El llamado de Gea

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Los días después de la visita de la Diosa Rea transcurrieron en un extraño silencio. Pero, algo había cambiado. Algo que no podía ignorar más. Una sensación extraña crecía en mi interior, una presión desconocida, como si algo estuviera a punto de despertar dentro de mi. Al principió, eran pequeños indicios: mareos breves, mi respiración volviéndose irregular sin razón aparente. Pero en las últimas horas, el malestar había empeorado.

—¿Estás segura de que es solo cansancio? —preguntó Rea, en su cara se notaba la preocupación, pues yo no dejaba de frotar mi sien.

—Solo necesito descansar un poco más —Respondí forzando una sonrisa— Todo lo que ha pasado ha sido mucho para procesar.

Pero a medida que el sol descendía en el horizonte, el malestar se volvió imposible de ignorar. Una opresión en mi pecho, como si algo invisible tirara de mi hacía adentro. Me sentía tan mal en estos días, que solo quería recostarme.

Cerre los ojos, esperando que el sueño me aliviara.

Sin embargo, lo que me aguardaba no era descanso.

De repente, sentí que mi cuerpo caía en la oscuridad, mi mente se hundía en un lugar profundo y misterioso. No era solo un sueño. Era algo más. La negrura me rodeaba, pero una energía familiar, terrenal, me llamaba, como un susurro que venía desde el fondo del mundo. Entonces lo vi.

El vasto paisaje verde y vibrante de la Madre Tierra, Gea.

Nunca la había visto, pero sabía que se trataba de ella.

—Hope —la voz de Gea resonó como un trueno suave, extendiéndose por el paisaje— Te he estado esperando.

Quería hablar, pero las palabras no salían. El malestar que había sentido en el mundo real ahora me envolvía por completo en este sueño. Sentí mi cuerpo arder, y algo dentro de mi quería liberarse, como una bestia encerrada.

—Estás despertando —continuó Gea—Durante un siglo, tus poderes han estado dormidos, ocultos. Pero ya no más. No puedes seguir ignorando lo que eres. La sangre de los dioses corre por tus venas, y con ella, los poderes que aún no comprendes.

Antes de que pudiera preguntar más, el sueño comenzó a desvanecerse;

—Despierta y ven a mí, Hope. Es hora de que sepas la verdad.

Entonces desperte sobresaltada intentanto recuperarme de lo que acabo de experimentar.

—¿Qué pasó? —preguntó Rea, mientras intentaba calmarme.

—Gea. Ella me llamó. Tenemos que ir a verla. Algo está cambiando dentro de mí, y ella tiene las respuestas.

—¿Gea?— Pregunto con cara de terror.



Rea tenía miedo que pisaramos el palacio celestial de Uranus, pues la primera y última vez que había venido aquí, Gea la había engañado y manipulado, y a las horas había enviado a Tifón, sentía el miedo de Rea por su rostro, y por eso intente ser valiente, aunque mi cuerpo aquí se sentia cansado, este ambiente me dejaba sin aire.

Cuándo finalmente llegamos, Gea nos recibió rodeada de los paisajes inmensos que solo ella controlaba. Rea apretó la mandíbula al verla, y mi corazón se acelero por temonr.

—Abuela —dijo Rea con voz tensa— Después de todo este tiempo, ¿sigues jugando con nosotras? ¿Qué es lo que realmente quieres?

Gea no mostró ni sorpresa ni molestia. En lugar de eso, sonrió levemente, como si hubiera esperado esa reacción.

—Pasaron 107 años desde la última vez que me visitaste —dijo Gea suavemente— ¿Solo has venido ahora porque tu humana está en peligro? Se nota, querida nieta, que tus intereses no fueron hacia la tierra ni el Olimpo, sino hacia lo que era importante para ti.

inmortal desolacionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora