CAPITULO 4

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De antemano les pido disculpas por las faltas de ortografía que pudiera haber.

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-¿le duele alguna parte del cuerpo?.

-si, la cabeza me duele bastante.

-¿solo la cabeza?.

-bueno, creo que todo el cuerpo, pero mi cabeza es la que duele más.

El doctor García se encontraba revisando a Alex después de que había recuperado el conocimiento.

-¿Dónde...estoy?.

-en el hospital central.

-¿hospital?...¿cómo llegue hasta aquí?.

El doctor lo observo por un momento y tomo aire.

-¿recuerda algo de lo que sucedió antes de llegar aquí?...¿algo sobre usted?.

-¿algo? – se quedó pensando – no lo siento....no recuerdo nada – llevo sus manos a la cabeza – esa chica me llamo Alex...¿ese es mi nombre?.

-si...Alex Collins.

-¡entonces ella me conoce!.

-es por ella que estas aquí.

-debe saber lo que paso...necesito hablar con ella.

-cálmese...aun está en débil y debe mantener reposo.

-¡¿Qué está diciendo?!- empezó a gritar - ¡no recuerdo nada y ella sabe quién soy!.

-por eso mismo piense en la situación de la señorita, usted está mal...pero ella también, no pude bombardearlo de cosas así como no debe insistir tanto. Debe reposar y estar en buenas condiciones tanto física como mental...y si no lo hace tendré que decirle que está prohibido que lo vea.

-...está bien.

-espero cumpla con su palabra.

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Escarlet estaba fuera de la habitación, su mirada estaba ida y apenas y escuchaba lo que pasaba a su alrededor.

-creo que lo mejor es que regrese a su casa señorita.

La enfermera trataba de hablar con ella, pero la chica estaba perdida en su mundo.

La puerta de la habitación fue abierta y después de ese rato Escarlet despertó y se levantó del asiento sobresaltando a la enfermera.

-Doctor García.

-tranquilícese señorita Miller.

-¿Cómo esta Alex?.

-se encuentra...estable...las heridas y golpes tardaran en sanar, pero se repondrá.

-...¿y...su memoria?.

-tiene una contusión en la cabeza...debió recibir un fuerte golpe y junto con el trauma...debe ser un amnesia temporal.

-...¿ya no va a recordarme?.

-debemos esperar

-¿cuánto?.

-no lo sé...podrían ser días, meses...años incluso.

-¿años?.

Las piernas de Escarlet temblaron y llevo su mano a la boca para evitar que los sollozos saliera, pero no podía hacer lo mismo con sus lágrimas.

-señorita Miller – tomo sus hombros – en este momento es cuando más necesitara a alguien, pero también sé que se sentirá abrumado por no ser capaz de recordar.

Memorias de amnesia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora