Duplicidad Lunar ©

Capitulo II

20/Enero/2030.

"El pasado debe ser arrancado y pisado para dejar nuevas sensaciones del futuro..."

Llevar una vida junto a Baron no ha sido nada sencillo, es altanero, burlón y todo un soplón, lo que haga o diga sé que ira directamente a mi madre por culpa de él.

¿Pero porque no le comenta cuando hace sus cosas?

Se aprovecha de todo, sabe que yo jamás iría con Mama Cox y decirle todas las fechorías que hace su nietecito. Es mi mejor amigo pero tiene sus desventajas que sea mi mano derecha y mi Beta

— ¿Me podrías decir porque putas no abre la puerta de mi departamento? — aprieto el puente entre mis ojos y solo sé que mi frente está formando mucho surcos, sostengo con fuerza el teléfono sobre mi oreja y solo pienso en el desorden al abrir la puerta.

—Ok, tranquila, todo tiene solución en esta vida, nena — escuchó por la otra línea, "Irritante", es lo único que pienso para canalizar un poco de mi ira, la desesperante voz de mi amigo.

—...Escúchame muy bien lo que voy a decirte, Baron Cox, si has traído de nuevo prostitutos al piso te rasgar...— Amenazo sin evitar gruñir, pero este hijo de puta me interrumpe, esa es su especialidad,

—Ok, ok, tienes que calmarte un poco — Habló del otro lado tratando de tranquilizarme.

—Entonces... ¿Tienes algo que decir?

—Si... Tu puerta es la de la izquierda, no la de la derecha

Esa grave voz a través de la línea diciéndome con toda la calma y la paciencia que yo jamás tendré, es que hasta puedo imaginarlo recostado en su cama sin ninguna mortificación alguna, porque de nuevo, tenía razón el idiota, por eso es mi mano derecha y mi confidente.

Pero no quita que haga cosa cuestionables.

—Bar... — suspiro resignada y como no, metí la pata, otra vez.

—Lo sé, lo sé, no tienes que disculparte, debes estar estresada ¿qué tal la escuela?

—Para ser el último año, todo me está cobrando factura.

—Oh, vamos -suelta unas carcajadas —. No puede ser tan malo.

—El cachorro de los Romeo me mordió de nuevo.

—Aush.

—Sí, lo mismo dije, maldito niño.

—Ya, no seas mala, es tan solo un niño.

—Y yo tan solo soy una estudiante de Odontología a punto de graduarse

—Ya falta poco, a ver si así decides especializarte en pediatría, Nena — mi loba interna chasquea la lengua ante ese comentario.

Este esta tonto ¿verdad?

—Pff... claro — expresó sarcásticamente. — Oye, Baron...

—Dime por favor, —esa pausa dramática —... Que no le hiciste nada a la puerta del vecino.

Tal vez si guardo silencio, no me haga ver como una estúpida. Tan solo soy un intento de humano, estar tan civilizados me tiene estresada pero es mucho mejor la vida aquí y tranquila.

»El silencio otorga señorita.

—En mi defensa...

Y me interrumpe de nuevo — eres muy despistada...

—Dime algo que no sepa.

—Torpe.

—Sip. — Lo acepto.