.
—Lo prometo —respondió Diego, acercándose para besarla suavemente.
Narrador: El beso se prolongó, lleno de amor y esperanza. Sus labios se encontraron una y otra vez, como si el tiempo se hubiera detenido. En esos momentos, nada más importaba que ellos dos y su conexión.
De repente, una figura apareció en la entrada de la habitación. Era una anciana de aspecto misterioso, con ojos penetrantes y una presencia inquietante.
—Si siguen con esta misión, una maldición caerá sobre ustedes y el mundo entero —dijo la anciana, con una voz grave y amenazante.
Narrador: Diego y Elena se separaron, sorprendidos por la aparición de la mujer. Diego sintió un escalofrío recorrer su espalda, pero su determinación no flaqueó.
—No importa lo que digas —respondió Diego, con firmeza—. Seguiremos adelante. No podemos detenernos ahora.
Narrador: Elena, por su parte, estaba paralizada por el miedo. Las palabras de la anciana resonaban en su mente, llenándola de dudas y temor. Diego, al ver su angustia, se acercó y la tomó de la mano.
—Elena, confía en mí —dijo Diego, acercándose para besarla suavemente en el cuello—. Juntos, podemos superar cualquier cosa.
Narrador: El beso de Diego tuvo un efecto calmante en Elena. Sintió cómo el miedo se desvanecía, reemplazado por una nueva confianza en Diego y en su misión.
—Está bien, Diego —dijo Elena, respirando profundamente—. Confío en ti. Sigamos adelante.
Narrador: La anciana los observó con una mirada enigmática antes de desaparecer en la oscuridad. Diego y Elena, ahora más unidos que nunca, se prepararon para enfrentar los desafíos que les esperaban. Sabían que su amor y su determinación eran la clave para desentrañar los secretos del amuleto y salvar al mundo de la oscuridad.
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"El Renacer del Amor Eterno" Libro 2: saga: "Las luces del destino"
CasualeDespués del sacrificio de Lucía, Diego se encuentra en una encrucijada. Con el amuleto místico en su poder y el recuerdo de Lucía guiándolo, debe enfrentarse a nuevas amenazas que buscan desatar el caos en la tierra. Mientras tanto, el espíritu de L...