Prometo siempre odiarte, MI AMOR

No.

Bastian D'Laine

Geniéve Bureau, mi futura esposa.

Definitivamente era un hueso duro de roer.

Sabía que esto no sería fácil en ningún sentido pero, no se impresionó al verme,no hubo nada que me indicará que yo podría tener la oportunidad de conquistarla.

De cualquier manera terminaría cediendo, quiero intentarlo por las buenas y que al menos nos llevemos bien, finalmente pasaremos toda una vida juntos.

Pero si no funciona, no voy a renunciar al trato, así nos odiemos, igual nos vamos a casar.

¿Me habrá visto antes ya?

Nuestra interacción en la cena fue de lo más común, repito, no me dio indicio de nada, solo que no está preparada para el matrimonio.

Lo cual puede ser un problema, pero lo haremos a su tiempo.

Esta mañana la invite a desayunar, aunque no iba a hablarle directamente sobre el trato que había hecho con los Bureau, si pensaba darle ciertas pistas para que la noticia no la tomara por sorpresa.

Pensé en pararme en la puerta y esperar a que saliera, pero, tal vez sea algo invasivo, así que le mandé mensaje desde el carro que ya estaba estación afuera de su casa.

Me rechazó.

No quiso salir a desayunar conmigo.

Pero yo ya estaba afuera y tomarlo con calma no era una opción.

Así que espere pacientemente a que saliera, iba detrás de ella en mi auto, lo suficientemente lejos para que no viera mi carro y lo suficientemente cerca para saber a dónde iba.

Se metió a un café a los escasos 20 minutos.

-Señorita Geniéve ¿Que casualidad?.-
-Cursioso ¿No? Tenemos gustos similares.- dije acercándome a ella

-Francamente no creo.- dijo sin verme

-De haberlo sabido, hubieras aceptado mi invitación, mira, terminamos en el mismo lugar.- bromee

-Estamos en el mismo lugar, pero a decir verdad, estoy en una cita.- dijo sonriente

¿Con quién?

Mi mirada se poso en ella  e inconscientemente mi mandíbula se apretó.

-¿Una cita?.- dije entre dientes .- No sabía que superara tan rápido a sus ex.- solté sin descaro

-¿Disculpe?.- respondió enojada.- ¿Tanto ha hablado con mi padre que ya tiene nota de mi vida sentimental?

-Realmente no tanto, disculpe, pensé que el del bar de Nueva York era más que un polvo.-solté con ironía

-¿Usted cómo sab...?

-Por favor Geniéve, está en todos los portales de internet.- contesté seco.- En fin, mil perdones por interferir en su cita .-dije remarcando la frase y dándome la vuelta para salir del lugar.

1. Geniéve ¿Cómo que una cita? No lo sabes, pero en unos meses seremos marido y mujer, y que tengas citas lo complica.

2. ¿Me rechazaste por qué vendrás con quien sabe quién?
Corazón, pensé que tendrías mejores gustos.

3. ¿No acabas de terminar con Ares Savant?¿Así de rápido puedes cambiar de página? Hasta donde yo se llevaban dos años juntos.

4. No te culpo, tu ex tiene toda la pinta de un imbécil, seguro no te fue difícil removerlo de tu vida.

5. Hasta cierto punto eso es una ventaja, pronto podrás darte cuenta que nuestro matrimonio es un gran convenio.

Honestamente ya estaba lo suficientemente cabreado como para quedarme ahí.

Lo que dije lo dije con toda la intención de hacerla sentir mal, finalmente lo nuestro sería un negocio, pero cuido bastante en donde invierto y no puedo dejar que esto se me salga de las manos, pronto tendría que hacerle ver a la señorita Bureau, que ya no podría tener más citas a menos que fueran conmigo, su prometido.

Llegué al carro más rápido de lo que baje.

Mis manos apretaban el volante y mi mirada estaba perdida al frente.

Por un momento la idea de abandonar el lugar se hizo presente, sin embargo, mi inteligencia volvió al juego.

En el mundo de los negocios debes saber quién es y que ofrece  la competencia.

A los amigos cerca y a los enemigos más.
Así que por segunda vez, baje del carro y regrese al café.

Si quiero ganar, debo saber a quien me enfrento.

Pedí una mesa lo más cerca de Geniéve pero lo suficientemente lejos para que no notara mi presencia.

Vi que tomaron su orden y como llego a los pocos minutos.

Geniéve empezó a comer y nadie parecía estar cerca.

De la nada un rubio alto se le acercó, una pequeña interacción se hacía presente, pero Geniéve no se notaba alegre o entusiasta, así que deduje que está no era su cita.

-Disculpa ¿Se te perdió algo?.- dije tocando el hombro del rubio

-Ah... No yo solo... Disculpa pensé que estabas sola.- dijo volteando a ver a Geniéve y dándose la vuelta hacia su mesa.

-La puntualidad es una regla de oro ¿Se le perdió el reloj a tu caballero?.-

-¿No ya te habías ido?.-

-No, solo se me olvidó algo en mi coche.- mentí

-Bien, gracias por tu ayuda no pedida, ya te puedes ir.-dijo haciendo un ademán con las manos

-¿Por qué? ¿Tu novio se enoja si te ve platicando con alguien? Si no quiere que eso pase debería llegar temprano y no dejarte sola.

-No tengo novio.- dijo volteando a su café

-¿Te dejo plantada tu cita?.-

-No.- escupió seca.- ¡Estoy en mi cita!

-¿Con quién?¿Con el hombre invisible?.- dije volteando a los lados.- ¡Oh, ya entiendo! Cariño hay mejores formas de invitar a un hombre a salir, pero acepto.- dije sentándome frente a ella

-¿Enserio? ¿Tan arrogante eres? .- dijo haciendo una mueca.- Y no me llames cariño.

-Esta bien, ya que está es nuestra primera cita, estaría bien discutir nuestros apodos, a mi puedes llamarme magnífico, mi amor, cariño, amor de mi vida.- dije enumerando con los dedos.- Ahora que si te gustan los cursis, tardaré un rato en acostumbrarme pero adelante, dilos y veremos cuales son negociables.- me burlé

-¡Eres un idiota!.- dijo levantándose de la mesa

-Cariño, no te puedes ir, apenas van 5 minutos de nuestra primera cita.- dije tomándola de la mano

-¡Deja de decirme cariño!.- respondió tratando de zafarse de mi agarre y levantándose de la mesa.

-Geniéve,corazón, no te puedes ir, aún tenemos que discutir tu apodo.- dije gritándole desde la mesa viendo como salía enojada del café.

¡Ay Geniéve!

Me vas a costar mucho trabajo.

Pero no me quejo, los negocios complicados, son los que más me gustan.