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Quackity tenía al pequeño Ramón sentado entre sus piernas; los demás cachorros lo rodeaban, dibujando sobre hojas de papel.-Bien, entonces, si mezclas el color rojo con el azul se vuelve morado, ¿sí viste? -Estaban pintando con sus pequeños dedos. La pintura no era tóxica para ellos, pero de todas formas vigilaba que no se metieran los dedos en la boca.
Ramón solo observaba con curiosidad a los demás cachorros. Nunca había estado rodeado de tantos, y le daba un poco de miedo, por eso no se apartaba de él.
De vez en cuando, Quackity acariciaba al pequeño para hacerle saber que no se había olvidado de él. Sonreía cuando lo escuchaba ronronear ante sus toques tranquilos.
-¡Profe, mire! -Richarlyson, de cinco años, mostró con orgullo su dibujo. Los había puesto a dibujar peras y él había hecho unas manzanas.
-¡Oh, qué lindo, Richar, se ven deliciosas! -Quackity sonrió con dulzura al ver cómo el pecho del pequeño se hinchaba con orgullo.
Miró al pequeño Bobby, quien estaba mirando su dibujo con una expresión insegura. Sonrió ante eso. Richarlyson y Bobby eran hermanos gemelos pero muy diferentes entre sí. Mientras uno era más directo y expresivo, el otro era un poco más tranquilo, al menos cuando no le daba la locura de correr por todos lados.
-Bobby, ¿me muestras tu dibujo? -preguntó, y vio cómo el pequeño saltaba en su puesto. Lo miró y luego su dibujo, y finalmente se lo mostró.
-¡Es tan bonito, es una deliciosa sandía!
Bobby se sonrojó un poco y le sonrió, más alegre y ahora mirando su dibujo con más orgullo. Los demás cachorros también le mostraron sus dibujos y, al final, cuando todos terminaron, los puso en un mural para que todos pudieran verlos.
-¡Es hora de la merienda y la siesta! -Eso era algo adorado por los pequeños, quienes corrieron hasta el baño para lavarse las manos.
Quackity puso al pequeño Ramón en su pecho. Tenía una cangurera para cachorros, así que se le hacía más fácil. El pequeño solo tenía su chupón en la boca y observaba cómo Quackity ayudaba a limpiar a los demás.
Luego fueron por sus loncheras y se sentaron a comer. Quackity calentó un poco el tetero de Ramón para dárselo. El niño lo recibió gustoso, como si ya estuviera acostumbrado a él. Esto le extrañó un poco, pero supuso que ya le habían enseñado para que pudiera venir a la guardería sin inconvenientes.
Al terminar de comer, varios cachorros empezaron a dormitar. Los acomodó en sus futones y los arropó. Bobby siempre era el último en dormirse, pero después de un pequeño cuento, lo hacía. Quackity tuvo que acostarse con Ramón en un futón, ya que el pequeño no quería apartarse de él y no tuvo más remedio.
-Al fin se quedó dormido -susurró al ver al pequeño dormir tranquilo junto a los demás cachorros. El aire acondicionado mantenía un ambiente fresco, así que no se preocupaba por el calor.
-¿El nuevo te ha dado problemas? -Quackity miró hacia la puerta del salón. Allí estaba Frank, el omega encargado de la guardería.
-Hmm, no. Estuvo tranquilo todo el día, casi no ha llorado -murmuró mientras se acercaba al mayor. Era mejor hablar lejos de los pequeños para no molestarlos.
-Tienes algo que hace que los cachorros te adoren a la primera. Buhajeruk dijo que no le gustaban mucho los extraños y que podría dar problemas -Frank era mayor, bastante. Le gustaban mucho los cachorros, por eso había fundado el lugar.
Había tenido dos hijos, pero ya eran mayores e incluso tenía pareja.
-Lo sé. Esta mañana lloraba sin parar, pero se ha calmado bastante y ha tratado de llevarse bien con los demás pequeños -sonrió recordando cómo había intentado acercarse a Bobby, e incluso jugado un poco con él.
-Bien, tengo que irme, pero si sucede algo, avisa. Su padre viene a recogerlo a las cinco -dijo el mayor antes de darse la vuelta. Quackity solo asintió a sus palabras.
El omega volvió al salón para revisar a los pequeños y acomodar las cosas que estaban fuera de lugar. Debía aprovechar que estaban durmiendo para limpiar.
La tarde pasó entre juegos y juguetes. Trató de enseñarle a Ramón cómo sostener un crayón para que pudiera pintar. Fue algo difícil, pero era su primera vez haciendo algo así, así que lo dejó hacer tranquilamente.
Poco a poco los padres fueron llegando por los pequeños. La mayoría de ellos llegaba desde las cuatro. Acomodaba sus mochilas y se despedía de ellos con una sonrisa.
-¡Adiós, profe! -los gemelos se despidieron, y Quackity les sonrió con cariño. El padre omega de los pequeños se despidió con una sonrisa también.
El último en quedarse fue Ramón. Ya eran casi las cinco y faltaba poco para que su padre llegara. Al parecer lo extrañaba, ya que estaba un poco más inquieto.
-Pronto estará aquí, no te preocupes, pequeño -le dejó un beso en la frente y acarició su espalda con cuidado.
Estaba sentado en una cómoda mecedora que había en el salón y Ramón descansaba sobre su pecho, suspirando tranquilamente. Inconscientemente, dejó salir su aroma para envolver al pequeño, lo que hizo que Ramón se durmiera. Rió por el tierno aspecto de zombi que tenía.
Cuando escuchó pasos afuera, levantó la vista. En la puerta del lugar se detuvo un alfa. Esperaba más a la madre del pequeño, no a ese playboy de telenovela.
Era alto, su cabeza casi tocaba el umbral superior de la puerta. Tenía puesto un traje gris, su cabello era azabache y sus ojos morados y brillantes estaban cubiertos por unos lentes de sol. Ahora sabía de dónde había sacado el pequeño Ramón sus bellos ojos.
-Buenas tardes, señor Buhajeruk -saludó, agradeciendo que su voz no temblara. Se levantó de la silla y se acercó, aún con el cachorro recostado en su pecho.
-Sí, lo que sea, dámelo -era tosco al hablar, más bien diría grosero, pero lo ignoró por el momento.
La verdad le sorprendió la suavidad que usó para tomar al pequeño Ramón y ponerlo sobre su hombro. Estaba enternecido por eso. Sabía que los alfas eran muy protectores con sus cachorros, así que entendía un poco sus ansias por cargarlo cuando llegó.
-Aquí están sus cosas -buscó el pequeño bolso del cachorro para entregarlo. El alfa solo lo miraba y no decía nada, aunque parecía molesto. Su ceño fruncido le hacía pensar que algo estaba mal.
-¿Dio problemas? ¿Lloró mucho? -le sorprendió la pregunta, no esperaba que fuera a decir algo como eso.
-No, es muy tranquilo. Hoy aprendió a sostener un lápiz. Le aconsejaría que le dejara uno en casa también, así podría practicar más -no era algo muy relevante, pero le ayudaría a pintar mejor.
El azabache no respondió nada ante eso, solo asintió levemente, acomodó el bolso para que no le molestara y se dirigió a la salida.
-Lo traeré mañana también -fue lo último que escuchó antes de que el alfa desapareciera por completo.
Quackity caminó hacia atrás y cayó en la silla. Soltó un suspiro profundo, tratando de calmarse un poco. Su corazón estaba desbocado.
¡Era el jodido alfa más guapo que había visto en su vida!
El tonto de Quackity se reprendió a sí mismo. El alfa tenía un cachorro y, con su aspecto, tendría a varios omegas a sus pies y a uno calentando su cama.
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.No soy de argentina ni de México a si que perdóne si no me salen el acento.
Good night! Let them rest!
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¿𝕄𝕒𝕞𝕒 ?
RomancePorque quackity, siendo cuidador de cachorros de un jadir infantil, se encariña con el cachorro de uno de los padres que además le dice mamá. -adaptación de @/Zaorycast todos sus créditos correspondientes a la historia original -cambio de oraciones...