Capítulo 7

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Un mes después de aquella cita, y quackity se sentía en las nubes

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Un mes después de aquella cita, y quackity se sentía en las nubes. Había tenido unas cuantas citas más con el alfa, a veces se llegaba a quedar en su casa, incluso dormía en la misma cama que él y se despertaba a su lado.

Si pudiera flotar de la felicidad ya estaría en la luna. Todos en la guardería sabían que él estaba saliendo con el papá de Ramón y se alegraban por él y por el pequeño.

Más bien, estaban orgullosos de él, pues se había encariñado mucho con el pequeño y lo amaba como propio. No muchos omegas podían hacer eso, la mayoría querían pequeños propios, no de otro omega.

Pero quizás se debió a que Ramón no tenía ningún aroma de omega y estaba necesitado. Él también lo estaba, lo que más quería era tener cachorros y un alfa. Ser amado y amar.

No sabe si fue un ángel quien escucho su deseo y envió a dos personas para que fuese cumplido. Un alfa necesitando ayuda y amor, y un pequeño que requiere de atención y cuidados.

Quackity estaba más que dispuesto a dárselos, tenía mucho amor para los dos. Su Spreen era un alfa atento, quizás aprendió eso por tener que hacerse cargo de un pequeño él solo, pues los cachorros necesitaban de mucha atención.

Le gustaba mucho eso. Le encantaba ver su celular y encontrar pequeños mensajes de Spreen, le respondía cuando podía, pues tampoco descuidaba a los cachorros, antes muerto que eso.

El azcabeche quería dar otro paso, mudarse con el alfa, así podría estar a tiempo completo con la pequeño Ramón , pero no sabía si era muy pronto para hacer algo como eso. Podría ser un intruso en el territorio del ojimorado, sin embargo, ya había estado varias veces en la casa del alfa, y en su cama, y este no mostro ningún signo de molestia.

Ansioso, nervioso e inseguro, esos eran sus defectos, tenía que lidiar constantemente con ellos, pero hacia lo mejor que podía para enfrentarlos, aún cuando las cosas parecían en su contra.

Siempre estaba allí con una sonrisa tratando de ver el lado positivo de las cosas. Nunca se arrepentiría de trabajar en esa guardería y estar a cargo del cachorro, menos de querer ser su madre.

En si el día en particular, estaba en su trabajo en la guardería, Ramón jugaba en el suelo con algunos peluches.

Eran las cuatro y media, los padres iban llegando poco a poco por los pequeños. Todo iba bien, hasta que vio llegar a un señor mayor, su cabello blanco y rizado, tenía los ojos grises. No le dio buena espina.

Buenas tardes, señor, ¿puedo ayudarle en algo?- pregunto cortésmente, tratando de impedir que entrara en el salón a su cuidado. No sabía quién era, no podía dejarlo entrar con los cachorros.

Vengo por mi nieto - dijo con simpleza y trato de entrar al salón, pero quackity se atravesó.

¿Su nieto? Disculpe señor, pero nadie me a informado de que vendría, ni siquiera sé cual es su identidad. No puede entrar, si me da más detalles puedo ayudarle - lo único que quería era que se fuera, podía sentir la tensión en el aire, incluso algunos de los otros padres le miraban curiosos por la situación.

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