Cuando Charlie invita a Lucifer a vivir en el hotel, espera encontrarse con su distanciado padre. En cambio, ella y sus amigos se ven arrastrados a un misterio más antiguo que el tiempo mismo. El diablo es más de lo que parece y está tratando algo...
Este capítulo fue una bestia para escribir porque elegí que los pronombres de Emily fueran "Ellos". Lo hice como un desafío para mí y déjame decirte que escribir un personaje de género flexible/no binario te obliga a pensar mucho en la estructura de tus oraciones y en nuevas formas de referirte a grupos de personas. Creo que hice un buen trabajo esta vez.
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Charlie estaba pasando apuros. No había una mejor manera de describir la situación actual en el hotel.
Después del incidente de los Overlords y de expulsar a aquellos que no estaban allí para la redención, quedaron reducidos a 10 residentes. Se implementaron nuevas políticas, se creó un proceso de revisión más estricto y exhaustivo para los solicitantes y el personal estaba trabajando para mejorar el programa en general.
Para aumentar su estrés, el Cielo la estaba presionando. Exigían avances, enviaban críticas inútiles y ya pedían un cambio en los acuerdos firmados durante las conversaciones de paz. Todas las semanas, recibía un mensaje de alguien y todas las semanas daba las mismas respuestas. Para ser honesta, eso la estaba volviendo loca. Vaggie estaba preocupada e incluso se ofreció a interferir, pero esa era la responsabilidad de Charlie. Ella se encargaría de ello.
— Lo siento. — suspiró Emily a través del teléfono. Charlie podía oír la frustración del serafín. — He revisado la mitad de nuestras bibliotecas y textos sagrados. Nada explica el proceso de evaluación de un alma. Estoy tratando de comunicarme con los arcángeles, pero nadie responde.
— Está bien. — intentó asegurarle Charlie a su amiga.
— ¡Pero no es así! — gritó Emily — ¿Cómo se supone que vamos a avanzar en algo que nadie entiende?
Charlie no lo sabía y ese era el quid de su problema. Si pudieran conseguir una pista, por pequeña que fuera, sabrían en qué dirección avanzar.
— ¿Has intentado preguntarle a tu papá? —preguntó Emily nerviosa.
— Um... bueno — Charlie pronunció la última palabra. — no. — dijo con sinceridad. El silencio se encontró con su confesión. Charlie rió nerviosamente. — Lo sé... — suspiró Charlie — debería, pero... —Tenía miedo. Había aprendido mucho sobre su padre en los últimos meses, pero todavía quedaban cosas por descubrir. Le preocupaba su próximo secreto y que pudiera ser el que finalmente alejara a todos, de una vez por todas. ¿Cómo podía explicárselo a Emily? — Hay muchas cosas sobre mi padre que no sabía — empezó. — no crecí con él, así que... — se quedó callada.
— Podría… —dijo Emily con voz suave, vacilante. — ¿Crees que podría preguntarle?
Charlie inhaló profundamente entre dientes. Miró hacia un grupo de marcos de fotos que se alineaban en el lado izquierdo de su escritorio. Se había propuesto como misión después de los Exterminios sacarse una foto con cada uno de sus amigos. Su familia. Junto a la foto de Vaggie estaba la más reciente que se tomó con su padre durante la celebración del nuevo hotel. Los dos Morningstars estaban enredados en un baile tonto. La sonrisa de su padre brillaba, incluso en la película, mientras hacía girar a Charlie al ritmo de la música. De fondo, sus amigos se reían y señalaban porque su padre tenía que saltar para hacer girar a Charlie debido a la diferencia de altura. Todos parecían tan felices, felizmente ignorantes de lo poderosa y aterradora que es realmente la ira del Diablo. Ahora parecía que todos andaban con pies de plomo alrededor del Rey del Infierno, y Charlie no estaba segura de querer añadir a Emily al grupo en caso de que descubrieran otro secreto espeluznante sobre Lucifer.
