Ahí me encontraba, contemplando un cielo que parecía recién pintáo.
Como si de aquellas acuarelas viejas se tratase, con trazados diferentes y colores melancólicos.
Ante la niebla de la mañana.Hay un cielo hundido,
la mañana equivocada se viste de frío.
Llueve como si le hubieran roto el corazón al cielo.
Se me atraganta el odio y el aire.Oigo unos llantos.
Alguien con el pelo alborotado y un vestido de flores lloraba sin cesar. Se podría decir que teníamos la misma postura. Empapadas por una lluvia que parecía aún más triste que nosotras.-¿Cristina...? -pregunté dudosa. Ahí estaba. Después de algunas semanas sin saber de ella. Lloraba y nadie la consolaba, en su mirada el amor ya no moraba.
-Oh, Enia.- aspiró con la nariz mientras se limpiaba con un pañuelo y hacía un intento de sonreir.
-¿Estás bien?
-Depende. ¿qué respuesta quieres escuchar?- Tenía razón. A la gente le importa una mierda como estés. No buscan respuestas, solo lanzan preguntas por cortesía.
-La verdad.
-¿Cómo puedes decirme ésto ahora, cuando has estado ignorándome estas últimas semanas?
-Creía que tú y él estábais bien.
-¿Por qué me duele tanto entonces, Enia? Nunca antes me había sentido así. Este vacío dentro de mí... ¿es lo que se siente al tener el corazón roto?
-Cris, se te pasará. Sólo fue un beso.- Me miró. Pero no me miró como una persona normal mira a otra personal normal cuando están teniendo una conversación normal. Me miró. Diversas sensaciones recorrían parte de mi cuerpo. Sus ojos eran de color indefinible, su mirada estrábica. Lanzaban odio, dolor, desilusión, decepción... amor.- ¿Qué ha pasado, Cristina?- Me atreví a preguntar.
-Nada.
-¿Nada?
-Nada.
Saqué un paquete de cigarros de mi bolsillo.
-¿Quieres?- La ofrecí.-Sabes que no me gusta fumar.
-Los cigarros son porno para las almas rotas. ¿Sabes cómo empezé a fumar? David me enseñó aquel juego. El 'cigarro de la suerte', abres una cajetilla nueva, seleccionas un cigarro, pides un deseo y lo volteas. Nadie debe agarrar ese cigarro, por eso nunca se debe quitar el último cigarro de una cajetilla, se supone que cuando te le fumas, tu deseo se cumple.
-¿Se te ha cumplido algo alguna vez?
-El día que conocí a la suerte le rompí la cara y desde entonces la muy puta ya no me perdona. -Se empezó a reír. Sabía de donde venía aquella frase.- Toma, cógelo.
-¿Enia regalándome un paquete de tabaco?
-Para que el deseo se cumpla tienes que ser dueña de uno. Vamos, selecciona alguno. El que más rabia te de.
-Esto es una tontería.- y entonces de repente volteó uno.
Me recordó a mí la primera vez que pedí uno. Desde entonces, siempre he pedido un único deseo, paquete tras paquete. Hace mucho que no se cumple. Se nos agotó el amor de tanto usarlo, lo mismo pasó con los cigarros.
A veces pienso que en verdad, la suerte nunca ha sido mi aliada, ella me avisó: "Te enamorarás de la persona equivocada y sentirás dolor". No fui capaz de mantenerme al margen, ni siquiera supe manejar la situación y pasó lo que tenía que pasar. Al final sentí el dolor profundamente.
Sufrir lo llaman, apretemos los dientes. Un dolor así, dolor del alma no se quita con remedios o terapias; un dolor así se sufre, simplemente, a fondo, sin atenuantes, como debe ser. Convirtiéndonos en crías indefensas en un campo de tiro.
Se pasan la vida temiendo la muerte y yo la he rozado, acariciado y he dormido en su regazo.
Se pasan la existencia mendigando al amor y yo le temo, le huyo y le golpeo.
Nota para mí misma: Bajo ninguna circunstancia te vuelvas a enamorar.Cristina me sacó de mis pensamientos.
-Me encuentro mucho mejor, Enia.-Sé fuerte Cris o buena suerte.
-¿Sabes lo que más me dolió de aquella noche?- Negué con la cabeza- Cuando te fuiste, David no paraba de pensar en ti. Se preguntaba cómo estabas, a dónde habrías ido. Fue detrás tuya, Enia. Se olvidó de mí.
-Lo siento.- No sabía que decir.
-Siempre has sido la chica de David, ¿no te das cuenta, Enia? Eres especial para él.
-Tonterías.- ¿De verdad lo era?, ¿Se podría decir que me consideraba "especial"? Sonaba tan bien ser 'la chica de David'.
-¿cigarro?- Me ofreció.
-Cigarro.- La sonreí. Se la veía tan triste... triste era una forma de describirla. Vacía otra.
Y ahí nos encontrábamos, ya no contemplábamos el cielo. Estábamos intentando encontrarnos a nosotras mismas. Preguntándonos por qué de vez en cuando no podemos dejar ir lo que más nos duele, ¿acaso una no puede rendirse de vez en cuando?
Y ésto sólo era el principio de nuestras largas vidas.
Pero algún día estallaremos y ya nada podrá hacernos daño.Serían como bombas llenas de sentimientos solo que les costaría demasiado reventar esos sentimientos. Pero... algún día reventaran... muy pronto o muy tarde.-Te quiero, Enia.
-Te quiero, Cris.
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Espero que os guste después de tanto tiempo.
Os agradecería que me dijerais lo que os parece.
Muchas gracias por seguir leyendo
Os quiere,
Enia.
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Punto muerto.
FanfictionNunca sabes con total certeza si lo has superado definitivamente.