capitulo 1

110 12 2
                                    

–Solo...quiero ir a casa–

––––––––––

Lily, era una chica común y corriente, decente en la escuela, una pequeña familia, sin ninguna actividad que le llamara realmente la atención.

Sin mucho entusiasmo por los quehaceres comunes y con muchos sueños que jamás se podrían realizar

Vivir en un mundo de fantasía, un mundo en el que lo normal fuese llevado a segundo plano, acción, magia, independencia

No quería simplemente llegar a la edad adulta y quedar en un trabajo mediocre asta la jubilación, no quería ser parte de ese mundo aburrido

¿Pero que otra opción tenía?

Solo podía soñar, quizá haber nacido en un mundo distinto, o tener super poderes, tal ves incluso un lugar donde criaturas fantásticas se hiciesen realidad

Sueños que nunca podrían volverse realidad, por ello se contentaba con leer ficción

En especial le encantaba los animes Japoneses, las historias eran maravillosas, nada parecido a su vida cotidiana

Había uno en particular, Naruto, un anime que le encantaba, una historia increíble que superaba cualquier espectativa y cualquier sueño que Lily hubiera tenido

Su manga le tenía enamorada, todos los personajes, desde el propio protagonista hasta aquellos que parecían insignificantes tenían una historia igual de relevante para la trama

Ver, leer, escuchar sobre Naruto era su forma de escapar de la realidad

Disfrutaba de tardes ignorando sus propias responsabilidades, viendo algún capítulo o leyendo por medio de alguna app el manga

Ya se lo sabía de memoria ¿Pero que más da?

No iba a renunciar a soñar, no cuando eso era lo único que podía hacer en su aburrida realidad

Un mundo donde podías realizar jutsus con chakra, un mundo de shinobis y muchas aventuras

Daría lo que fuese por participar en cualquier aventura increible

Claro hasta que un día se durmió como siempre anhelando escapar de su realidad y despertó en otro lugar y cuerpo

––––––––––

Lily parpadeó lentamente al abrir los ojos.

La luz que se filtraba por las cortinas era tenue, y un ligero resplandor de sol naciente acariciaba las paredes de la pequeña habitación. Al principio, no notó nada inusual. Era una mañana como cualquier otra, o al menos eso creía.

Pero algo no encajaba. El colchón sobre el que yacía no era el suyo.

La textura áspera de las sábanas tampoco le resultaba familiar, y el frío aire que llenaba la habitación tenía una pesadez que nunca había sentido antes. Se incorporó lentamente, sintiendo su corazón latir con fuerza sin razón aparente.

Al llevarse las manos a la cara para despejarse, el tacto fue lo primero que la sacudió.

Sus manos… no eran las suyas. Eran pequeñas, finas, y tenían unas cicatrices que jamás había visto. De repente, una descarga de adrenalina recorrió su cuerpo, obligándola a levantarse de un salto.

Miró alrededor de la habitación, su mirada recorriendo las paredes grises y austeras, el mobiliario simple: un futon, una mesa, una ventana pequeña. Todo tenía un aire japonés tradicional y claramente nada de aquello le pertenecía.

Su respiración se aceleró, y un profundo temor se enraizó en su pecho.

Observo su alrededor con cuidado y algo de desesperación rápidamente, al lado de la puerta había un espejo

Corrió hacia el espejo colgado junto a la puerta. Lo que vio la dejó sin aliento.

El reflejo le devolvía la imagen de un niño. Un niño con ojos negros, cabello desordenado, y una expresión llena de confusión y miedo.

Era un rostro que conocía demasiado bien… El rostro de Obito Uchiha

El espejo seguía ahí, inmóvil, mostrando a un niño que no era ella. Era imposible, simplemente no podía ser real. Pero todo se sentía tan tangible…

La sensación de su respiración pesada, el golpeteo de su corazón, la solidez del suelo bajo sus pies descalzos.

Cerró los ojos con fuerza, respirando profundamente, ¿Aquello era una broma de mal gusto? O tal ves ¿Otro sueño?

Al abrirlos de nuevo, el niño seguía allí, mirándola con los mismos ojos que ella conocía de tantas horas de manga y anime. Estaba en el cuerpo de Obito, no cabía duda.

–¿Cómo es posible? –, se preguntó, sintiendo cómo el pánico comenzaba a invadir.

Cada detalle que la rodeaba era demasiado auténtico, demasiado vívido para ser un sueño. La humedad en el aire, el crujido de las maderas viejas bajo sus pies, el leve zumbido del viento fuera de la ventana. Todo era real.

De repente, una serie de recuerdos inundaron su mente, recuerdos que no eran suyos.

Entrenamientos con su equipo, momentos de diversión y frustración junto a Kakashi y Rin, la mirada severa de su sensei, Minato. Eran los recuerdos de Obito, mezclándose con los suyos propios, difuminando las líneas entre quién era realmente.

–Estoy en el mundo de Naruto–, pensó Lily, asustada y a la vez asombrada. Era lo que siempre había soñado… ¿no?

Vivir en un mundo de ninjas, en un lugar donde la magia y el poder fluían por el aire. Pero ahora que estaba aquí, lo que sentía no era emoción, sino una mezcla de desconcierto, terror y… responsabilidad.

Su deseo había sido concedido pero ahora que lo pensaba mejor ¿Realmente sería tan increíble como imaginaba?

¿Qué se suponía que debía hacer? Sabía lo que pasaría con Obito en el futuro, sabía su destino trágico, la oscuridad que lo devoraría. ¿Tenía que seguir ese mismo camino? ¿Podía cambiarlo? Y más importante aún, ¿cómo había llegado aquí?

Miró alrededor de la habitación, su mente trabajando frenéticamente para asimilar la situación. Se sentía perdida, sin una guía clara sobre qué hacer. El peso de la situación la aplastaba, la enormidad de la historia que ahora era su realidad la asfixiaba.

Lily, o mejor dicho, Obito, se dejó caer en el futon, las manos temblando le. El universo había escuchado su deseo de escapar de la realidad, pero el precio de ello era demasiado alto.

Quería volver, regresar a su vida normal, incluso si eso significaba enfrentar la monotonía. Estaba asustada, abrumada, pero una pequeña parte de ella, muy en el fondo, susurraba que tal vez, solo tal vez, esto era una oportunidad. Un desafío.

Pero primero, necesitaba respirar.

Respirar, analizar y actuar

Sin embargo estaba demasiado asustada como para sí quiera pensar correctamente

Fue apenas un susurro que nadie escucharía

–Solo...quiero ir a casa –




Reencarne en Óbito UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora