Capitulo 6 Extraño encuentro

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El revisor del tren notó el extraño comportamiento de una mujer joven de cabello oscuro y ojos color jade, que no dejaba de revisar sus alrededores desde que subió al tren. No estaba acompañada y cargaba una maleta de tamaño mediano.

—Señorita, me permite su boleto.

Sakura con una peluca que compró de la tienda de segunda mano del pueblo vecino levantó la mirada. Logró salir de casa acompañada de su padre y abordar el tren a primera hora. Hasta el momento todo salía bien, aunque la marcha del tren se sentía lenta. Viajaría todo el día y bajaría en otra estación para abordar otro tren, después no bajaría hasta la última parada donde su tía la esperaría. Despedirse de su padre fue duro por miedo de no volver a verle, pero siguió insistiendo que debía irse. Burlar a la mafia podía llevarlos a un trágico desenlace.

Kizashi pidió no volver en dado caso de perder contacto con él, asimismo no comenzar conversaciones con extraños. Mantenerse alerta en todo el camino bajo un perfil discreto era necesario para lograr escapar del radar de los Uchiha. Sin embargo, tratándose de un mujer joven y atractiva viajando sola llamaría mucho la atención.

En todo el camino se mantuvo despierta y alerta a los movimientos de los pasajeros. Muriendo de nervios logró llegar a la parada que debía abordar otro tren. Pasaba de la media noche cuando el tren se detuvo y todos sus pasajeros bajaron incluyendo a ella.

En la estación del tren avisaron que el próximo tren llegaría en cuarentena minutos. Como era de madrugada Sakura se sentó en una banca ocupada por una pareja de ancianos que también esperaban el próximo tren. Nuevamente alerta a sus alrededores escuchó la conversación de los ancianos, hablaban de que el tren que iban a abordar era nuevo y lujoso, contaba con una cabina de restaurante, una sala de descanso, y cabinas de primera clase.

Sakura al escuchar que tendría que gastar más de la cuenta, pues Kizashi le dio dinero, pero era poco por el previo viaje y gastos que había hecho, aconsejó cuidar cada centavo. Una vez instalada con Tsunade enviaría más dinero para costear su estancia y pagar el traslado fuera del país.

Cerca de la estación del tren había una tienda de conveniencia las 24 horas. Fue hasta la tienda para comprar comida y agua para un día. Mientras esperaba su turno para pagar, la máquina registradora se averió y la encargada pidió a los cinco clientes paciencia mientras la echaba a trabajar. Sakura era la última en la fila. Vio hacia la estación del tren cuando de pronto la llegada del tren que esperaba fue anunciada en un tablero y las luces a los costados de las vías. El tren no se marcharía pronto y tampoco perdería su asiento, así que permaneció tranquila mientras escuchaba el sonido del tren acercarse a lo lejos.

En ello tres coches de alta gamas estacionaron cerca de la estación en una área restringida. Varios hombres bien vestidos bajaron, y uno grande y corpulento abrió la puerta a uno de todos, dando a entender que era la persona que pagaba por sus servicios. Como anteriormente escuchó por los ancianos que el tren era de lujo no se sorprendió ver a esa clase de personas abordarlo. Sakura puso atención en la empleada que logró arreglar la caja registradora. Cuando pagó y salió de la tienda de conveniencia, los coches de alta gama desaparecieron, igual que los ancianos que esperaban en una de las bancas de espera. Cruzó la calle y subió al tren en las cabinas de la tercera clase. Con surte no tendría que competir con nadie. Se deslizó hasta la ventana y cerró los ojos para descansar un poco. La nueva travesía sería más larga que la anterior, no podía darse el lujo de no descansar.

Cuando despertó por el ruido y los movimientos del tren, se percató que estaba vacío la tercera clase, ya que todos se encontraban en la cafetería. Era la hora del almuerzo y su estómago lo sentía. Con un letrero que prohibía comer en esa área y con cero ojos observando, Sakura comenzó a comer a escondidas. Lamentablemente no pudo hacer lo mismo a la hora de la comida, ya que una revisora de tren la pilló y le pidió que usará la cafetería. Para no ocasionar problemas fue a la cafetería la cual ya estaba llena dejando un solo lugar cerca de la puerta del restaurante. El aroma de deliciosos alimentos recién hechos provocó más su apetito llevándola a desobedecer a su padre, y tomando asiento en una mesa vacía del restaurante. El mesero que atendía pronto llevó el menú del día y preguntó por algo de tomar mientras esperaba.

Infierno Rosa (Segundo libro de Pesadilla) En proceso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora