Ya pasaron días desde el último experimento.
Las cosas que vi en el tiempo que realizamos El experimento 000 son simplemente inhumanas, sanguinarias y brutales.
El cabello de Aleix se había caído casi que en su totalidad, su cabeza se hizo considerablemente más grande. Ahora, su piel tenía un tono grisáceo, y sus ojos, antes llenos de vida, se habían hundido en sus cuencas, dejando solo un brillo apagado y distante. Cada vez que intentaba hablar, su voz salía como un susurro ronco, apenas audible.
El laboratorio, una vez un lugar de esperanza y descubrimiento, se había convertido en un escenario de pesadilla. Las paredes estaban manchadas con sustancias desconocidas, y el aire estaba cargado de un olor metálico y penetrante. Los otros sujetos del experimento no habían corrido mejor suerte. Algunos habían desarrollado deformidades grotescas, mientras que otros habían perdido completamente su humanidad, convirtiéndose en sombras de lo que alguna vez fueron.
El Dr. Francis, el líder del proyecto, caminaba de un lado a otro, murmurando para sí mismo. Su obsesión por los resultados lo había llevado al borde de la locura.
-Esto es solo el comienzo-decía, con una mirada febril en sus ojos.
Pero a qué costo, me preguntaba. Cada día que pasaba, sentía que nos adentrábamos más en un abismo del que no había retorno. Las noches eran las peores. Los gritos de los sujetos resonaban en los pasillos, y el eco de su sufrimiento se quedaba grabado en mi mente. No podía dormir, no podía escapar de la realidad que habíamos creado.
Una noche, mientras intentaba conciliar el sueño en mi pequeño cuarto dentro del laboratorio, escuché un ruido sordo. Me levanté y, con el corazón acelerado, me dirigí hacia el origen del sonido. Al llegar al pasillo principal, vi a Lucas uno de los sujetos del experimento, su cuerpo deformado y sus ojos llenos de desesperación. Intentaba escapar, pero sus movimientos eran torpes y dolorosos. Me acerqué lentamente, tratando de no asustarlo más de lo que ya estaba.
-¿Qué te han hecho?-le pregunté, aunque sabía que no obtendría respuesta.
El me miró con una mezcla de miedo y súplica. Antes de que pudiera hacer algo, escuche los pasos de el Dr. Francis no sabía que hacer y solo huí de ahí y dejé a Lucas, los gritos fueron más intensos que nunca. Me tapé los oídos con las manos, pero el sonido penetraba hasta lo más profundo de mi ser. Sentí que estaba perdiendo la cordura.
Fue una mezcla de horror y desesperación. El Dr. Francis continuaba con sus experimentos, sin mostrar ninguna señal de remordimiento. Los sujetos seguían sufriendo, y yo me sentía cada vez más impotente. Intenté hablar con algunos de mis colegas, pero todos parecían estar bajo el mismo hechizo que el Dr. Francis. Nadie quería admitir lo que realmente estaba sucediendo.
Al día siguiente en la tarde, mientras revisaba algunos documentos en mi escritorio, encontré una carta. Era de él prisionero que había visto aquella noche, escrita antes de que su transformación fuera completa. En ella, describía sus miedos y dudas sobre el experimento. Hablaba de cómo había empezado a notar cambios en su cuerpo y mente, y de cómo temía por su vida. La carta terminaba con una súplica desesperada:
-Por favor, detén esto antes de que sea demasiado tarde
Las palabras de Lucas resonaron en mi mente. Sabía que tenía que hacer algo, pero no sabía cómo. El Dr. Francis tenía control absoluto sobre el laboratorio, y cualquier intento de detenerlo podría resultar en mi propia destrucción. Sin embargo, no podía quedarme de brazos cruzados mientras más personas sufrían.
Esa noche, tomé una decisión. Esperé a que todos se retiraran a sus cuartos y, con el corazón latiendo con fuerza, me dirigí al laboratorio principal. Sabía que había cámaras de seguridad, pero esperaba que el Dr. Francis estuviera demasiado ocupado con sus experimentos para notar mi ausencia, salí al pasillo del hospital por primera vez quizás estaba siendo testigo de cada uno de los secretos que escondía cada pared, me situaba en el pasillo del hospital lleno de manchas de sangre por el piso, era un espacio cerrado vi algunas puertas algunas tenian carteles q decían "Pacientes peligrosos" escuche gritos y algunos de los pacientes a mí alrededor encerrados gritaban gemidos de auxilio uno de ellos se le podía ver con una bandeja de carne humana que había comido de su cuerpo, habian varios enfermos mentales pidiendo ayuda parecía que me trataban de convencer que los liberara avance con cautela por el pasillo oscuro, mi corazón latiendo con fuerza. Había logrado entrar a un lugar secreto, un laboratorio abandonado que estaba lleno de humo denso y asfixiante. La atmósfera era opresiva, y cada paso que daba resonaba en el silencio inquietante del lugar.
Me encontraba en una sección restringida. lo que realmente capturó mi atención fueron las figuras humanas en el centro de la sala.
Varios sujetos de prueba estaban en cautiverio cada uno en una celda de vidrio, sus cuerpos mostraban signos de infección. Algunos gemían de dolor, otros permanecían inmóviles, sus ojos vacíos y sin vida. Senti un nudo en el estómago al ver el sufrimiento de esas personas.
Mientras exploraba el lugar, mi mirada se detuvo en una figura familiar. Entre los sujetos de prueba, reconoci a mi amiga de la infancia, Clara. Su rostro estaba pálido y sus ojos, normalmente llenos de vida, ahora reflejaban desesperación. Corrí hacia ella, mi mente llena de preguntas y mi corazón lleno de angustia, la rescate de esa pesadilla pero parecía poseída y me empezó a ahorcar, la empuje hacia un lado y salí de ese tenebroso lugar, me encontré a Francis en el camino el me noqueó de un golpe y luego desperte atado a mi habitación una vez mas.
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Delirio (Editando)
HorrorEn una época donde las enfermedades se volvieron algo exclusivo en los seres humanos y motivo principal de las incontables muertes que ocurren, los humanos han comenzado diversos experimentos buscando la cura definitiva en los genes de los animales...