Blue Dress On A Boat

Capitulo 2

Viviría y moriría por los momentos que robamos, rogamos y pedimos prestados.

Oh, maldita sea
Mi dolor cabe en la palma de tu mano helada
Tomando el mío, pero ha sido prometido a otro
Oh, no puedo
evitar que pongas raíces en mi tierra de sueños
Mi casa de piedra, tu hiedra crece
Y ahora estoy cubierto de ti

Hiedra - Taylor Swift

*

Colin le escribe doce cartas a Pen. Primero, una carta a cada ciudad. Escribe sus pensamientos en su diario y luego hace referencia a su entrada para elegir los mejores fragmentos que cree que ella disfrutará. Siempre termina con la siguiente ciudad, el siguiente puerto. Pero después de semanas y luego meses de silencio, deja pasar un país entero sin enviarle una sola frase.

Entonces él cede y le escribe una carta tan larga que hasta a él le da vergüenza enviarla. Quiere preguntarle qué ha sucedido entre ellos que fomenta un silencio tan absoluto, pero como no hay forma de asegurar una respuesta, prefiere tomarse las cosas con calma y escribir como si las cosas estuvieran y siempre hubieran estado bien entre ellos.

Su intención es llegar a casa a principios de temporada, pero las malas condiciones de navegación le impedirán navegar dos semanas más y, lamentablemente, se perderá el debut de Francesca.

El debut de Francesca no es, al parecer, lo único que se ha perdido. Cuando su hermano Benedict entra con una mujer cautivadora del brazo, le lleva más de unos segundos darse cuenta de que es Penélope . Se ve muy diferente con su cabello arreglado en suaves ondas, recogido hacia atrás lo suficiente como para ser considerado decente y un vestido del mismo color que sus ojos, bien ajustado y mucho más maduro que los vestidos amarillos de su juventud compartida.

Ella lo mira fijamente y él la mira fijamente y todo lo que quiere hacer es hablar con ella, preguntarle qué ha sucedido entre ellos que ha hecho que las cosas sean tan diferentes, distantes y extrañas. Pero todo lo que puede decir es: "¡Pen!"

Ella sacude la cabeza ligeramente y da un paso atrás. Hay mucho alboroto; él sólo tiene ojos para ella y de repente y con tanta claridad, escucha a Benedict decir: "¡La señorita Featherington y yo estamos comprometidos!"

Al principio Colin no está seguro de qué podría significar eso, a quién podría referirse. Pero entonces se da cuenta de lo que Benedict ha dicho en realidad y es como un puñetazo en el estómago. Se siente profundamente agraviado, tan engañado, aunque no tiene ningún derecho oficial sobre ella. Pero ella es su amiga. Una de sus amigas más queridas y cercanas, y Benedict lo sabe, ¿cómo pudo extralimitarse de esa manera?

Colin se da vuelta rápidamente y sale de la habitación. Lo único que quiere hacer es devolver el puñetazo y conectarle el puño a Benedict en la mandíbula. En el pasillo se detiene, respirando con dificultad, un poco aturdido y entonces ella sale por la otra puerta y le dice: “¡Colin, espera, por favor!”.

—Felicidades —murmura y se dirige por el pasillo hacia la escalera familiar. Pero las emociones lo dominan y se da vuelta sin pensar y golpea la pared con el puño cerrado. El dolor es cegador de inmediato y el yeso se desmorona bajo sus dedos. Retira la mano y la sostiene contra el pecho, pero al menos ahora tiene eso en lo que concentrarse.

Ahora hay más gente entrando al pasillo y él ve cómo el polvo de yeso se derrite en la sangre de sus nudillos raspados. Su madre grita y un sirviente regresa con una toalla y cuando el alboroto se calma, se da cuenta de que Penélope, Benedict y Anthony se han ido.