Capítulo 9

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                               Muerte asegurada

Harold

Me levanto de la cama y me voy al cuarto de baño, después de unos segundos salgo con una toalla envuelta en la cintura, Fiorella sigue dormida.

Tomo mi teléfono y marco el número de Yakol. Suena un par de veces y contesta rápidamente.

—Hola, Kuznetsov.

—Yakol.

Caminé hasta el balcón y me recosté en el. Tome un vaso de whisky y le di un gran trago.

—¿Qué hay de bueno por Rusia?. Tienes una invitación para mí ¿No crees que ya es tiempo de una reunión de amigos? Que hay de Benson, escuché que hicieron una pequeña estafa y no fui invitado, eso dolió sabes.

—Acá en Rusia todo está bien. ¿Qué hay de china?. Yo creía que Benson te había invitado.

—Ese carbón no me dijo ni pío.

Solté una risa desde el fondo de mi garganta y me terminé el whisky de un solo trago.

—El motivo de mi llamada es que quiero que me hagas un anillo a mi gusto.—Dije mientras llenaba el vaso de más whisky.

—¿Qué clase de anillo?.

—Uno de compromiso.

—¿Te nos casas Kuznetsov?— Preguntó algo sorprendido.

—Todo es por motivos personales, nada tiene que ver con el amor.—Dije en un tono neutral.

—Está bien, solo dime el estilo y sabes que lo tendrás.

—Dentro de unos minutos te mandaré una fotografía.—Fue todo lo que dije antes de colgar la llamada.

Me adentré a la habitación y tomé una hoja de mi escritorio, tome asiento en el balcón nuevamente y empecé a trazar un círculo en la hoja de papel, empecé con el anillo de Fiorella, dibujé unos nudos pequeños que tenían forma de flores, en la parte de la piedra hice un diamante cuadrado, con pequeños diamantes alrededor y una flor dentro del diamante cuadrado.

Me quedé observando el dibujo que había hecho y quedé satisfecho con el resultado, me terminé el vaso de whisky y le envié la foto a Yakol, él me respondió que dentro de un mes lo tendría listo.

Me acerqué nuevamente al balcón y me quede viendo toda la cuidad, miré el reloj en mi muñeca y me di cuenta de que había estado fuera de casa y de todo mi trabajo más de 5 horas, nunca me había descuidado tanto de mi trabajo como mafioso por una mujer.

Sentí los pasos de alguien a mi espalda, rápidamente Fiorella se recostó a mi lado viendo las luces de la ciudad. La miré de reojo y tenía los ojos achinados y la marca de la cobija figurada en el lado derecho del rostro.
Ella cerró los ojos un momento y luego los abrió, tomó mi vaso de whisky y se lo termino de un solo trago.

–¿Seca?.

—Uff, adolorida. Tu Harold-conda me dejó con ardor en la cuca—Dijo ella mientras se daba la vuelta, llevé mi mirada hacia su caminar, iba caminando como pato con las patas bien abiertas. Solté una carcajada.—No te rías que todo esto es tu culpa.

Dijo con enojo marcado en su voz.

—¿Mi culpa? Tú eras la que estabas ansiosa por probar mi polla, yo no tengo culpa de nada.—Me encogí de hombros y me adentré en la habitación siguiéndola.

—Bueno si tan solo me hubieras avisado que tenías una maldita anaconda ahí abajo—Puso su mano izquierda en la mitad de su brazo derecho y lo dobló—si hubiese avisado todo esto no hubiera pasado.

Entre disparos y deseo ( Un viaje a la lujuria )Where stories live. Discover now