En un futuro cercano al año 3000, la humanidad vive en distintos planetas de la Vía Láctea y proyecta su conciencia a través de la tecnología, escapando a las limitaciones de la materia. La aparición de un punto en el cielo, llamado Cénit de las Rea...
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Las personas del futuro tenían la posibilidad de proyectar su cuerpo en distintos lugares de la galaxia a través de una tecnología que se conocía con el nombre de Dinosaur Egg, o Dinegg. El funcionamiento era muy simple: introducían su cuerpo en el Dinegg y unas esferas tecnológicas se encargaban de materializarlo allá donde necesitaban.
Al contrario de la tecnología holográfica que Gioni había conocido en el pasado, las proyecciones consistían en una fiel materialización del cuerpo vivo en diferentes lugares sin importar la distancia que les separaba, estableciendo un entrelazamiento orgánico muy completo entre la proyección y el cuerpo en el Dinegg.
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Pero no eran ventajas todo lo que ofrecía esta técnica, pues para que esto fuera posible sucedía un fenómeno fuertemente perturbador que Gioni no hubo concebido con anterioridad. Y es que, a cambio de poder proyectarse y tener información instantánea en lugares muy alejados de la galaxia, se había perdido la objetividad de la propia información.
Sí, la objetividad de las vivencias individuales se había vuelto volátil. En el futuro las personas estaban acostumbradas a vivir en una realidad donde las experiencias de cada uno existían en un intervalo temporal, llamado plano de simultaneidad, tras el cual el propio universo decidía si se convertían o no en un hecho real.
Este era el coste que la humanidad pagaba a la realidad a cambio de poder realizar viajes a nivel superlumínico mediante la tecnología que se llamaba metrovección. Era un coste muy lesivo para la experiencia individual, pero a nivel social los beneficios fueron muy superiores a los inconvenientes, por lo que la técnica se adoptó y se normalizó. La humanidad parecía estar haciéndose trampas al solitario enardeciendo las vivencias subjetivas, pero la conquista de la galaxia fue un hito inexorable por parte de todos los estamentos.
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Sin embargo, lo anterior no explica por qué era necesario en el futuro transportar el cuerpo vivo de un lugar a otro de la Galaxia. ¿A qué podía deberse si las personas podían proyectarse donde quisieran?
El secreto estaba en el hecho de que la objetividad de las experiencias era mayor cuanto más cerca estuvieran el cuerpo y la proyección entre sí. De este modo, no era lo mismo proyectarse desde un lugar al otro lado de la galaxia que hacerlo en la misma ciudad espacial donde se hallaba el propio cuerpo dentro del Dinegg.
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Esto implicaba un resultado importante: era habitual que las personas transportaran su cuerpo de un lado a otro de la galaxia según necesidades y calendarios, como si de una extraña y pesada carga se tratara; y que lo hicieran con la finalidad de ganar cierto grado de orden y objetividad en las experiencias que se vivían a través de la proyección.
Ese era el motivo por el cual Gioni había tenido que viajar a la ciudad espacial en la que se encontraba la medusa: precisamente porque iba a realizar una investigación de índole objetiva. Era necesario que los datos que obtuviese fueran lo más exactos, precisos y reales posible.
