Capitulo 7

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Hace un año

Poppy

Los días previos a la presentación fueron un caos absoluto. Sabía que Ramón Timberlake no me daría tregua. Había algo en su manera de mirarme que me encendía, y no en el buen sentido. Esa arrogancia suya me sacaba de quicio. No podía soportar su insistencia en aferrarse a lo viejo, a lo caduco. Si íbamos a ganar esta lucha, sería con innovación, con una visión de futuro que él simplemente no podía entender.

El día de la presentación había llegado. Estaba sentada en la sala de juntas, repasando mis notas una y otra vez. No porque dudara de mi propuesta, sino porque quería asegurarme de que Ramón viera que su enfoque estaba condenado al fracaso. Estaba lista para destrozarlo.

Lo vi entrar con esa postura altiva, como si el mundo le perteneciera. Me saludó, y no pude evitar lanzar un comentario mordaz. Al fin y al cabo, sabía que con cada palabra podía empujarlo al borde.

Durante mi presentación, sus ojos me perforaban. Sentía su tensión, esa frustración creciente mientras hablaba. Sabía que estaba buscando cualquier grieta en mi argumento, pero yo había venido preparada para él. No obstante, cuando fue su turno, no perdió tiempo en intentar desmantelar mi propuesta. Su tono condescendiente, esa manera de cruzarse de brazos, todo en él me exasperaba. Quería gritarle que el mundo no giraba alrededor de sus malditas "tradiciones".

Cuando la reunión terminó, todavía sentía su presencia, como una sombra que no podía sacudirme. Decidimos dejar que un panel decidiera quién tenía la mejor propuesta, pero algo dentro de mí seguía ardiendo. Necesitaba una salida.

Esa noche, terminé en un club exclusivo. No era el tipo de lugar al que solía ir, pero después de un día como ese, necesitaba perderme entre la música y el caos. Las luces parpadeaban, los cuerpos se movían al ritmo de la música, y por un momento, logré dejar todo atrás. O eso creí.

Justo cuando pensaba que Ramón había quedado en esa sala de juntas, lo vi. De pie en la barra, su figura inconfundible, con esa maldita arrogancia que parecía seguirlo a todas partes. El destino no podía ser tan cruel. ¿Qué demonios hacía él aquí?

Nuestros ojos se encontraron, y por un segundo, el tiempo pareció detenerse. Había algo peligroso en su mirada, una chispa que hacía que mi pulso se acelerara. El odio que sentía por él se mezclaba con algo más, algo que no quería admitir ni a mí misma.

—¿Siguiéndome, Kendrick? —dijo, acercándose con una sonrisa que me hervía la sangre. Podía oler el sarcasmo desde donde estaba.

—No te creas tan importante, Timberlake —respondí, sin quitarle los ojos de encima. No iba a dejar que me intimidara, no aquí.

Él dio un paso más cerca, casi invadiendo mi espacio personal. Sentí su calor, el leve aroma de su colonia, y odié lo que provocaba en mí.

—No importa cuánto lo intentes, Poppy, siempre estaré un paso adelante —murmuró, su voz baja pero cargada de provocación.

Lo miré con furia. —No te atrevas a subestimarme. Sabes que tengo razón, y eso te quema por dentro.

La música retumbaba a nuestro alrededor, pero todo lo que podía oír era el sonido de mi propio pulso y sus palabras resonando en mi cabeza. Había odio en el aire, sí, pero también había algo más, algo más profundo que ni él ni yo estábamos dispuestos a reconocer. Un fuego que nos consumía, que nos empujaba a pelearnos cada vez con más intensidad.

Antes de que pudiera responderle, alguien lo llamó desde el otro lado del club. Se apartó, pero no sin antes lanzarme una última mirada cargada de desafío.

Me quedé ahí, viéndolo alejarse, sabiendo que esta batalla estaba lejos de terminar. Ramón Timberlake no era solo un competidor en los negocios, era una maldita espina que no podía quitarme. Y lo peor de todo es que, de alguna manera retorcida, parte de mí disfrutaba de esa pelea. Me encendía, me desafiaba, y eso lo hacía aún más peligroso.

La guerra entre nosotros estaba en pleno apogeo. Pero ahora, no solo se trataba de quién ganaría el contrato. Había algo mucho más profundo en juego, algo que ni él ni yo estábamos listos para aceptar.

"Un Dia Soñe"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora