Forastero [JesBible]

VIII

Solo, en medio de la habitación, sin comprender las razones tras el comportamiento de Jes, Bible se cuestionaba si debía buscarlo o darle espacio. A veces no lograba entenderlo, aunque sabía que era un sentimiento mutuo. A pesar de tantos años siendo amigos, ambos se ocultaban algunas cosas y nunca preguntaban al respecto. En ese caso, la curiosidad de Bible era más fuerte. No era la primera vez que salía a relucir el tema de las relaciones amorosas, pero, de alguna forma, siempre quedaba evadido.
Bible no se consideraba masoquista, sin embargo, quería saber. Quizás de esa forma lograba vencer la "atracción", pues no encontraba otra forma de llamar a lo que sentía por Jes; o quizás no se atrevía a admitir algo más. Si bien podía vivir sin problemas con esos sentimientos, por instantes lo dominaban, llevándolo a sentirse mal o al borde de cruzar la línea.
Al cabo de unos minutos, decidió salir de la habitación; no precisamente para buscar a Jes, pues solo quería conocer más el lugar. Ya era algo tarde, pero los pasillos se encontraban concurridos por los reclutas, en su mayoría bebiendo y charlando como si fueran grandes amigos.
—¡Jen! —escuchó que lo llamaron. Era Bas —. Ven aquí.
Bible no tuvo tiempo de fingir no haberlo visto, pues el líder parecía capaz de ir y llevarlo a rastras hasta el grupo de soldados. Por esa razón, se dirigió hasta la improvisada mesa y asientos que no eran más que un montón de cajas de madera.
—Pensé que ya dormías. Pas me lo comentó.
Bible enarcó una ceja.
—¿Sí? ¿Sabes dónde está?
—Fue hace un rato. Dijo que quería conocer el cuartel —Bible asintió y Bas le extendió una jarra con alcohol —. Ten.
—No bebo.
—Vamos, hombre. No sabemos cuánto tiempo estaremos vivos —comentó y todos rieron debido a lo borrachos que estaban.
—No creo que...
—Es una orden —insistió el líder, riendo como si fuera la mejor noche de su vida.
Bible lo pensó un poco y tomó la jarra. Simpatizaba un poco con él, además de que el plan era acercarse para obtener mayor información.
—Solo un poco.
—¡Bien! —le dio unos golpes en el hombro —. Ahora cuéntame. ¿Dónde aprendiste a pelear así?
—Mi padre me entrenó —respondió mientras daba un sorbo a la bebida. Era vino.
—Supongo que tu padre era buen guerrero.
—El mejor —señaló con cierta nostalgia ante el recuerdo de Pond.
—¿Y a Pas? ¿También lo entrenó él? —Bible asintió —. Me gustaría pelear con tu padre.
—Murió hace dos años.
Bas dejó de sonreír y alzó la jarra al cielo. Bible casi ríe. Resultaba graciosa la forma en que cambió la expresión del líder, como si se tratara del fallecimiento de un amigo cercano.
—Mis respetos para ese increíble guerrero.
Los demás lo secundaron y continuaron bebiendo. Bible no veía la hora de huir, aunque no la estaba pasando especialmente mal. Solo le preocupaba la hora y que Jes aún no regresaba.
—¿Realmente creen que tengamos oportunidad contra Zea? —preguntó Jet, uno de los nuevos.
Inmediatamente la sonrisa de Bas se esfumó.
—No lo sabremos hasta que no ocurra la guerra —respondió otro recluta.
—Para eso comenzaremos a entrenar mañana, ¿no es así? —dijo Bible, sorprendiendo a todos con tal comentario, casi optimista —. Descansen para que tengan fuerzas —y dejó la jarra vacía sobre la mesa, sintiéndose algo mareado.
Aunque no se detuvo a observar las reacciones de los demás, todos vieron en él una pequeña esperanza. Al tener tres personas experimentadas enseñándolos, en lugar de solo una, la idea de luchar con dignidad no parecía tan lejana.

De vuelta en su habitación, Bible se sorprendió con que Jes se encontraba allí. Creía que solo había una forma de llegar, es decir, atravesando el pasillo donde pasó tiempo junto a Bas y el resto, pero notaba que no. También cabía la posibilidad de que Jes pasara sin que se diera cuenta, pero le parecía poco probable.
—¿Dónde estabas? —preguntó el mayor y Bible frunció el ceño.
—Eso debería preguntar yo, especialmente después de que te marcharas así —dijo con evidente enojo.
—Bible, no intento discutir contigo.
—Yo tampoco, pero a veces —hizo una pausa y apretó los puños —quisiera golpearte.
—¿Ah, sí? Adelante —espetó Jes, totalmente sereno, mientras caminaba hacia él —. Si eso te hace sentir mejor —extendió sus brazos a los lados, instándolo a dar el primer golpe.
Bible lo miró con desconcierto. Estaban cerca, más de lo que usualmente conseguía manejar.
—No estás haciendo esto.
—Te dije que puedes golpearme. Hazlo.
El menor alzó su brazo, dirigiendo su mano hasta el cuello del contrario. Jes pareció sorprendido. Miró el antebrazo de Bible, luego sus ojos. Sintió los dedos atraparlo, ejerciendo una leve fuerza.
—No sé qué te suceda, pero, ¿en serio crees que puedo hacerte daño?
—No —respondió con total seguridad.
Lo había dicho en un intento de molestarlo, y lo había conseguido. Sabía que Bible no era capaz de herirlo, de la misma forma en que él tampoco podía hacerlo. La mayor prueba de confianza estaba en permitirle que lo sostuviera de esa forma, en una zona tan vulnerable como lo era el cuello.
—¿Entonces por qué me retas?
—Te ves lindo enojado.
Bible pareció titubear, desvió la vista del rostro de Jes, pero no disminuyó el agarre. Escuchó una risa por parte del mayor.
—¿Por qué te marchaste antes? —dispuesto a no caer en sus trucos, reiteró la pregunta que dio inicio a la discusión.
—¿Estás seguro de querer saberlo?
—Hablas como si fuera un crimen.
—Algunas cosas pueden cambiar después de esto —aclaró Jes.
—Solo hay una forma de saberlo —insistió.
Por primera vez en la noche, Jes dejó caer la máscara de tranquilidad que llevaba, mostrándose algo nervioso. Tomó la mano de Bible que estaba su cuello y la redirigió hasta su pecho. El menor sintió los latidos desenfrenados de su corazón. Con desconcierto, pasó de mirar su mano a los ojos del contrario.
—¿Recuerdas la pregunta que me hiciste cuando estabas en la bañera?
Inmediatamente Bible se sonrojó. Quiso apartar su mano y alejarse, pero no lo hizo. Jes también estaba sonrojado.
—No bromees así.
—¿Te parece que esto es una broma?
No lo parecía. El estado en el que se encontraba lo demostró.
—Ya me he acostumbrado —explicó Jes, refiriéndose a la velocidad con la que latía su corazón —. Sucede cada vez que te tengo demasiado cerca, como ahora.
Bible no dijo nada. Con calma, tomó una mano de Jes, llevándola también hasta su pecho. El mayor abrió los ojos debido a la sorpresa y sonrió.
—No puede ser...
Bible también sonrió.
—Yo también me he acostumbrado —sintió la mano de Jes estrujar levemente la parte de la camisa encima de su corazón.
—Ahí tienes la respuesta a tu pregunta —hizo una pausa, y deslizó la mano hacia su barbilla.
Ambos se acercaron hasta que sus rostros estuvieron a poco más de un centímetro de distancia. Sus narices se rozaron. Podían sentir el aliento del otro. En ese momento cerraron los ojos y se permitieron acercarse más, hasta que, finalmente, sus labios se encontraron.

Nuevo capítulo porque tengo unos días relativamente libres y quiero aprovecharlos. Espero que les guste <3