Prólogo

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Salgo de la habitación con la sudadera en la mano, me dirijo y a la cocina y tomo una manzana, salgo de la cocina para dirigirme a la salida de la casa, antes de poner un pie afuera escucho que alguien me llama.

—¡¿A dónde vas hija?!—. Grita mamá desde la sala.

—¡Voy a gimnasio ya vuelvo!.

—¡Está bien ve con cuidado!—Después de que dijo esas palabras salí de la casa.

Camine por las calles durante unos minutos hasta que llegué al gimnasio. Entré y me dirigí a los baños, me cambié de ropa y luego salí, me dirigí a la parte de boxeo y tomé unos guantes, los coloque en mis manos y empecé a golpear el saco de boxeo, estuve alrededor de dos horas en el gimnasio, haciendo diferentes ejercicios.

La verdad es que nunca había estado tanto tiempo en el gimnasio, casi siempre pasaba poco tiempo, solo boxeaba una media hora y luego volvía a casa, pero hoy hice varios ejercicios, practiqué pierna y brazo al igual que glúteos.

Entré a los baños y me di una ducha rápida, después de haberme vestido salí del gimnasio y me dirigí a mi casa.

Después de un rato llegué a casa, entré y me dirigí a mi habitación, estaba por subir las escaleras cuando un bulto en el suelo llamó mi atención.

En cuanto identifiqué de quién se trataba me quedé helada, sentí que mi corazón se detuvo y mi mundo se vino abajo, en ese momento dejé de sentir de escuchar y lo único que escuché fue un pitido que se extendió en mis oídos y a lo lejos podía oír los latidos de mi corazón.

Reaccioné en cuanto el pitido en mi cabeza se detuvo, corrí hasta donde se encontraba el cuerpo de mi madre tirado en el suelo.

—¡Mamá!—. Me arrodillé en frente de ella .

Estaba pálida y fría, toqué su pulso,
y no había nada, estaba muerta, sentí como mis ojos se llenaron de lágrimas y mi corazón empezó a doler como nunca antes había dolido, ¿Como se suponía que iba a seguir con mi vida si mamá ya no estaba? Ella era la única persona que tenía en mi vida, no había nadie más excepto ella, y ahora ya no la tenía ya no tenía a nadie.

La abracé fuertemente y empecé a gritar hasta que mi garganta dolió de lo fuerte que gritaba, esto no me podía estar pasando a mí, no podía estar pasándome en este momento.

Ella había muerto sola, yo no estuve ahí para ella, estaba sola. Si tan solo no me hubiese quedado tanto tiempo en el gimnasio probablemente ella hubiese muerto en mis brazos y no sola.

Lo que aún no entendía y me dolía todavía más era que no sabía la causa de su muerte, mamá siempre había sido una mujer tan sana llena de vida y alegría, ella nunca estuvo enferma, es como si su corazón solamente hubiese dejado de latir de un momento a otro.

La dejé en el suelo con mucho cuidado como si pudiese hacerle daño, empecé a gritar con todas mis fuerzas y a tirar todo lo que había en las mesas, dejé todo hecho un desastre mientras el cuerpo de mi madre yacía en el suelo. Me dejé caer de rodillas cuando escuché como forcejeaban la puerta, de un momento a otro alguien me estaba abrazando fuertemente.

—¿Fiorella estás bien? ¿Qué pasó?—. Vi directamente a los ojos a la persona que me estaba viendo.

——Mi madre a muerto —Sentí como se formó un nudo en mi garganta después de decir aquellas palabras —. Y no sé qué le pasó cuando volví...... estaba en el suelo... sin vida. No sé qué voy a hacer Manuel ya no sé cómo voy a seguir, ella era la única persona que me quedaba.

Entre disparos y deseo ( Un viaje a la lujuria )Where stories live. Discover now