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Capitulo dedicado a la lectora que me pidió actualizar jsjsjs

...

En un pasado, Aiko habría estado eufórica. 

Sukuna, el hombre al que había perseguido por años, finalmente había mencionado la palabra "novios" frente a ella. Y no solo eso, había mostrado celos. Algo que, para ella, siempre había sido un pequeño triunfo en esa compleja relación que tenían.

Pero ahora... no sentía nada de esa felicidad. En cambio, había una sensación amarga, casi sofocante, que no la dejaba respirar bien. Era como si algo dentro de ella se hubiera roto o desvanecido sin que se diera cuenta.

—¿Pero estás bien? —La voz de Satoru rompió el silencio, mientras sus manos se mantenían firmes al volante. Conducía con una calma que contrastaba con la tormenta emocional que Aiko llevaba dentro. Él siempre había estado ahí, su roca en las tormentas— No te obligó a nada, ¿verdad?

Aiko soltó un suspiro, una especie de liberación parcial, pero sin sentirse completamente aliviada. —No. Solo me llevó al campo y me pidió que lo viera entrenar— murmuró, mirando por la ventana como si las luces de la ciudad pudieran darle alguna respuesta— Y después te llamé a ti. No quería quedarme ahí.

Satoru la miró de reojo, sus ojos azules cargados de una preocupación que no expresaba del todo. —Te lo dije, él es un imbécil —replicó sin rodeos— Pero bueno, ya no importa. Lo que me pregunto es... ¿por qué no estás saltando de felicidad? Esto era lo que buscabas desde la fiesta de Halloween de hace dos años.

Aiko bajó la mirada, jugando con un mechón de su cabello rubio mientras el coche se detenía frente a su casa. —No lo sé... Tal vez fue la forma en que lo hizo, frente a Yuuji y Choso, como si yo no fuera más que... no sé, un saco de papas o algo así —soltó un suspiro más profundo, sintiendo una punzada de vergüenza— Pero bueno, al menos este año será diferente, ¿no? Al menos sé que Sukuna es oficialmente mi novio y podremos tener una fiesta digna para mi cumpleaños y Halloween.

Satoru no dijo nada de inmediato, pero la observó en silencio. Amaba a su amiga, con una mezcla de cariño genuino y una frustración que solo él entendía. ¿Dónde tenía la cabeza en ese momento? ¿Por qué no veía lo obvio? Pero decidió no presionar. A veces, la verdad era algo que uno tenía que descubrir por sí mismo.

—¿Y qué hay de la fiesta? ¿Ya estás consiguiendo el dinero para esa increíble fiesta que tanto quieres? —cambió el tema, intentando aliviar la tensión en el aire.

Por primera vez desde el incidente, Aiko sonrió. Fue una sonrisa pequeña, pero al menos era algo. —Sí, Choso ha sido muy considerado con la paga, y solo necesito cuidar de Yuuji dos semanas más para alcanzar mi meta, pero ya debo irme, aún no he terminado el discurso para la clase de Ciencias Sociales de mañana.

Se inclinó hacia él, dejando un beso ligero en su mejilla, un gesto que era casi automático entre ellos. —Te veo mañana, tonto.

Antes de que Satoru pudiera responder, ella salió del coche con rapidez, cerrando la puerta detrás de ella mientras apretaba su bolso contra el pecho. La miró entrar en su casa, la luz de la entrada iluminando su cabello rubio antes de que desapareciera por completo.

Sólo entonces Satoru soltó un largo suspiro, poniendo las manos nuevamente en el volante. Su sonrisa se desvaneció lentamente mientras arrancaba el motor de nuevo. No se dirigía a su casa. No, había otra dirección en mente, una casa en particular.

Mientras conducía por las calles cada vez más oscuras, no podía evitar preguntarse qué es lo que realmente pasaba por la cabeza de Aiko. Ella se aferraba tanto a Sukuna, ignorando los pequeños detalles, las señales. ¿Era eso lo que realmente quería? O tal vez, solo tal vez, había algo más profundo que ni ella estaba dispuesta a admitir.

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Mr. Loverboy - Choso KamoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora