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El examen parcial

Por Iris Cley

—No me creo, solo estoy en un instituto donde la jerarquía y la empatía son vecinos lejanos —respondí, mi voz sonando más fuerte de lo que esperaba. A pesar de la presión, no podía dejar que su desprecio me afectara..

Emma arqueó una ceja, sorprendida por mi respuesta.

—¿Así que te crees una heroína solo porque te sientes mal por alguien más? —dijo, con una mezcla de burla y curiosidad en su tono.

—No se trata de ser una heroína. Se trata de entender lo que es estar en el lugar de otros —le respondí, sintiendo que mis palabras resonaban con más fuerza—. Quizás deberías intentar empatizar un poco más, Emma.

Lyra soltó una risita despectiva, moviendo la cabeza como si estuviera escuchando una tontería.

—¿Empatizar? —repitió, como si la palabra le causara risa—. Aquí no hay lugar para eso. A nadie le importa cómo te sientas.

Azier, que había estado observando la conversación con interés, finalmente intervino.

—Tal vez eso es lo que les falta a todas ustedes, un poco de empatía. —Su tono era serio, y por un momento, me sorprendí de que él hablara en mi defensa. A quien engaña está siendo sarcástico.

Emma lo miró, claramente molesta por su comentario.

—¿Y tú qué sabes de empatía? Solo te preocupas por tu propio círculo —dijo, tratando de restarle importancia.

Lyra se rió con desprecio.

—Vamos, Azier, no te involucres. Ella no tiene idea de lo que es ser parte de algo grande. Es solo una becada que está aquí por lastima.

Mi corazón latía con fuerza, pero decidí que no podía dejar que su desprecio me desanimara.

—Tal vez no entienda su mundo, pero eso no significa que no merezca estar aquí. —Di un paso al frente, tratando de mostrarles que no tenía miedo—. Estoy aquí para aprender y crecer, no para encajar en un molde que no me representa.

Emma me miró, y por un momento, su expresión se suavizó, aunque solo un poco.

—Te deseo suerte, Iris. —Dijo, su voz ya no tan hostil—. Pero ten cuidado con lo que deseas. Aquí las cosas no son como en los cuentos de hadas.

—No me importan los cuentos de hadas, solo quiero ser yo misma —respondí, sintiendo que finalmente estaba comenzando a encontrar mi voz en ese lugar tan complicado.

Justo en medio de la tensión, el profesor de matemáticas entró en la cafetería, rompiendo el ambiente cargado. Con su mirada seria y el cabello desordenado, hizo que todos los murmullos cesaran instantáneamente.

—Buenos días, estudiantes. —Su voz resonó con autoridad—. Anuncio que  hoy tendremos una prueba parcial.

Las reacciones fueron inmediatas. Todos en el lugar dónde estaba Lyra y Emma negaron con la cabeza, mostrando su descontento.

—¡¿Hoy?!,—Chilla alterada la amiga de Lyra

—¿Una prueba parcial? ¡No puede ser! —protestó Lyra, frunciendo el ceño—. ¡Matemáticas aquí son sumamente difíciles!

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